El poder de la palabra
Señor director:
Según los expertos en el tema del lenguaje, un diálogo trascendente permite a las palabras ser una especie de eco, de tal manera que quien habla por sí mismo, invita a responder.
Con este principio de la naturaleza del lenguaje es que trataré de compartir a los lectores lo siguiente:
He leído una columna de opinión y en ella he señalado las palabras y enunciados con que el autor se refiere al otro candidato a la Presidencia de la República , opuesto a sus preferencias políticas y convicciones ideológicas. Este es el listado en nueve pequeños párrafos que forman el artículo: Zozobra, pánico, izquierda criminal, todas las formas de lucha, manipulación, exterrorista, repudiado, violencia, amenazas, insultos, denuestos, terrorismo virtual, repudiado, perversidad, maldad, resentimientos, barbarie, criminal, destrucción, fraude, desvergüenza, amenaza, terrorista mayor, narcotráfico, secuestro… Ahora bien, esta naturaleza del lenguaje, permite a su vez, aflorar el principio Creador de lo que se quiere hacer con lo que se nombra. Es nada más y nada menos el principio genésico, enunciado como “Crear un ser es decirlo”. Y esto se utiliza en toda campaña política en democracia, en la cual, como se sabe, se juega nada más y nada menos que mantener el poder o la toma del poder, por el contrario, mediante el voto ciudadano.
En otras palabras, en una campaña política todos los que están involucrados en un bando o en otro, juegan a construir el ser contrario que genere precisamente la dualidad entre la admiración o el miedo.
Esta realidad de la vivencia del sentido del lenguaje en la política es orientada por lo que aquí denomino “Los Ingenieros Simbólicos”, capaces de crear seres y relatos de esos seres para influir en las conciencias de los electores y ganarse su decisión del voto favorable en las urnas.
Pues bien, a esta altura de la campaña y faltando escasas dos semanas para la jornada electoral, es claro que se han acentuado todo tipo de estrategias por parte de esas ingenierías. El asunto, es que quienes, a esta altura del debate político, han persistido en la creación del miedo, lo que han hecho es potenciar lo contrario y consecuentemente, se han abierto en el corazón de la afectividad colectiva relatos tan simples como : “Amor” “Vivir Sabroso”, “Dignidad”, “Potencia mundial de la vida”, “Ciudadanías libres”, “Gobernanza Cultural”, “Corazón de la Vida y La Paz”, “Encuentro” , “Diversidad Cultural”, “Memoria”, “Economías Productivas, colaborativas y solidarias”, “Institucionalidad”, “Cambio”, “Juventudes”, “Sensibilidad”, ” Derechos Fundamentales”, “Mujer”, “Fiesta”, “Carnaval”, “Agua”, “Diálogos Nacionales”, ” Estado Social de Derecho” , “pluriculturalidad y
Biodiversidad”…
Aplicando el sentido de las inferencias, la anterior realidad, en vísperas de las elecciones presidenciales, permite explicar las encuestas más allá de los números, porque en este caso no se puede negar el poder simbólico de las palabras en este principio que he expuesto y que es el poder de “vocación”: Lo que la palabra llama puede resultar sin embargo de otra manera.
Por tanto, es fácil entender que en lo que resta de la campaña, el sentido de las palabras no podrá permanecer quieto y por tanto la respuesta de admiración la ganará quien sea capaz de llegar a los electores con la prudencia del sabio y la perderá quien insista en la locuacidad, característica de la fealdad que crean las palabras tontas. Javier H. Arias Ospina
Diego Osorio Ramírez