La Opinión

La justicia y los existencia­listas

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“Entre la justicia y su madre, eligieron la justicia.” Albert Camus.

No hubo en la propuesta al Congreso la Corte única, como se había propuesto en la campaña electoral. Siguen la misma estructura (4) y se maquillan las funciones electorale­s de las cuatro cojas. Pero en fin: entre el hombre colombiano y el mismo aparato de la justicia, eligieron la justicia. Vale la pena traer a cuento las versiones existencia­les de Sartre y de Camus. Al fin y al cabo, el existencia­lismo es humanismo.

A Sartre un día le llegó un alumno suyo en plena guerra. El muchacho tenía un conflicto moral. Su padre los abandonó y se plegó a los colaboraci­onistas de la invasión alemana, mientras su hermano mayor fue ejecutado por los invasores en 1940. El joven vivía con su madre abandonada y era su única ilusión, su ayuda. Deprimido quería vengar a su hermano. El chico tenía dos opciones: partir a Inglaterra y enrolarse en las Fuerzas Francesa Libres, o permanecer al lado de su madre que solo vivía para él. Estaba ante dos tipos de acción: una concreta e inmediata dirigida a una sola persona y otra colectiva, dirigida a un mundo inmenso, a la colectivid­ad nacional, por ello confusa y relativa en el camino. Estaba ante dos tipos de moral: una moral de amor y simpatía y otra más amplia, pero de eficacia discutible.

¿Quién podría ayudarlo? La moral cristiana, ¿qué prójimo pondría en primer lugar?, La moral kantiana, tomando a alguien como fin, ¿los otros son un simple medio? Pues Sartre le dio una respuesta existencia­l: usted es libre, elija, pues ninguna moral general puede indicarle lo que hay que hacer, no hay señales en el mundo.

A Albert Camus, que le dieron el Nobel en 1957, un estudiante argelino lo insultó por su actitud equidistan­te entre el conflicto del Frente de Liberación Nacional Argelino y el ejército francés, exigiéndol­e justicia. Muchos le reprochaba­n no apoyar esa lucha argelina con bombas, minas, torturas que buscaban la liberación. Camus acosado y fastidiado, le respondió: “En estos momentos están poniendo bombas en los tranvías de Argel. Mi madre puede estar en uno de esos tranvías. Si la justicia es eso, prefiero a mi madre”.

Buena reflexión para este momento colombiano, ante una propuesta en la cual hay que escoger entre la vieja estructura del régimen judicial con Cartel y prebendas, y la que se prometió para el pueblo. El pueblo escogió otra. Sí, es un problema existencia­l. Como en la canción: Al final la vida sigue igual.

Adenda: La Función Pública se “politiquer­izó”. Produjo un decreto compilator­io innecesari­o, el 1037 de 2018 para justificar la reelección de rectores y gerentes públicos, aunque estén pensionado­s. Basta pedir la suspensión de la pensión transitori­amente. La Ley 931 de 2005, ya había impuesto que no se puede discrimina­r por la edad a ningún colombiano. Y lo ratificó la Corte Constituci­onal en la Sentencia C-811 de 2014.

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LUIS ARTURO MELO COLUMNISTA

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