La Opinión - Imágenes

‘Las ruinas circulares’: Cuento de Jorge Luis Borges (1940)

- Jorge Luis Borges

Un hombre llega a las ruinas de un antiguo templo circular. Tiene un solo objetivo: crear un ser humano a través del sueño e imponerlo a la realidad. Al principio el hombre sueña que está en el centro de un an teatro de estudiante­s a los cuales les dicta lecciones. Elige un alumno y, después de darle lecciones particular­es, se maravilla de las habilidade­s del joven. Sin embargo, un día el hombre se despierta y por muchas noches no puede dormir. Reconoce que su primer intento ha sido un fracaso y decide buscar otro método de trabajo. Después de un descanso y de observar varios ritos de puri cación y adoración a los dioses, el hombre se duerme y sueña con un corazón. Noches, días y años pasan y el hombre crea a su hijo, pedazo por pedazo; prestando atención a cada detalle. Finalmente, el joven está completo, pero no habla y no se incorpora; solo sueña. El hombre le ruega ayuda al dios del Fuego para darle vida a su hijo y esté consciente. El joven se despierta como un hombre de carne y hueso y es enviado a otro templo. Solo el soñador y el dios del Fuego saben que el hijo es una creación, un hombre soñado; no es un hombre real. Al pasar el tiempo, el soñador escucha de otros hombres que hay un hombre en otro templo que puede caminar por el fuego sin daño. El hombre sabe que este es su hijo y se preocupa de la posibilida­d que él se entere que no es un ser humano, sino una proyección de otro. Se acerca de repente un gran fuego al templo del soñador. El hombre acepta que ha llegado su momento de morir y camina hacia el fuego. Pasa por las llamas sin dañarse, y en ese momento comprende que él también es una proyección, un sueño de otro hombre.

PERSONAJES El soñador

El soñador llega a las ruinas lacerado por las cortaderas. No parece sentir dolor. Se despierta al día siguiente y ve, sin asombro, que sus heridas se han cicatrizad­o. Todo esto presta a la irrealidad del cuento y al hecho que el soñador no es un hombre común. Esto se con rma cuando se revela que el hombre puede dormir a voluntad y que puede crear otro hombre a través del sueño. Al n del cuento, el hombre, y el lector, descubren que el hombre puede caminar en el fuego sin hacerse daño.

El dios del Fuego

El personaje del dios del Fuego sugiere la teoría de Heráclito en la cual el fuego es el origen de todo. El “recinto circular”, donde ocurre el cuento, «tuvo alguna vez el color del fuego y ahora el de la ceniza. Ese redondel es un templo que devoraron los incendios antiguos, que la selva palúdica ha profanado y cuyo dios no recibe honor de los hombres» detalle que alude al dios de Fuego y al nal del cuento.

El soñado

Al principio el soñado figura como “el alumno”. Es “un muchacho taciturno, cetrino, díscolo a veces, de rasgos aislados que repetían los de su

soñador”. Luego, es descrito como «el mancebo», la «obra» del soñador, «el fantasma soñado» y nalmente «mi hijo».

TEMAS La filosofía idealista

La diferencia es que en Las ruinas circulares los pensamient­os, o el sueño, se mani estan no como objetos, sino como seres humanos.

En el ensayo “La encrucijad­a de Berkeley” Borges de ne la realidad “como esa imagen nuestra que surge en todos los espejos, simulacro que por nosotros existe, que con nosotros viene, gesticula y se va, pero en cuya busca basta ir para dar siempre con él”.

El regreso infinito

En Las ruinas circulares el soñador no es otra cosa que el sueño de otro soñador que también sueña. En e Aleph and Other Stories Borges dice que retoma el tema de regreso in nito de Las ruinas circulares en su poema Ajedrez de la colección El hacedor. Las piezas de ajedrez no saben que son guiadas por el jugador, como el jugador no sabe que es guiado por un dios y el dios no sabe cuáles otros dioses lo están guiando. Re riéndose a las piezas, el poema Ajedrez dice: “No saben que la mano señalada / del jugador gobierna su destino, / no saben que un rigor adamantino / sujeta su albedrío y su jornada”. Y “Dios mueve al jugador, y éste, la pieza. / ¿Qué dios detrás de Dios la trama empieza / de polvo y tiempo y sueño y agonías?”.

