El uso del espacio público
Pensar en cómo será la situación pospandemia, qué sitios podrán seguir usando el espacio público y bajo cuáles circunstancias, y en cuáles definitivamente no podrá hacerse.
La pandemia de covid-19 nos lleva a modificar paradigmas y ver las cosas desde otros puntos de vista. Eso permite ver ahora que un espacio público puede ser aprovechado en momentos como este por un particular. Es lo que podrán hacer por un tiempo limitado los propietarios de restaurantes y negocios afines en Manizales, quienes para poder cumplir los protocolos de bioseguridad que limita al 30% los espacios cerrados fueron autorizados para usar andenes, antejardines, parques, plazoletas y hasta vías que en otras circunstancias serían solo públicas.
Ahora hay que ser solidarios y entender las dificultades comunes, y en conjunto hallar las soluciones a las consecuencias negativas de esta emergencia sanitaria para la economía. Obviamente, para poder usar esos lugares y extender allí la labor comercial, los dueños tendrán que hacer la solicitud respectiva y cumplir requisitos mínimos, como que el mobiliario sea recogido al final del día.
El propósito es fomentar la confianza entre los ciudadanos acerca de la seguridad de ir a esos sitios, gracias a que se puede cumplir el distanciamiento físico y que hay permanente desinfección de superficies. El buen uso del tapabocas y la higiene de manos también es responsabilidad del comensal. Aunque desde el 13 de agosto estos establecimientos están autorizados para atender en mesas, la dinámica no ha sido la esperada y, por eso, hay que avanzar hacia nuevas fórmulas.
Ahora bien, todos debemos entender que esta es una medida temporal, sustentada en la emergencia económica y sanitaria decretada hasta el próximo 30 de noviembre, aunque esa fecha podría ser modificada si el Gobierno Nacional lo considera necesario. Cuando termine la emergencia también tendrán que acabarse las excepciones en el espacio público y tendremos que volver a la reflexiones ciudadanas acerca de su buen uso.
Es sano que, desde ya, se retome la discusión acerca del uso de terrazas y antejardines por bares, restaurantes y otros negocios, situación que ocurre en Manizales desde hace mucho tiempo de manera irregular. Es volver al hundido proyecto de Acuerdo 111 del 2018, pero de una manera más sensata y reposada. Pensar en cómo será la situación pospandemia, qué sitios podrán seguir usando el espacio público y bajo cuáles circunstancias, y en cuáles definitivamente no podrá hacerse.
Esta emergencia, además de que nos permite ver las cosas de otra manera tiene que servir para construir de mejor manera una convivencia con mayor equidad y justicia en aspectos como el aprovechamiento privado del espacio público. Desde luego que no es el momento para cobrar tarifas por su uso, pero sí podría pensarse en fijar pagos escalonados que comiencen de manera simbólica y terminen en niveles que no sean onerosos para los comerciantes, pero que sí representen ingresos para el fisco municipal.
Otro asunto relacionado a tomar en serio en Manizales es el déficit de espacio público por habitante, que según las Naciones Unidas debe ser de 15 metros cuadrados, y que en la capital caldense llega solo a una tercera parte. Las actuales circunstancias también deberían llevarnos a pensar en cómo avanzar hacia el cumplimiento de esos estándares internacionales en nuestra ciudad.