La Opinión

Otro impulso económico

- RUDOLF HOMMES COLUMNISTA

Un interlocut­or muy versado en finanzas públicas que leyó el borrador de mi artículo que publica hoy El Tiempo escribió para hacerme caer en cuenta que el mayor impulso a la inversión pública provendrá este año y el próximo de la inversión de los municipios y departamen­tos. El papel que juegan las entidades territoria­les en la distribuci­ón del gasto público pasa inadvertid­o generalmen­te, y su contribuci­ón a la inversión pública es muy significat­iva. Este año puede hasta tener mayor impacto sobre el crecimient­o y la actividad económica que el plan de impulso a la economía del gobierno central.

A esto se refiere el comentario que envió mi interlocut­or, que transcribo a continuaci­ón con alguna intervenci­ón editorial: “En el Plan Colombia Repunta no se consideró el gran potencial de inversión que tienen las entidades territoria­les en esta vigencia debido a que estas entidades cuentan con una caja muy grande a causa de la pésima ejecución del gasto en 2016, sobre la cual hay toda suerte de disculpas (haciendo la salvedad que usted hace frente a la sobretasa a la gasolina).” A este rezago, según él, se le suma “todo el presupuest­o de regalías más el rezago en la ejecución de los proyectos que debieron haber sido financiado con regalías de años anteriores que fueron desaprobad­os”.

No sabe mi interlocut­or por qué el Ministerio de Hacienda no quiere mencionar esta situación, “pues el impulso fiscal vendrá en este año y en los próximos de los mayores recursos de las entidades territoria­les, dado que el gobierno nacional no tiene mucho margen de maniobra. A ello hay que adicionarl­e el hecho de que con la reforma tributaria se va a elevar el promedio móvil para calcular el Sistema General de Participac­iones y les van a transferir muchos más recursos a estas entidades” territoria­les. Añade que si no se aprovecha esa oportunida­d para que los gobiernos locales asuman parte del gasto que tendría que hacer el gobierno central, una parte de estos mayores recursos de las entidades territoria­les se van a esfumar en “más salarios y despilfarr­o”.

Es una oportunida­d que no se debe dejar pasar de acomodar gasto a nivel local y desahogar un poco al gobierno central. Mi correspons­al se muestra escéptico sobre lo que van a concluir los miembros de la comisión que se ha nombrado para recomendar formas de recortar el gasto público. Dice que san a proponer “lo de siempre: Una reforma pensional, reducción de gastos generales, etc. Y en algunos casos van a decir que hay que aumentar el gasto”, cuando habría que aprovechar la holgura financiera de los gobiernos locales para que cumplan sus obligacion­es de provisión de agua potable y acojan parte del gasto social.

Es notorio el poco esfuerzo que ellos han hecho para asumir responsabi­lidades de gasto social que les correspond­en, como fue la intención original consignada en la Constituci­ón de 1991. Tiene mucho sentido hacer notar que la descentral­ización de los recursos de regalías para financiar investigac­ión científica ha sido una equivocaci­ón porque los departamen­tos no están preparados y no se previeron mecanismos para evitar malas decisiones (ver columna de Moisés Wasserman en El Tiempo el jueves pasado).

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