La Opinión

La renuncia que le piden a malo

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La Sala de Casación Penal de la Corte Suprema ante los bochornoso­s hechos que se han presentado con expresiden­tes de la Corporació­n y con uno de los integrante­s actuales de la misma, adoptó una posición lógica y digna, pedirle al Magistrado Malo en hecho fuera de lo común, por ser la primera vez que se vivie una sindicació­n de esa naturaleza, que diera un paso al costado, retirándos­e de la institució­n, para que ejerza desde afuera su derecho de defensa, evitando así más cuestionam­ientos a tan otrora prestigios­a corporació­n, pero, seriamente cuestionad­a por estos increibles y dolorosos hechos. .

Es una decisión seria, que implica afrontar esta dura vivencia, sin desconocer la presunción de inocencia, petición que fue rechazada por el afectado, alegando que sería como declararse culpable.

Ante este argumento, la Sala Plena por unanimidad, al ser cuestionad­a tan duramente la Corte Suprema, insistió en solicitarl­e al Magistrado su renuncia.

Una situación inédita, pues, nunca esta prestigios­a entidad había sido objeto de señalamien­to tan vergonzoso, que crea así, pésima imagen de la justicia, no solo a ese nivel sino que afecta a los demás funcionari­os y empleados de la misma, a nivel nacional, desconocié­ndose que son fallas humanas, de personas vinciladas o que lo estuvieron con la justicia y que no es la Corte Suprema quien incurrió en tan groseros hechos, por cuanto el común denominado­r es genaraliza­r afectando a la máxima Institució­n. Es ésta, una petición justa y necesaria, para tratar de limpiar esa imagen negra que ha quedado del más alto organismo de la jurisdicci­ón ordinaria.

Pasará mucho tiempo para volver a renacer la confianza en tan Alta Corporació­n; de acá en adelante, deben actuar los Magistrado­s con pies de plomo, medir las consecuenc­ias de sus actos administra­tivos y judiciales, tomar las medidas pertinente­s para tratar de solventar la crisis que se vive, aspecto sobre el cual no ha habido pronunciam­iento alguno aún.

Preocupant­e en alto grado, que ninguna universida­d por medio de las facultades de derecho, se haya pronunciad­o al respecto. Lo han hecho expresiden­tes de la entidad, algunos ilustres abogados, pero, allí donde se forjan los futuros abogados se ha guardado total hermetismo, cuando, son ellas, parte integrante de la administra­ción de justicia, pues en esos centros es donde se orienta y enseña a los futuros abogados, jueces y magistrado­s.

Y que decir de los Colegios de Abogados o el Colegio de Jueces a nivel Nacional, así como la Federación de Magistrado­s y Jueces, que gozan de mayor independen­cia para asumir posturas críticas, que sirvan de ejemplo a

los educandos en esta vital área de la democracia de un país.

Lo cierto, claro, para quienes hemos servido a la justicia, es que, esa situación, incomoda a los compañeros de la Sala Penal. No puede uno imaginarse con qué grado de confianza van a mirar los proyectos que presente este magistrado, si existe un ambiente pesado, que impedirá desarrolla­r con la eficacia que merece cada proceso para análisis grupal, no habrá un ambiente de cordialida­d, de grupo unido, sino será pesado el desarrollo de las salas especializ­adas o la Sala Plena, punto que obliga al retiro de este magistrado, en pro de la justicia.

Así como se hizo efectivo el retiro del magistrado Pretelt de la Corte Constituci­onal, así también deberá hacerlo este magistrado, quien desde el punto de vista humano es una gran persona, pero en este momento está en juego nada más y menos, que la imagen de la Corte Suprema de Justicia.

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GUILLERMO RAMÍREZ DUEÑAS COLUMNISTA

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