Sector palmicultor se vería afectado por paro en Tibú
La producción de palma no para. Al contrario, empieza a sobremadurarse y, por eso, los recientes acontecimientos de orden público en el Catatumbo pueden representar incalculables pérdidas para el sector que se concentra especialmente en esta zona de Norte de Santander.
Rodrigo Lara, representante de los palmicultores en el departamento, manifestó que una semana en la que no se transporte el producto, representa al rededor de $4.000 millones en pérdidas.
Además, se estima que en Tibú 6.000 personas viven directamentamente del cultivo de palma, lo que equivaldría a unas 36.000, contanto los hogares promedio.
La situación coincidió con la visita del presidente de la Federación Nacional de Cultivadores de Palma de Aceite (Fedepalma), Jens Mesa Dishington, quien se reunió ayer con los productores nortesantandereanos, en Cúcuta, para tratar los principales temas del gremio.
Durante el encuentro, Mesa lamentó las amenazas de paro armado que “tiene muy intraquila a la población del Catatumbo y que ha entorpecido el normal desarrollo de las actividades en esa región”.
“Hacemos un llamado al Gobierno Nacional para que le preste atención a eso y que logremos que la tranquilidad regrese a esa importante región del país”, expresó.
En cuanto a la producción de palma, dijo que el Catatumbo ha sido muy beneficiado y ha hecho que tenga una dinámica de cultivos lícitos muy positiva.
“Para la población realmente ha sido motivo de esperanza y alivio frente la sustitución de cultivos ilícitos de coca”.
Sin embargo, aseguró que para trabajar en una agroindustria como esta se necesitan condiciones de entorno donde el Gobierno Nacional ayude a que los productores que quieran trabajar y desarrollar su actividad puedan hacerlo.
Según cifras del gremio, el área de palma en el catatumbo supera las 25.000 hectáreas cultivadas.
Ante la política del gobierno para las Zonas Más afectadas por el Conflicto (Zomac), Mesa dijo que no aplican para el sector pues la palma es un cultivo a largo plazo, que se ve reflejado después del octavo año.