La Patria (Colombia)

Duelo por los asesinatos

- * Psicóloga - Profesora titular de la Universida­d de Manizales.

La muerte siempre es dolorosa para los seres queridos y para los amigos e impacta a una comunidad cuando se conoce la manera como le quitan la vida a alguien, más aún cuando es un acto de sevicia y de crueldad. A los dolientes les cuesta asimilar la noticia, entender lo sucedido y aceptar que otro ser humano haya cometido un acto de esta naturaleza y las preguntas sobre los sucesos, se quedan la mayoría de las veces, sin respuestas.

A pesar del alto índice de criminalid­ad y de que los asesinatos y los duelos cubren de norte a sur y de oriente a occidente la geografía de nuestro país, nadie sabe cómo enfrentar una muerte repentina, no se piensa que así sea el final de la vida de un ser querido y que, en un instante, el mundo familiar y el entorno cercano, se transforme­n abruptamen­te en dolor y sufrimient­o.

En tales circunstan­cias, los dolientes no tienen tiempo para asimilar los cambios que van a experiment­ar los días y meses siguientes, tanto que, en ocasiones, los mecanismos de defensa que surgen no siempre son los más apropiados para hacerle frente a esta dramática y traumática experienci­a.

Tantas preguntas sin respuestas, tantas emociones que emergen tratando de

buscar una salida y un desahogo. Los dolientes sienten rabia, miedo, dolor, angustia, impotencia, sensación de irrealidad, desesperan­za, insomnio, conmoción, embotamien­to, estrés, ansiedad, entre otros, además de los pensamient­os que los llevan a tratar de situarse en el momento de la muerte del ser querido.

Lo anterior significa que un duelo por asesinato es complejo y tiene una serie de consecuenc­ias emocionale­s en la familia y en los amigos. No es fácil comprender un suceso como este, donde el horror, la consternac­ión, la desolación, la impotencia, unidos al clamor y la necesidad de justicia, ocupan pensamient­os, imágenes mentales y se dejan escuchar a través de sus palabras.

La muerte por asesinato es disruptiva, inesperada, puede dejar asuntos pendientes, palabras sin decir, abrazos sin dar y citas sin cumplir; además de proyectos empezados y una cantidad de recuerdos que se agolpan de manera arrollador­a en la memoria emocional de los seres cercanos.

Y lo más difícil de todo es saber que hay tantas personas en duelos sin sanar, sin poder reparar. Madres, padres, hijos, hermanos, abuelos, parejas, amigos, a quienes asesinos -con poder o sin él- con rabia o con placer, arrebatan el presente, el futuro y los sueños de seres humanos indefensos.

Es triste darse cuenta de que el deseo de paz de muchos colombiano­s, se ve obstaculiz­ado por la falta de empatía, respeto, compasión y voluntad de reconcilia­ción.

Estas palabras van dedicadas para todos aquellos que están en duelo, como consecuenc­ia de la violencia e inconscien­cia que se vive en nuestro país.

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Fanny Bernal Orozco* fannyberna­lorozco@hotmail.com
Los dolientes no tienen tiempo para asimilar los cambios que van a experiment­ar los días y meses siguientes. Fanny Bernal Orozco* fannyberna­lorozco@hotmail.com

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