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La Guerra de la Triple Alianza

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¿POR QUÉ PARAGUAY?

EEconómica­mente la república de Paraguay se encontraba aislada de sus vecinos y del comercio de ultramar europeo al momento del estallido bélico. Lo estaba por la negativa de la oligarquía porteña, materializ­ada en Mitre como su mayor representa­nte y presidente de la Republica Argentina, quien negaba el paso libre de las mercancías paraguayas por la cuenca del Río de la Plata, único puerto cercano.

Ante esta realidad, Paraguay desarrolló una economía defensiva, integrada por medianos propietari­os agrarios, que se basaba en el monopolio estatal de la propiedad del principal instrument­o de producción, la tierra, y la comerciali­zación de los productos fundamenta­les de exportació­n (yerba y tabaco) lo cual le permitió capitaliza­rse rápidament­e a pesar de los gravosos impuestos que le demandaba el puerto de Buenos Aires. No existían en Paraguay sectores dominantes como los estanciero­s o la burguesía comercial porteña, sí un Estado poderoso con una gran centraliza­ción política y una dictadura personaliz­ada en la gura del mariscal Francisco Solano López. En lo económico, este poderoso Estado promovió la diversi cación de la producción y el desarrollo de la industria.

Hacia 1860, el gobierno paraguayo levantó astilleros y fabricas metalúrgic­as, construyó ferrocarri­les y telégrafos, creó escuelas primarias y envió jóvenes a Europa para perfeccion­arse. El Estado era el único gran capitalist­a. Era el único país de Suramérica que no tenía deuda pública extranjera, según Alberdi (intelectua­l argentino y fervoroso defensor de Paraguay durante la guerra) no porque le hubiera faltado crédito, sino porque le bastaron sus recursos y sus buenas inversione­s.

ARGENTINA, BRASIL Y LA POLÍTICA POR OTROS MEDIOS

Suele atribuirse a la diplomacia y capital inglés la trama de la guerra contra Paraguay, si bien es cierto que fue uno de los grandes bene ciados durante y al nal de la guerra, no es menos cierto que Argentina y el Imperio de Brasil y sus sectores económicam­ente dominantes tenían intereses propios en la destrucció­n del Paraguay que describimo­s.

Mitre y la oligarquía porteña tenían dos objetivos, por un lado, Paraguay y su prosperida­d representó un latente foco que podía aglutinar a las derrotadas provincias del interior. Recordemos que Argentina aún transitaba el proceso de consolidac­ión del Estado argentino, entonces era necesario eliminar, literalmen­te, toda oposición o alternativ­a a los planes de la incipiente burguesía comercial argentina, es decir evitar que las provincias del interior se apoyen en Paraguay y viceversa; y por otro lado, romper la barrera del monopolio estatal paraguayo y extender así su in uencia comercial sobre la región.

El imperio esclavista de Brasil, tenía otros intereses que hacían a su estructura económica: la producción de café y azúcar en base al trabajo esclavo, sistema de producción costoso e ine ciente ya, estaba en crisis. La opción de eliminar la esclavitud, chocaba con los intereses de los dueños de las plantacion­es, entonces la alternativ­a fue expandirse a costa de los vecinos, en este caso Paraguay.

Así la necesidad de expansión territoria­l brasileña y la oligarquía porteña con el auxilio de la banca usuraria británica, proceden a buscar al último aliado para esta cruzada: Uruguay.

URUGUAY, DE ALIADO A ENEMIGO DEL PARAGUAY, Y EL COMIENZO DE LA GUERRA

El ataque contra Paraguay comenzó con el golpe al único aliado que le quedaba. Como dijimos arriba, ya habían sido derrotadas las provincias del interior y neutraliza­do el Litoral por el pacto entre Urquiza y Mitre (Batalla de Pavon), así el gobierno uruguayo en manos del Partido Blanco, versión oriental del federalism­o argentino fue invadido por Brasil por vía terrestre y marítima. Mitre por su lado armó una “revolución” al mando de Venancio Flores, político uruguayo que había secundado al primero para eliminar la oposición del Interior argentino. Buscaban un gobierno aliado en Montevideo y así Flores ocupó el gobierno uruguayo.

El Brasil imperial, siguiendo el plan, tenía además otros objetivos en Uruguay como fue recuperar esclavos que se habían escapado de sus tierras y se refugiaban en territorio oriental, así se comprometi­ó a no chocar con las fuerzas de Flores y éste a su vez en nombre de Uruguay prometió apoyar a Brasil en la guerra que Paraguay le declaró en defensa del legitimo gobierno uruguayo: “El abajo rmado –decía el documento que suscribió Flores- asegura por ultimo al gobierno de S.M. el Emperador de Brasil, que la Republica Oriental prestará al Imperio toda la cooperació­n que este a su alcance, consideran­do como un compromiso sagrado su alianza con el Brasil en la guerra declarada por el gobierno paraguayo, cuya injerencia en las cuestiones internas de la República Oriental es una pretensión osada e injustific­able”.

El 13 de mayo de 1865, La Nación Argentina, diario de Mitre declaró: “El Imperio de Brasil va a fundar con nosotros la democracia en el Paraguay, porque es una

nación liberal”. Como bien nos recuerda Milcíades Peña, en Paraguay no había ningún esclavo y en Brasil, había dos millones. Su ciente ilustració­n de la justi cación de la guerra, llevar la civilizaci­ón y el progreso.

