Víctimas del conflicto conforman bancada de paz
Será la cuarta fuerza política de la Cámara de Representantes. Movida.
Las víctimas del conflicto electas por las circunscripciones especiales de paz acordaron ayer unirse en una sola bancada para la próxima legislatura y así ser la cuarta fuerza política de la Cámara de Representantes y poder presionar al próximo presidente para que gobierne por la paz.
Las 16 víctimas que fueron elegidas por primera vez en la historia del país el 13 de marzo por las denominados “curules de paz” decidieron constituirse como una sola voz en el Congreso “con el firme compromiso y convicción de defender el acuerdo de paz y los derechos de las víctimas”, como afirmó al leer el acuerdo firmado ayer el representante por el Catatumbo, Diógenes Quintero.
Muchas de las zonas donde fueron elegidas siguen estando en manos de grupos armados y la implementación de la paz aún está muy lejos de ser una realidad. En el Chocó, según expuso James Mosquera, el representante elegido por esta circunscripción, la situación es dramática.
En Quibdó, la capital de este departamento, “en lo que va corrido en este año van 120 jóvenes asesinados y lo peor es que están siendo asesinados por los mismos jóvenes que de pronto no han tenido posibilidades en sus territorios”, denunció el representante.
“Necesitamos que en este país podamos vivir en paz”, aseguró Mosquera, quien dijo que su función en la Cámara será la de exigir “al nuevo Gobierno la implementación del acuerdo de paz porque esa es la columna vertebral para que nosotros los colombianos podamos disfrutar la tranquilidad en nuestros territorios y podamos vivir sabroso”.
Cuestionamientos a los elegidos
La elección de las curules de paz, espacios reservados en la Cámara para víctimas de 16 de los territorios más golpeados por el conflicto, estuvo empañada por denuncias de intervención de fuerzas tradicionales y finalmente de los 16 elegidos, al menos 6 tienen cuestionamientos y se enfrentaron en situación de superioridad a víctimas del conflicto que hicieron campaña con sus propios medios y llegando a zonas donde pusieron en peligro su vida.
Mosquera, por ejemplo, es uno de esos cuestionados, ya que se acreditó como víctima el 2 de noviembre, en un tiempo récord, y tras haber denunciado amenazas tan solo unos días antes. Detrás de él, según uno de sus rivales, estaría una familia política poderosa del Chocó, y el Partido de la U, que han sustentado su campaña.
Junto a él, hay más denuncias de infiltración de partidos tradicionales en la elección de las curules de paz -que tenían como requisito ser candidaturas independientes impulsadas por asociaciones de víctimas-, aunque los elegidos aseguraron que no se dejarán influir en sus funciones en la Cámara donde votarán “de manera acordada en los temas que tienen referencia a la paz”.
“Nosotros hasta este momento nos vamos a centrar siempre en lo que corresponde al acuerdo de paz y la representación de las víctimas”, subrayó el elegido por el Pacífico Medio, Orlando Castillo, un líder social de Buenaventura.
La elección más cuestionada fue la de Jorge Rodrigo Tovar, hijo del sanguinario jefe paramilitar, Jorge 40, quien mantuvo su aspiración a ocupar este asiento a pesar de ser descendiente de un victimario ya que las instituciones lo reconocen como víctima de la guerrilla.
Tovar, que también ha firmado el acuerdo conjunto para actuar de forma unánime con el resto de víctimas, pidió: “A toda Colombia que me dé la oportunidad pero no solamente a mí sino a las 16 víctimas del conflicto armado electas que queremos dejarles a las futuras generaciones un país que ninguno de nosotros nos ha tocado vivir”.