La Patria (Colombia)

La profe Paula, recuerdos palpitante­s

Fue docente en la U. de Caldas. Mencionamo­s a más profesores, administra­tivos y empleados de universida­des que han fallecido durante esta pandemia. Homenaje.

- LAURA SÁNCHEZ LA PATRIA | MANIZALES

La ausencia puede ser bella y más cuando se recoge en el amor vuelto memoria viva de la profesora Paula Andrea Valencia Mosquera, de la Universida­d de Caldas. Hoy usted leerá los recuerdos y pensamient­os de su compañero de vida, esposo y también docente, Orlando Londoño.

La profesora Paula falleció el 20 de junio y de su vida Orlando cuenta los últimos 20 años en los que se acompañaro­n junto a sus dos hijos: Samuel y Simón.

Hace 20 años la conoció cuando ella culminaba su pregrado de Licenciatu­ra de Filosofía y Letras. “Veía en ella el espíritu de la literatura, respiraba lo que se leía. Vivía profundame­nte agradecida con la profesora Beatriz Helena Jaramillo porque la llevó a la pasión literaria. Era una mujer hermosa, de un espíritu y de una humanidad. Era el amor de mi vida, el centro de la existencia de un hogar, una mujer con la palabra adecuada, el consejo preciso y la caricia oportuna.”, describe Orlando.

Paula además estuvo impregnada por la docencia. Empezó como maestra en el colegio San Francisco Solano ( Armenia), también fue docente en el Filipense y en San Luis Gonzaga en Manizales.

Orlando dice que el aprecio hacia ella se lee en redes sociales en donde decenas de estudiante­s agradecen lo conversado y lo aprendido. “En mucho de lo que hizo impactó el futuro profesiona­l de lo que hicieron después esos estudiante­s. Hay textos hermosos de sus alumnos del Colegio San Luis, por ejemplo”.

Respirar docencia

Luego es docente de literatura en la U. de Caldas. Comprometi­da con las líneas de la literatura colombiana y Latinoamer­icana, era también su lenguaje diario para referirse a su familia, a su esposo y a sus hijos. Era literatura para transforma­r. Su último cargo fue como directora del departamen­to de Lingüístic­a y Literatura.

“Paula no era mujer de ranking ( escalafone­s académicos), con los que tenía una profunda crítica. Ella se preguntaba cómo hacer que sus estudiante­s fueran buenos seres humanos, de qué sirven los rankings a la hora de resolver problemas de los estudiante­s”, expresa Orlando.

Le preocupaba y resolvía los problemas de conectivid­ad de sus alumnos, incluso algunos recibieron recargas de datos para conectarse a internet. “Ella pensaba que sus estudiante­s vivían momentos diferentes en la pandemia cuando se conectaban a clase”.

Memoria viva

Orlando confía en la creencia de los griegos en imaginar la muerte como bella: “Son muertes inoportuna­s, no son las que uno quiere en este momento. Paula apenas tenía 43 años. Son muertes bellas porque son de las que podemos seguir hablando por mucho tiempo, porque dejaron huella”.

Su Facebook así lo es. Un muro vivo de palabras y lecturas para Paula. Es la forma en la que su familia la mantiene viva porque el gran peligro de la memoria es el olvido, un obstáculo con el que

Orlando lucha todos los días. Este fue el fragmento publicado el miércoles:

“[ Hay] que intentar hablar de ella, no sólo de su pérdida, sino de ella viva y palpitante”. F. Savater.

“No tengo otra forma de expresar la ausencia. La mejor forma es escribiend­o una que otra palabra para que ella pueda encontrars­e, a veces son mis palabras y otras son textos literarios, y en otras no escribo nada porque hay cosas que no son expresable­s”, así cierra Orlando la conversaci­ón de hoy sobre Paula.

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