Minería abisal
La zona abisopelágica o abisal es uno de los niveles en los que está dividido el océano según su profundidad, y corresponde al espacio oceánico entre 4.000 y 6.000 metros de profundidad; es una región afótica: ninguna luz penetra en esta parte de los océanos y mares.
En el océano Pacífico, entre Hawái y la costa oeste de Norteamérica, hay un lugar de inmensa riqueza para la minería submarina; a más de 5 kilómetros de profundidad, hay un área de más de 4.5 millones de kilómetros cuadrados; allí trillones de rocas pequeñas se extienden a lo largo de miles de kilómetros sobre el suave fango del lecho marino.
Estos nódulos llamados polimetálicos contienen cobalto, níquel, cobre y manganeso, metales indispensables en la fabricación de baterías para teléfonos móviles, autos eléctricos, turbinas de viento, paneles solares y muchas otras tecnologías de última generación.
Esta zona submarina, llamada por sus siglas en inglés CCZ (Clarion Clip-perton), fue explorada en mayo del año pasado, por el Patania I, un robot de acero reforzado y con la electrónica protegida entre capas de aceite, el primero en bajar, abriendo el camino para los mineros del abismo; demostró que su diseño es el adecuado, permitiendo a los científi-coscrear su sucesor, el Patania II, que el próximo año estará listo para su inmersión a grandes profundidades, podrá obedecer órdenes más complejas, y recolectar los nódulos de forma totalmente autónoma.
Los riesgos ambientales de la minería submarina son varios y muy serios. Por esta razón varias organizaciones ecologistas han dado la alarma, ya que el fondo marino es el hábitat menos conocido del planeta, y sus ecosistemas tienen una alta sensibilidad a los cambios, al punto de que incluso pequeñas actividades exploratorias tendrían consecuencias negativas en estos ecosistemas, como:
Eliminación de ecosistemas ecológicos completos desde el fondo marino, con muertes masivas y mutaciones de organismos por intoxicación con metales pesados; igualmente, la mezcla de aguas abisales ricas en nutrientes con aguas superficiales puede provocar un crecimiento explosivo de algas.
El fondo del mar es la nueva frontera con avances tecnológicos de las grandes multinacionales de la minería; hay mucho trabajo pendiente, para que pueda ser sostenible en el largo plazo, sin dañar el equilibrio del entorno.