La noche 602

Según Alazraki, los temas de circularid­ad y de regreso in nito en “Las ruinas circulares” se pueden vincular a la noche 602 de Las mil y una noches. En Magias parciales del Quijote, Borges habla de su interpreta­ción de la noche 602 como una noche “mágica entre las noches”: “En esa noche, el rey oye de la boca de la reina su propia historia. Oye el principio de la historia, que abarca a todas las demás, y también--de monstruoso modo--, a sí misma. ¿Intuye claramente el lector la vasta posibilida­d de esa interpolac­ión, el curioso peligro? Que la reina persista y el inmóvil rey oirá para siempre la trunca historia de Las mil y una noches, ahora in nita y circular...” Vemos en este ejemplo también un tema favorito y recurrente de Borges: una duplicació­n interior, de un cuento dentro de otro cuento. Borges pregunta: “¿Por qué nos inquieta que el mapa esté incluido en el mapa y las mil y una noches en el libro de Las mil y una noches? ¿Por qué nos inquieta que don Quijote sea lector del Quijote, y Hamlet, espectador de Hamlet?” Según el crítico Shaw, el tema de circularid­ad funciona como símbolo de futilidad in nita y unanimidad universal.

La leyenda de Golem

Hay rasgos también en Las ruinas circulares del intenso interés de Borges en la Cábala y de la leyenda de Golem que forma parte de la tradición mística judía. Según el crítico Jaime Alazraki, Las ruinas circulares y el poema de Borges El Golem son una variación del mismo tema. En el prólogo a su colección de poemas El otro, el mismo, que incluye el poema El Golem, Borges dice: “En Lubbock, al borde del desierto, una alta muchacha me preguntó, si al escribir El Golem, yo no había ejecutado una variación de Las ruinas circulares; le respondí que había tenido que atravesar todo el continente para recibir esa relevación, que era verdadera”.

La filosofía budista

Alazraki informa que Las ruinas circulares también se puede relacionar a la creencia budista del mundo como un sueño de alguien o de nadie. En el ensayo Formas de una leyenda Borges nos dice que las religiones del Indostán, y en particular el budismo, “enseñan que el mundo es ilusorio”. Para explicar este concepto Borges sigue: “Minuciosa relación del juego (de un Buddha) quiere decir Lalitavist­ara, según Winternitz; un juego o un sueño es, para el Mahayanna, la vida del Buddha sobre la tierra, que es otro sueño”. La idea del mundo como un sueño se puede vincular también al lósofo alemán, muy admirado por Borges, Arthur Schopenhau­er, y sus teorías idealistas, sobre el budismo y la voluntad.

El creador y el creado

Según Shaw, en Las ruinas circulares Borges identi ca en esa duplicació­n circular la existencia de y la relación entre creador y creado. En el ensayo Magias parciales del Quijote Borges concluye: “Creo haber dado con la causa: tales inversione­s sugieren que si los caracteres de una cción pueden ser lectores o espectador­es, nosotros, sus lectores o espectador­es, podemos ser cticios”.

Everything and nothing continúa con el mismo tema. Al morir, Shakespear­e, quien ha creado y sido tantos hombres, busca su propia identidad y le dice a Dios: ‘Yo, que tantos hombres he sido en vano, quiero ser uno y yo.’ La voz de Dios le contestó desde un torbellino: ‘Yo tampoco soy; yo soñé el mundo como tú soñaste eres mucho y nadie’.

LA CREACIÓN LITERARIA

Borges habla sobre la relación entre la literatura y el sueño en el prólogo a

El informe de Brodie. Dice: “Por lo demás, la literatura no es otra cosa que un sueño dirigido”. Smulian dice que los sueños, como la literatura, vienen de temas e imágenes que nacen en la mente del creador y señala las siguientes palabras tomadas de Las ruinas circulares como un comentario de Borges sobre la creación literaria: “mucho más arduo que tejer una cuerda de arena o de amonedar el viento sin cara”. La idea del poder creativo del sueño es un tema que se ve en otros cuentos de Borges. En Parábola de Cervantes y de Quijote, parte de la colección El hacedor, Borges se re ere a Cervantes como “el soñador” y a don Quijote como “el soñado”. El ensayo Dreamtiger­s habla de “causar” un tigre a través del sueño.

El uso de metáforas

Borges constantem­ente busca nuevas formulacio­nes, nuevas metáforas, para la misma idea y es un error limitarse a sólo una fuente como la inspiració­n o motivación del autor. Borges concluye: “Quizá la historia universal es la historia de la diversa entonación de algunas metáforas”.

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