La Opinión - Imágenes

La rebeldía de Bertolt Bretch

Eugen Berthold (Bertolt) Friedrich Brecht (Augsburgo, 10 de febrero de 1898-Berlín Este, 14 de agosto de 1956), dramaturgo y poeta alemán, uno de los más influyente­s del siglo XX, creador del teatro épico o dialéctico. Era un rebelde que jugaba al ajedrez

-

Cuatro canciones de amor Cuando, más tarde, me alejé de ti al hoy enorme vi, cuando empecé a ver, gente alegre y cabal. Y desde aquella hora tardía, tú sabes de cuál hablo, tengo una boca más hermosa y unas piernas más ágiles. Más verde hay desde entonces en árbol, ramo y prado y es el agua más fresca cuando me la echo encima. II Cuando me haces pasármelo tan bien, a veces pienso: si me muriera ahora habría sido feliz hasta el final. Cuando tú seas vieja y me recuerdes piénsame como hoy y tendrás un amor que siga siendo joven. Siete rosas tiene el ramo, seis se lleva el viento, una queda para que me la encuentre yo. Siete veces te llamé, seis no respondist­e, a la séptima promete que me dirás algo. Mi amada me dio una rama con hojas amarillas. Se está acabando el año y comienza el amor. Pero en la fría noche Pero ya sólo el hielo, en la fría noche, agrupaba los cuerpos blanquecin­os en el bosque de alisos. Semi despiertos, escuchaban de noche, no susurros de amor sino, aislados y pálidos, el aullar de los perros helados. Ella se apartó por la noche el pelo de la frente, y se esforzó por sonreír, él miró, respirando hondo, mudo, hacia el deslucido cielo. Y por las noches miraban al suelo cuando sobre ellos infinitos pájaros de gran tamaño en bandadas procedente­s del Sur se arremolina­ban, excitado bullicio. Sobre ellos cayó una lluvia negra. La cuerda cortada La cuerda cortada puede volver a anudarse, vuelve a aguantar, pero está cortada. Quizá volvamos a tropezar, pero allí donde me abandonast­e no volverás a encontrarm­e. Preguntas ¡Escríbeme qué llevas puesto! ¿Es cálido? ¡Escríbeme en qué duermes! ¿Es también blando? ¡Escríbeme qué aspecto tienes! ¿Sigue siendo el mismo? ¡Escríbeme qué echas de menos! ¿Mi brazo? ¡Escríbeme cómo te va! ¿Te respetan? ¡Escríbeme qué andan haciendo! ¿Tienes bastante valor? ¡Escríbeme qué haces tú! ¿Sigue siendo bueno? ¡Escríbeme en qué piensas! ¿En mí? ¡La verdad es que sólo tengo preguntas para ti! ¡Y espero con ansiedad la respuesta! Cuando tú estás cansada, nada puedo llevarte. Si pasas hambre, no puedo darte de comer. Así que estoy como fuera del mundo, perdido, como si te hubiese olvidado La canción del no y el sí Hubo un tiempo en que creía, cuando aún era inocente, y lo fui hace tiempo igual que tú: quizás también me llegue uno a mí y entonces tengo que saber qué hacer. Y si tiene dinero y si es amable y su cuello está limpio también entre semana y si sabe lo que le correspond­e a una señora entonces diré «No». Hay que mantener la cabeza bien alta y quedarse como si no pasara nada. Seguro que la luna brilló toda la noche, seguro que la barca se desató de la orilla, pero nada más pudo suceder. Sí, no puede una tumbarse simplement­e, sí, hay que ser fría y sin corazón. Sí, tantas cosas podrían suceder, ay, la única respuesta posible: No. El primero que vino fue un hombre de Kent que era como un hombre debe ser. El segundo tenía tres barcos en el puerto y el tercero estaba loco por mí. Y al tener dinero y al ser amables y al llevar los cuellos limpios incluso entre semana y al saber lo que le correspond­e a una señora, les dije a todos: «No». Mantuve la cabeza bien alta y me quedé como si no pasara nada. Seguro que la luna brilló toda la noche, seguro que la barca se desató de la orilla, pero nada más pudo suceder. Sí, no puede una tumbarse simplement­e, sí, hay que ser fría y sin corazón. Sí, tantas cosas podrían suceder, ay, la única respuesta posible: No. Sin embargo un buen día, y era un día azul, llegó uno que no me rogó y colgó su sombrero en un clavo en mi cuarto y yo ya no sabía lo que hacía. Y aunque no tenía dinero y aunque no era amable ni su cuello estaba limpio ni siquiera el domingo ni sabía lo que le correspond­e a una señora, a él no le dije «No». No mantuve la cabeza bien alta y no me quedé como si no pasara nada. Ay, la luna brilló toda la noche, y la barca permaneció amarrada a la orilla, ¡y no pudo ser de otra forma! Sí, no hay más que tumbarse simplement­e, sí, no puede una permanecer fría ni carecer de corazón. Ay, tuvieron que pasar tantas cosas, sí, no pudo haber ningún No.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Colombia