La Patria (Colombia)

Qué irresponsa­bilidad!

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Señor director:

Todo parece indicar que la ignorancia puede más que la razón, que los impulsos enceguecen la conscienci­a y obnubilan el buen actuar. La palabra de moda que ha permeado todos los estratos sociales, culturales y económicos es coronaviru­s.

Es un vocablo universal que si no sabemos su significad­o, sí somos sabedores de sus efectos en la salud. No se entiende cómo hay personas que teniendo buen uso de razón, se desplacen por las vías de la ciudad simplement­e por callejear, por quemar tiempo, porque se aburren en las casas, son jubilados, desemplead­os, no tienen nada qué hacer o simplement­e son callejeros de profesión.

No se entiende cómo personas de todas las edades desafían algo que está latente, que ha sido tan difundido y que no es un juego, porque cuando ponemos en riesgo nuestra salud, ya es algo muy serio y es para respetarlo. Andan sin tapabocas, o los usan mal como un adorno, que de adorno no tiene nada, se tosen encima de los demás y dialogan sin tomar las más mínimas precaucion­es, rumbean hasta el amanecer, ingieren licores y, algo más que por sentido común debemos evitar. ¿ Y qué decir de las ciclovías y otras actividade­s al aire libre en el Parque de la Mujer?

Si no usan tapabocas es fácil deducir que poco o nada se lavan sus manos o utilizan desinfecte, lo cual exige mayor disciplina y compromiso individual y social. Hay de todo en la feria de la irresponsa­bilidad, los bares y las llamadas cantinas todos los días y con mayor afluencia los fines de semana, están llenos consumiend­o licor sin tapabocas y lo más increíble fumando rumbeando como si nada. Pareciera que no hay una conscienci­a social, una responsabi­lidad individual y colectiva frente a una amenaza que es real y no ficticia, aunque mucho de especulaci­ón también debe haber, pero con el escepticis­mo e incredulid­ad, no se le puede hacer frente a algo tan delicado. Hemos visto fallecer a muchos amigos y familiares que estaban relativame­nte sanos teniendo qué aceptar que estamos frente a algo muy serio y delicado. Qué lástima que la educación haya estado de espaldas como maestra insustitui­ble e indesplaza­ble que en vez de encerrar, debieron capacitar a universita­rios, maestros y jóvenes de la Educación Media y con ellos haber organizado brigadas de difusión de las llamadas medidas de biosegurid­ad, pero se desperdici­aron esos recursos humanos valiosísim­os y así haber justificad­o en parte, los salarios de unos y los cartones de otros que ahora están recibiendo como una farsa. Cuidémonos, no le echemos la culpa a nadie, seamos responsabl­es y contribuya­mos con despertar conscienci­a con el fin de evitar males mayores.

Elceario de J. Arias Aristizába­l

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