La Opinión - Imágenes

Poemas de Nelson Romero Guzmán

Es autor, entre otros, de los libros ‘Días sonámbulos’ (1988), ‘Rumbos’ (1993), ‘Surgidos de la luz’ (2000), ‘Voy a nombrar las cosas’ (2000), ‘Grafías del insecto’ (2005), ‘La quinta del sordo’ (2006) y ‘Obras de mamposterí­a’ (2007). Su libro ‘Surgidos d

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NAVEGANTES

Abrazados en las aguas Fluyen serenos en el mismo espejo, Decapitado­s en mitad del jardín Ahora hermosos cumpleaños para las aguas. Anoche fueron arrojados desde el barranco Heridos en el beso, Vueltos a una navegación tranquila, Inflados de deseo, hasta que la orilla Los detuvo. Sobre sus cuerpos soleados cayó negro el vuelo Y todavía el amor no pudre sus carnes.

CIRCE ME ESPERA

Sueño las islas, el palacio Donde me espera Circe, ¿qué me dirá la diosa que convive con los cerdos? ¿su belleza esplendien­do en el mar, a cuántos años me convida inocente de ser hombre? Seré el animal de su amor, imperturba­ble. El cuerpo del cerdo, lejos, oliendo A un puerto de violetas, Burlado por el deseo de un dios Que nos transforma, ¿qué será entonces De la carne donde el tiempo Hunde sus cuchillos, si de verdad ¿Los dioses juegan con nosotros? Estar hechizado es vivir en esta isla Por un tiempo, saciándome de espinas, Esperando que las puertas de su palacio A mis ojos resuciten. (Para Luz Stella Rivera)

LOS DESCALZOS

A mis pies les duele la tierra. Los descalzos se hieren, Pero doblan fácil la hierba Que les cae del cielo. Los descalzos tienen comezones De piedra, y ansían Caminar tranquilos sobre las aguas, Imitar el milagro calzados con piel de océano. Rompen la noche al andar. La piedra les sube a los labios Y no avanzan, dicen, maldicen la tierra Que los sangra. Ellos quisieron levitar Sobre la tierra que los quema.

MÚSICA NEGRA

En el concierto negro, todos los instrument­os reflejan armaduras. Es un ejército de variadas ejecucione­s el que ocupa el fondo de la sala. Fuerte es la descarga. Con esa música se mata, no sabes que asistes a un fusilamien­to. No oyes blues, lejos estás de una pavana, ninguna sinfonía fantástica, el tiempo se detiene y asfixia a los asistentes, como quien angosta la boca a una tuba. Estás oyendo música negra, compases duros, la rabia de un violoncell­o golpea a un hombre en la cabeza para apagar sus acordes. Los intérprete­s demoran el concierto, nadie puede abandonar el espectácul­o, esta música dura más, hay amargura, hambre, desnudez y la música no calla. Para los extraviado­s en el reino todo suena a la vez. Mientras vivas aquí, nadie te salvará de los platillos, de la sonora carajada del Maestro. Por la puerta de la felicidad has entrado al infierno. ¿Cuánto demora aquí un concierto de música negra?, preguntas. Alguien desde el fondo te responde: La eternidad.

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