Soy colombiana, a diferencia de lo que todo mundo piensa
Nacida en Guayaquil (Ecuador), ¿qué decir a quienes critican su interpretación por considerar que una extranjera no debía ser Patricia Teherán?
Soy colombiana, a diferencia de lo que todo mundo piensa; mis padres son de aquí: tengo raíces santandereanas y boyacenses. Tenía tres años sin venir, pero estoy muy feliz de estar nuevamente aquí porque fue en Colombia donde pude consolidar finalmente mi carrera.
¿Qué significado tiene revivir a Patricia Teherán?
Significa una responsabilidad muy grande. Esa vieja era una tesa porque rompió con tantos esquemas. Fue una mujer adelantada en todos los sentidos, de mente abierta y que hablaba de la libertad, de no centrarse en un papel, de no quedarse en un matrimonio miserable para siempre. Ella empezó a contar historias de ese tipo y por eso tuvo tanto éxito.
La revive también para su hijo, Alexander Teherán, quien no la conoció, ¿cómo es esa relación detrás de cámaras?
Es la cosa más loca sobre la faz de la tierra. Él obviamente no puede aportar detalles de la vida de su madre, pero es bonito tener su energía, es lindo poder contar con su hijo que es finalmente el amor de su vida, su centro. Eso energéticamente ayuda.
¿Cómo ha sido interpretar a una mujer en una época en que aún predominaba el tema del machismo?
En este caso el tema del género tenía que ver con lo que la sociedad esperaba de la mujer; por eso, esa valentía de Patricia Teherán tomó tanta relevancia, porque en esa época todo se daba para que la mujer estuviera en la casa o limpiando baños. Predominaba el miedo del ‘qué dirán’.
¿Llegó a tener miedo de ese ‘qué dirán’?
Realmente siento que he logrado superar eso. Tal vez en la adolescencia uno estaba pendiente del qué dirán, pero llegó un momento en el que dije: ‘voy a hacer lo que se me dé la gana con mi vida’, menos mal el apoyo de mi familia siempre lo he tenido.
¿En qué momento siente que rompió con los paradigmas sociales?
De pronto cuando quise desviar mi camino con el arte sabiendo que es una carrera complicada, y que muchas veces no lo asocian como algo serio. Siento que rompo muchos paradigmas del entorno que me rodea sobre temas como que la monogamia no existe o el hecho de que la mujer sea independiente.
Lejos de las cámaras, ¿cómo le va con el vallenato?
Siento que mi voz está diseñada para el folclor; siempre lo he sentido. Cuando hay un proyecto personal busco que sea folclórico. Ojalá aprovechando esto pueda hacer un vallenato, pero comunicándolo de otra manera con vainas que entren a públicos más jóvenes, algo más moderno.
¿En el amor también le ha ido mal?
No ha sido tan difícil el amor. Mi papá me crió como si fuera un hombre porque mientras las niñas hacían ballet yo hacía karate; me enseñó a tener el corazón como una roca, me decía ‘no se enamore’, ‘no muestre nada’, así que he sido muy prevenida y en ese sentido me han lastimado menos.