La Opinión - Imágenes

La gala en el Teatro Metropoli Ópera de Nueva

- Sergio E. Urbina G.

Para conmemorar los cincuenta años (Bodas de oro) de funcionar en su nueva sede del Lincoln Center, el MET, como se llama a este teatro y compañía de ópera en esta ciudad, a la que tuve la oportunida­d de asistir, (boletas compradas desde Agosto del 2016) sus directores programaro­n una Gala de Lujo para el 7 de mayo del 2017 a las 6:00 de la tarde, con lo mejor del repertorio de obras resumidas (excerpts de óperas) presentada­s en escena a través de este largo tiempo, veintinuev­e óperas, invitando a su vez a los mejores intérprete­s del canto operístico, más de tres docenas, unos de larga trayectori­a, otros en plan de ascenso, pero en todo caso, todos estrellas del “bel canto”, bajo la conducción de tres connotados directores del momento, uno ya de despedida, nombrado músico director y director émerito, que acompañó a la compañía por más de cuatro décadas, hizo su debut en el nuevo teatro en el año de 1971, como es el Sr. James Levine, el segundo, muy brillante y joven, Yannick Nezet-Séguin, su reemplazo en propiedad a partir del año 2020, y el tercero, Marco Armiliato, con más de cuatrocien­tas direccione­s en el teatro. Es decir, todo un acontecimi­ento para el disfrute de una velada inolvidabl­e, de sus patrocinad­ores, de los apasionado­s seguidores, locales como de afuera, y para refrendar la palabra, ¡Que la ópera sí interesa! BREVE DESCRIPCIÓ­N DEL MET EN EL LINCOLN CENTER

Esta memorable institució­n, que ya funcionaba desde 1883 en la ciudad de Nueva York, con el nombre de Metropolit­an Opera House, en un edi cio de Broadway con calle 39, su primera casa, pasa a formar parte de un proyecto moderno de urbanizaci­ón en la ciudad en el año de 1953, localizado en Lincoln Square, y junto con el New York Philharmon­ic, las dos institucio­nes unen fuerza para su desarrollo, presididas por el Sr. John D. Rockefelle­r III, para supervisar la propuesta, y así, el Centro Lincoln para las Artes Escénicas, fue o cialmente incorporad­o en junio de 1956, como un eje de la cultura de la ciudad. La pieza central de este comafuera plejo, con la mayor área de construcci­ón asignada, fue para el Metropolit­an Opera House, anqueado por otros dos edi cios, uno dedicado a obras de ballet y danzas, y otro que es la sede de la Orquesta Filarmónic­a de Nueva York, se inaugura el 16 de septiembre de 1966 con una fastuosa gala, y la puesta en escena de la obra del compositor americano, Samuel Barber: “Antonio y Cleopatra”, con adaptación de libreto de Shakespear­e, la espectacul­ar producción de Franco Ze relli y en papeles estelares, Leontyne Price y Justino Díaz (barítono bajo, de origen puertorriq­ueño).

El edi cio*, que encierra al teatro, uno de los más grandes e importante­s en su género, fue diseñado con una arquitectu­ra de corte modernista, con tecnología de avanzada para esta clase de teatros, su exterior está revestido en travertino blanco, y la fachada del costado Este, lo adornan cinco arcos distintivo­s de concreto cubiertos por grandes vitrales con fachadas de bronce, elevándose, el edi cio, 33 metros por encima de la plaza., lo forman un total de 14 pisos, cinco de ellos, subterráne­os. Desplegado­s en el lobby, y visibles desde de la plaza, se encuentran los dos murales gigantesco­s creados para el espacio por el gran artista, Marc Chagall, el Triunfo de la música, y la Fuente de la música, algunas esculturas de artistas notables, y un mural con los retratos de importante­s intérprete­s de las obras de ópera presentada­s en el tiempo, como de algunos miembros de la compañía. Este lobby de varios pisos, lo domina una escalera en caracol de concreto y terrazo que conecta el nivel principal con los salones del nivel inferior y pisos superiores, y su pieza central es un arreglo de once candelabro­s de cristal que simulan constelaci­ones con lunas brillantes y satélites que dispersan luz en todas direccione­s. El auditorio, gigantesco, tiene forma de abanico, está decorado en color oro y borgoña, contiene 3794 asientos repujados en color rojo, cada uno con una pantalla de traducción a su lado, y espacio para 245 asistentes de pie, distribuid­os en seis niveles, con bellos balcones a su alrededor, y de su domo, cubierto de cuadrícula­s de laminilla doradas que le dan forma de pétalo, cuelgan veintiún candelabro­s, doce de ellos movidos por motor, que se elevan al

cielo raso, previo al inicio de las presentaci­ones, para no obstaculiz­ar la visión de los pisos superiores; las paredes son paneles de madera muy na, palo rosa, que le brindan una acústica especial y notable al conjunto. Cuenta con un amplio foso para la orquesta para dar cabida más de cien músicos, la cortina principal del escenario está bordada en oro de damasco, es también la más grande del mundo, y el complejo e inmenso escenario en ancho, alto y profundida­d, contiene todos los elementos para dar cabida al montaje de la ópera más grande que se proyecte, pudiéndose presentar hasta cuatro por semana. LA GALA DE LOS CINCUENTA AÑOS DEL MET

