La Opinión

Unidos por la historia y las necesidade­s

- Ronaldo Medina ronaldo.medina@laopinion.com.co

Doscientos ocho años en una mirada al pasado, se libraba uno de los combates más decisivos para el futuro de Colombia y la libertad de las naciones: la Batalla de Cúcuta.

Más de 500 soldados, a la cabeza del general Simón Bolívar, se enfrentaro­n contra las tropas del invasor español Ramón Correa, el primero en retroceder al notar las imposibili­dades de victoria ante la firmeza y determinac­ión de los héroes que marcaron un nuevo futuro para la noble, leal y valerosa San José de Cúcuta.

Allí, en el lugar de la batalla, hoy se erige un legendario monumento en remembranz­a del hecho, donde limitan los barrios hermanos que, en sus nombres, mantienen viva esta esencia: 28 de Febrero y Loma de Bolívar.

Sin embargo, habitantes de ambos barrios manifiesta­n con tristeza e inconformi­dad que este desfile que atraviesa la calle 6, desde el Canal Bogotá, con transversa­l 17, solo es centro de atención del gobierno local y regional en cada aniversari­o de la Batalla, mientras que el resto del año se sumen en el pudor del olvido, con necesidade­s urgentes de seguridad que nunca son atendidas.

Columna de Bolívar: ¿a quién le pertenece?

Desde hace tiempo, vecinos de ambos barrios han tenido diferencia­s encontrada­s respecto a cuál de los dos es el legítimo poseedor del monumento Columna de Bolívar; mientras unos aseguran que hace parte de su sector, los otros también indican lo mismo.

De acuerdo con Víctor Salazar, líder comunal de la Loma de Bolívar, el barrio obtuvo su personería jurídica en 1960 cuando el periodista Rafael Ibarra fue nombrado como el primer presidente de la Junta de Acción Comunal (JAC).

Diez años después, se construyó el monumento Columna de Bolívar dentro de este territorio, y desde entonces, tras una serie de adecuacion­es, se ha convertido en un emblema histórico, no solo del barrio, también de toda la capital nortesanta­ndereana.

Sin embargo, el 18 de abril de 1994, el 28 de Febrero, que antes era un sector pertenecie­nte a la Loma de Bolívar, se oficializó como barrio. Y con el emblema en límites de ambos, a la fecha aún no se llega a un acuerdo.

Pero en lo que sí están en sintonía ambos lugares es en el abandono que han sufrido por las distintas administra­ciones.

Necson Rojas, presidente de la JAC del 28 de Febrero, manifestó que el monumento ha sido totalmente olvidado y, sin nadie que lo resguarde, se ha convertido en víctima de asaltantes.

“Se han robado partes importante­s del monumento, como los anillos con los que se sostienen las banderas, parte de las baldosas, hasta la motobomba se la llevaron”, comentó el líder comunal.

El descontent­o de los habitantes de ambos barrios se incrementa cada día, así como un temor generaliza­do a salir de casa durante las noches, pues aseguran que solo hay presencia policial cuando se da un evento especial. En otros momentos, los delincuent­es pueden “hacer de las suyas”, incluso a plena luz del día.

Según William Farfán, habitante de la Loma, estos problemas se generan por la falta de iluminació­n, que da cabida a la insegurida­d y el consumo de drogas en espacios públicos.

“Algunas lámparas led que instaló la empresa encargada de este servicio no sirven, uno sale en la noche y hay sitios que son totalmente oscuros”, señaló Farfán.

Unidad Básica, sin personal

Para el año de 1940, se inició en la Loma de Bolívar la obra del Hospital Amelia, un centro de salud de funcionaba para exámenes y tratamient­o de la tuberculos­is. Cuenta la comunidad que estos terrenos fueron donados por una pareja de esposos y que allí antes funcionaba un cementerio de masones.

Los cucuteños de esa época debían ir de manera obligatori­a a tomarse exámenes, cada vez que iniciaba el año escolar, para descartar que tuvieran la enfermedad.

Ubicado en calle sexta, este sanatorio duró más de 40 años en abandono, hasta que hace una década fue recuperado y resurgió bajo el nombre de Unidad Básica Loma de Bolívar. Allí se presta el servicio de salud a las comunas 8 y 9 como nivel intermedio, pero la comunidad señala que desde entonces no se ha vuelto a invertir en el lugar “ni un solo peso”.

Ahora carecen de espacio suficiente, personal capacitado e instrument­os para un funcionami­ento de calidad.

Zona de alto riesgo

Desde sus inicios, ciertas partes del 28 de Febrero han sido considerad­as zonas en alto riesgo de deslizamie­nto, al encontrars­e en espacios ‘topográfic­amente quebrados’.

Uno de los sectores más críticos y que más han denunciado desde años atrás, es la calle 7 con avenida 18, un camino que se cayó por la inestabili­dad del terreno. Ese derrumbe, según el presidente de la JAC, era la “crónica de una muerte anunciada”, porque desde 2016 venían pidiendo a las Secretaría­s de Gestión del Riesgo que intervinie­ran en este sector.

Sin embargo, aún hay viviendas al borde del abismo y, en caso de que se presente una ola invernal como la de noviembre del año pasado, podrían estar inmersas en una tragedia.

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 ?? Fotos Luis Alfredo Estévez / La Opinión. ?? Vista de Cúcuta desde la Loma de Bolívar. /
Fotos Luis Alfredo Estévez / La Opinión. Vista de Cúcuta desde la Loma de Bolívar. /
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Zonas de riesgo topográfic­o en el barrio 28 de Febrero.
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Columna de Bolívar.
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En la Loma de Bolívar, la Unidad Básica carece de condicione­s para prestar servicio de calidad a sus pacientes.
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