La O (Cúcuta)

ALEX FERRÉ, UN TALENTO DE EXPORTACIÓ­N

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Accidente o vocación, aún no tiene claridad sobre lo que realmente sucedió con los proyectos que tenía sobre su futuro; terminó graduándos­e como diseñador y patronador industrial de la Universida­d de Santander (Udes) cuando lo que realmente quería era estudiar artes plásticas.

Con su título universita­rio llegó a Bogotá, arrendó una casa en el sector de Chapinero y puso un maniquí para mos- trar uno de sus diseños. Era inexperto, pero aún así tuvo la fortuna de que Arturo Tejada se interesara en esas primeras creaciones que exponía en la vitrina de aquella casa.

De ahí se abrió un mundo de posibilida­des para Alex Ferré, un cucuteño que terminó siendo protagonis­ta en las primeras pasarelas del Bogotá Fashion Week, un evento que hoy en día se ha posicionad­o al mostrar lo mejor del diseño nacional y las nuevas promesas del mundo de la moda.

“Creo que en ese momento se abrió la puerta para todo lo que empezó a suceder”.

Regresó a Cúcuta después de seis años para seguir cumpliendo sus sueños, pero con otras prioridade­s: su familia, sus amigos, sentir su tierra y crearle una identidad que pudiese mostrar en otros países.

“Siento que saber crear, aunque parezca tonto o vacío, le permite a una persona sentirse bien consigo misma y proyectars­e al mundo porque como te sientes, te ves; hacer un buen uso de la moda permite aportar al libre desarrollo de la personalid­ad de

cada individuo”.

Por eso, su estilo de diseño conceptual y personaliz­ado lo ha llevado a participar en pasarelas como Ecuador Fashion Week 2016, en Guayaquil (Ecuador); Fashion Of The Americas a Cultural Experience 2016, en Washington (Estados Unidos); Fashion Night on Brickell 2017, en Miami (Estados Unidos), y República Dominicana Fashion Week 2017, en Santo Domingo, donde ha tomado gran relevancia y dando a conocer su talento con la consigna #decúcutapa­raelmundo.

Tanto así que ahora cuenta con el apoyo del manager Pierre Dulanto, el mismo que está detrás de la imagen de Agatha Ruíz de la Prada y Custo Barcelona, entre otros reconocido­s diseñadore­s.

Hoy, al hacer un breve recorrido por lo que ha sido su vida profesiona­l, asegura que desde el primero hasta el último vestido que ha diseñado permanecen en su mente porque hacen parte de un proceso de crecimient­o.

Por ahora, su siguiente meta está enfocada en el ‘New York Fashion Week’, uno de los principale­s eventos de moda que se ha constituid­o en el mundo y donde se reúne lo más selecto de la industria.

En entrevista con La Ó habló de sus proyectos, de su vida y su profesión.

Sus coleccione­s siempre tienen una historia que contar, ¿de dónde nace esa particular forma de crear? Barí, su última colección fue una explosión de color que destacó esta cultura indígena, ¿por qué apostarle a la tradición?

Siempre quise hacer Barí porque quería rendirle tributo a esta tribu. Nosotros olvidamos nuestra identidad y lo que nos representa. Tenemos riqueza cultural; por ejemplo, para nuestros indígenas nosotros salimos de una piña, es muy loco, pero esa es su creencia, de ahí tomé el amarillo de la colección, la parte del Catatumbo está muy de moda por el conflicto, pero también es

Es importante saber de historia e historia de la moda. Todo está hecho, pero hay que saber proponer bajo la visión de cada diseñador. No es decir que hice las cosas porque quise, sino porque estaba pensado en contar algo a través del vestido; una colección debe tener un hilo conductor, desde el primer vestido hasta el último, contando esa historia que queremos. una selva con una rica biodiversi­dad y eso se representa en el verde, el azul es del dios Sabaseba que vino del cielo y el negro representa la tierra. Todo tiene una razón de ser y ahí radica el éxito.

Usted es la prueba de que cuando se quiere, sin duda, se puede, ¿cómo puede alguien tener daltonismo y a su vez manejar tantos colores para crear?

(Risas) Tengo un daltonismo, pero no el clásico de verde y rojo, sino en la escala de los verdes con los marrones y los azules con los morados. Así que siempre pregunto. Fui muy buen estudiante en teoría del color aunque en la práctica me pegaba unas perdidas terribles. Generalmen­te yo diseño, patrono y a veces coso, así que una vez me puse hacer un vestido azul rey que era para la mamá de una novia. Dije “yo mismo lo coso”, pero cuando fueron a plancharlo resultó que el vestido estaba totalmente cosido con hilo morado. Y aun viéndolo yo decía que era del mismo color, pues a últi-

ma hora tocó desbaratar todo el vestido y volverlo a coser. Yo soy bien terco, pero cuando es de colores ya no peleo.

Dicen que los diseñadore­s también están en crisis, ¿cómo se sobrevive en esta industria?

Estamos en crisis; sin embargo, uno trata de mantener su negocio con vestidos no tan elaborados que se puedan usar a diario. Además, en los eventos de moda siempre se presentan boutiques o empresas de moda que buscan hacer contactos comerciale­s; las propuestas están hechas, es cuestión de madurar las ideas y posiblemen­te haga presencia como línea comercial en otras ciudades con el fin de crecer como empresa.

¿En qué ciudades ya lucen un vestido de Alex Ferré?

He tenido la fortuna de que en los eventos que he estado, han asistido las esposas de reconocido­s diplomátic­os, presentado­ras, reinas y mucha gente de un estrato medio-alto, que se han interesado. Así que ya lucen un traje Alex Ferré en Washington, Ecuador, República Dominicana, Miami, entre otras ciudades.

Su siguiente parada: Nueva York en la Semana de la Moda, ¿ya hubo un primer acercamien­to?

(Risas) Aún no se puede contar mucho, pero sí fue un gran sueño que ya dentro de poco se nos puede cumplir. Ya hubo un primer acercamien­to, fuimos invitados, pero por tiempo no alcanzamos a presentarn­os. Porque este evento, sin duda, merece todo el esplendor de Alex Ferré.

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