Quisieron los organizado­res de este magno evento, nombrar en la producción y set de diseño, al Sr. Julián Crouch, e iniciar la presentaci­ón, que abarcó las cinco horas, con una recreación proyectada, a la vez ingeniosa como deslumbran­te, de la obertura de la película “West Side Story” (famoso musical de Leonard Bernstein), donde se recrean imágenes de los edi cios vetustos y del área deprimida, donde el actual teatro se levanta, continuand­o la vespertina a través de más de 25 óperas diferentes, siendo la primera la recordada, “Antonio y Cleopatra”, que abrió la temporada el nuevo Met la noche del 16 de septiembre de 1966, revisitand­o unas del pasado, como, “Porgy y Bess”, gran premiere del Met la primera “Traviata” de Ze relli, el video de Marc Chagall sobre la instalació­n de los murales en el Met, y una selección musical de alrededor de 50 diferentes arias, duetos y coros. La lista de artistas ejecutores, incluyen a unos muy queridos, ya veteranos, como, Plácido Domingo, Renée Fleming y James Morris, otros en los pisos de sus carreras, como Anna Netrebko, Javier Camarena (que reemplaza por enfermedad, a Juan Diego Flórez), Joyce DiDonato y Elīna Garanča, y cantantes más jóvenes al borde de la grandeza, como, Vittorio Grigolo, Pretty Yende y Angela Meade. Además, la velada contó con las proyeccion­es, a manera de videoclips y videos, todos históricos, antiguos y recientes, como la del Presidente Eisenhower, con pala en mano, rompiendo el terreno en la construcci­ón del Lincoln Center en 1959, algunos trasfondos de los resplandec­ientes candelabro­s que penden del techo del teatro, una mirada encantador­a al pintor Marc Chagall, trabajando sobre los murales que adornan el frente de la nueva casa, las entrevista­s con el Maestro Levine, y con la recordada artista, Leontyne Price, recordando su actuación del año 1966 en su papel de Cleopatra, y la reciente, dos semanas antes con motivo de su 90 cumpleaños.

Siguiendo la acertada crítica sobre la Gala en el diario New York Times, del día 8 de mayo, ** se reseña, “que sobresalen varias actuacione­s: la del memorable tenor, Javier Camarena en su aria, “Ah! Mes Amis” de la ópera de Donizzetti, “La Fille du Régiment”, que no había sido cantada tan bien desde que Luciano Pavarotti la cantó temprano en los 70; la de la Sra. Pretty Yende (Bess) y Eric Owens (Porgy), unidos en un dueto cálido y sensible en la interpreta­ción de la obra de Gershwin, “Porgy y Bess”, la de la Sra. Netrebko, apasionada como Lady Macbeth en la obra de Verdi, y encantador­a en “un bel dí” de la obra de Puccini, Madama Butter y.

La segunda parte, memorable como la primera, inicia con el coro del Met, que en forma grandiosa y alegre canta la música para la entrada de los invitados al salón de los trovadores, de la obra “Tannhäuser” de Wagner, como proyeccion­es que muestran a los patrocinad­ores entrando al “viejo Met”, de Broadway, y al nuevo del Lincoln Center. Y la celebració­n termina con el Act II nal, de la opera “Aida”, de Verdi, donde se muestran los esplendoro­sos templos y soberbios palacios del antiguo Egipto, obra que ha sido favorita en el teatro, desde su premiere en 1988, con más de 240 representa­ciones. EPÍLOGO

Creo, sin equivocarm­e, que esta fastuosa Gala de Ópera del Met así descrita, y a la que pude asistir, observada con ojos de un simple a cionado a esta modalidad de género musical, reforzada con reseñas de expertos del tema del llamado bel canto, que ha seguido en la ciudad parte de este contenido operístico en representa­ciones de video semanales, más otros temas, tipo conciertos de orquestas famosas del mundo, solistas de piano y obras de ballet, en unión de otros buenos contertuli­os en el llamado, “Teatro Machicado”, sí valió la pena la asistencia y el viaje, porque fue una velada maravillos­a en el mejor teatro de ópera que existe en el mundo, donde pude ver a los artistas referidos atrás, de manera presencial y en vivo, además de poder observar y gozar de todo el glamour que los asistentes neoyorquin­os y de otros sitios mostraron en ella, luciendo las damas sus mejores atuendos, de vestido largo o de coctel, adornadas de sus mejores complement­os, joyas, peinados, abrigos y gracia, al igual que los hombres que lucían de traje completo, bufandas y gabanes algunos, otros en nos smokings, para su asistencia a la cena posterior a la Gala, todo en un ambiente multifacét­ico, multilingü­e y de mucha elegancia. Referencia­s:*Arquitectu­ra del Metropolit­an Opera House. Wikipedia, La encicloped­ia libre, Febrero de 2017. **Reseña de Anthony Tommasini, New York Times, mayo 8 de 2017.

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La Traviata de Verdi. La bohemia de Puccini.
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Metropolit­an de Nueva York.

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