Pausa en Reforma Agraria
Las últimas declaraciones del Minagricultura, que demuestran el sentido práctico y la honradez del nuevo funcionario, bien se pueden interpretar como el establecimiento de una pausa en los procedimientos demagógicos del INCORA, cuando no, con algo de optimismo, como el comienzo de una nueva etapa en la hasta ahora totalmente malograda reforma agraria. Cuando en mis columnas de LA PATRIA y Occidente dije, que el INCORA, es actualmente el más grande latifundista del país, en posesión legal o arbitraria de más de 350.000 hectáreas, tierras que en poder del INCORA de fincas y haciendas productivas se volvieron malezales y criaderos de alimañas, el INCORA, bajo la incapaz administración de Jodaemilio ni siquiera contestó. Ahora el Dr. Hernán Jaramillo confirma mis datos, y se apresta para repartir sea en parcelas o unidades comunitarias estas tierras, cuyo costo de rehabilitación seguramente igualan o superan su precio de adquisición.
Como siempre, el “pagador de impuestos”, o sea el pueblo de Colombia, paga los errores o más bien crímenes de funcionarios egocéntricos y vanidosos como Peñalosa, de fanáticos como Villamil, y la sangre de invasores de Barberena.
Esto tenía que suceder, porque no era posible sostener un cruel cuento de la redención del campesino con la táctica hasta ahora empleada por el INCORA. Miles de millones de pesos botados, invertidos en grandes extensiones de tierras que no supieron ni repartir, ni cultivar, ni era posible tampoco asistir impávidamente a la tremenda baja de la consecuente carestía de los víveres.