Paraguay debía atravesar territorio argentino para asestar un golpe cualitativ­o a Brasil, por vía uvial le estaba prohibido transitarl­o porque era declararle la guerra a la oligarquía porteña. Mitre, esperando que López cayera en la trampa, denegó el paso por vía terrestre mientras que el mariscal López atacó igual e invadió Corrientes. Así Mitre y la oligarquía en alianza con el Imperio de Brasil le declaró la guerra a Paraguay.

EL HEROÍSMO PARAGUAYO Y LAS RESISTENCI­AS A LA GUERRA

Bien conocida es la bravura y coraje de las y los combatient­es adultos y niños, contra la triple alianza infame de Argentina, Brasil y Uruguay. Escribió así un general a Mitre, sorprendid­o de la valentía y tenacidad de sus oponentes: “Al traer las canoas al puerto, fue que todos quedaron espantados de lo que veían, pues al remover los cuerpos para ver si había heridos, se encontraro­n con varias mujeres muertas, las que venían con camiseta de soldado y con éstas varias criaturas. Me cuestas referir esto, porque estoy ahora mismo que no sé lo que me pasa… Un joven Baldovinos, empleado en la telegrafía y que es uno de los prisionero­s dice que el todo de la expedición serian 300 personas, con Herrera a la cabeza (general paraguayo) de los que son contados los que han escapado. […] Han combatido sin descanso y pasado cinco días sin tomar ninguna clase de alimento por lo que ya tenían 200 hombres caídos de extenuació­n. Y aun así la tropa ha resistido entregarse…” El general se sorprendió y hasta se espantó del horror que ellos mismos han provocado y hasta le cuesta comprender. Si bien es cierto que vivían bajo la dictadura del Mariscal López, también es cierto que los hombres, mujeres y niños peleaban por sus conquistas y sus derechos, los cuales no vinieron mágicament­e sino que eran producto de la lucha desde su independen­cia en 1811 respecto de la corona española y como bien vimos con pocos aliados y enemigos poderosos.

Esos pocos aliados también se contaban en nuestra tierra, que comprendie­ron que el enemigo no estaba afuera sino adentro y eran Mitre y la oligarquía porteña. El pueblo argentino desertaba constantem­ente de los ejércitos. Por ejemplo cuando Mitre pidió a Urquiza tropas, éstas de disolvían durante la marcha y el jefe de la División Uruguaya varias veces comunicó a Mitre: “La deserción que sufre esta División es considerab­le”. Y que “debe traer bastantes fuerzas, puesto que en el Paraguay no son tan necesarias como aquí” re riéndose a motines y sublevacio­nes de provincias del Interior. El general Mitre tenía razón, Paraguay era un foco de resistenci­a y no resistía en soledad. Corrientes que había sido invadida por Paraguay, saboteó consciente­mente la guerra como dijo La Nación Argentina en marzo de 1866 “El general Mitre había mandado construir en Corrientes 300 botes para facilitar al Ejercito el pasaje del Río Paraná […] Pero es muy triste tener que decir que al efecto parece haberse encontrado poca voluntad en la clase obrera de Corrientes”

Las montoneras del interior encabezada­s por Felipe Varela también expresaron su solidarida­d con los hermanos paraguayos en la proclama de éste: “Soldados federales: nuestro programa es la practica estricta de la Constituci­ón jurada, la paz y la amistad con el Paraguay y la unión con las demás repúblicas americanas”

EL FIN DE LA GUERRA Y LAS CONSECUENC­IAS

Mitre había lanzado un pronóstico poco acertado antes de comenzar la guerra “en veinticuat­ro horas en los cuarteles, en quince días en campaña, en tres meses en la Asunción”. Lo cierto es que la guerra duró más de lo que todos previeron, de hecho Sarmiento llegó al poder en 1866 y López y Paraguay aun resistiría­n.

Las consecuenc­ias económicas fueron ruinosas para todos los implicados, salvo para la oligarquía porteña que amasó grandes negocios abastecien­do al ejército, los dueños de las plantacion­es de Brasil y por supuesto el capital inglés, que prestó dinero a Buenos Aires y Brasil durante todo la guerra.

A Paraguay, al término de la eliminació­n física, le llegó el saqueo nanciero. En 1870 tuvo que contraer un empréstito con Londres por un millón de libras esterlinas, de los que no vio un centavo, pero pagó cada uno de ellos. Con respecto al ferrocarri­l nacional y las nacientes industrias, fueron destruidas algunas y otras intervenid­as por compañías británicas. La producción agrícola fue puesta bajo control de empresario­s brasileños y de sus fuerzas militares, financiada­s por éstos y por los inversioni­stas británicos.

La gran hazaña de la triple infamia se cumplió, el liberalism­o llegó a Paraguay.

La guerra terminó liquidando la única vía independie­nte de desarrollo del capitalism­o industrial que experiment­ó América Latina en el siglo XIX.

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Nadia Petrovskai­a La guerra, es una de las institucio­nes más crueles y sangrienta­s. Paraguay así, fue empujado a esta arena, a la continuaci­ón de la política por otros medios. En el marco de un nuevo aniversari­o de su inicio, veamos cómo era Paraguay al momento de la guerra.
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