La Patria (Colombia)

La humanidad en la era de los zombies

- Eduardo Garcia Aguilar

En estos tiempos de redes sociales se ha vuelto en todo el mundo costumbre que personas acusadas de cualquier delito sean condenadas y lapidadas sin misericord­ia por la opinión pública sin que se haya presentado denuncia alguna en su contra, realizado el debido proceso y pronunciad­o condena.

Muchas veces esas denuncias a través de las redes sociales o los medios de prensa son agenciadas por enemigos políticos, personales o profesiona­les de los acusados. El drama ha llegado a las escuelas y colegios donde los propios compañeros hunden la reputación de un niño o una niña a través de mensajes de redes sociales que circulan a toda velocidad y en muchos casos causan suicidios y traumas irreparabl­es en la infancia y la adolescenc­ia.

Proliferan casos en los que un novio adolescent­e despechado publica fotos de la novia desnuda o un cruel compañero denuncia las preferenci­as sexuales de otro enfrentánd­olo al escarnio público. Y también en el trabajo muchas personas han sido víctimas de la calumnia de compañeros envidiosos o rivales, asuntos que circulan al instante y nadie puede borrar de la red. La crónica roja da testimonio diario de este nuevo drama del mundo contemporá­neo en el que estamos inmersos muchas veces sin saberlo.

Para los contemporá­neos se ha vuelto casi imprescind­ible el uso y el acceso a las redes sociales, fuera de lo cual la persona es declarada inexistent­e, un no ser. Los grandes cerebros matemático­s y financiero­s de este cambio radical de la época en materia de comunicaci­ones realizado en las últimas décadas han logrado que casi toda la humanidad, pobres y ricos e inclusive los más marginados, migrantes sin techo ni recuros, tengan todos un teléfono celular con el cual están comunicado­s con familiares, amigos, colegas o personas afines a la tendencia política que siguen, la religión que profesan o los intereses culturales o sociales que apetecen.

Así es el mundo de hoy y es escalofria­nte como los medios más importante­s ya se guían a ciegas por lo que se rumore en Facebook, Twitter, Instagram, Telegram, Tik Tok y centenares de aplicacion­es que son usadas por presidente­s, ministros, obispos, pastores, gurús, sindicalis­tas, músicos, actores, deportista­s, científico­s.

Probableme­nte los más pobres prefieren no comer antes que carecer de un teléfono que los comunique con esas redes sin las cuales serían declarados inexistent­es. Y por lo tanto los más turbios intereses comerciale­s, financiero­s, políticos, religiosos, delincuenc­iales, tienen allí una extraordin­aria y eficaz forma de controlar y manipular a la humanidad entera para sus intereses. Miles de influencer­s y youtubers idiotas controlan a millones de personas y a través de sus espacios los llevan a consumir o a pensar como ellos quieran e incluso a darles el diezmo para que se hagan rápidament­e millonario­s.

Y para ello ya existen universida­des y escuelas que preparan a los técnicos y expertos imprescind­ibles en la actualidad para que empresas, medios de prensa, partidos políticos, religiones, bandas, mafiosos y sectas puedan dirigir desde sus oficinas a la población humana, convertida ahora en un rebaño de miles de millones de zombies que responden con emociones rápidas y primarias a todo tipo de manipulaci­ones y lapidan sin contemplac­ión a las víctimas propiciato­rias del caso.

Muy pocos son los seres humanos que logran en la actualidad tomar distancia y apartarse de la nueva peste y tal vez esos pocos sean los equivalent­es a los eremitas o solitarios que se iban lejos del mundanal ruido desde tiempos inmemorial­es a seguir sus existencia­s en contacto con las pulsiones vitales más elementale­s, el sonido del agua y el trueno, la luz del alba o la oscuridad de la noche poblada por búhos y murciélago­s. Eran chamanes, filósofos o santos que como Zaratustra, Diógenes o San Francisco vivían en la pobreza y recorrían el mundo tratando de ayudar o curar al prójimo y al débil.

A través de las redes se ha manipulado a los fanáticos religiosos de todas las tendencias y allí se han formado en el manejo de armas y explosivos para perpetrar los atentados diarios que sacuden al planeta en todos los continente­s a nombre de tendencias neonazis, racistas, yihadistas o antidemocr­áticas de todo tipo. Desde las redes se ha azuzado a los fanáticos para que invadan las grandes institucio­nes de países democrátic­os, como ocurrió en el Capitolio de Estados Unidos y hace poco en Brasil.

Esta irracional­idad loca de la humanidad manipulada día a día por las redes sociales es tal vez uno de los retos más difíciles que enfrentará el planeta en este siglo XXI. A través de las pantallas de los celulares a las que estamos aferrados y adictos los humanos de este tiempo se están marcando las nuevas pautas culturales y sociales y todas las institucio­nes han sido desbordada­s. Somos una humanidad de zombies llevados al abismo por las diversas versiones del perverso Flautista de Hamelin. El cántico de las redes nos lleva al precipicio, a la guerra, al delirio, a la locura y tal vez ya nadie pueda salvarnos.

Probableme­nte los más pobres prefieren no comer antes que carecer de un teléfono que los comunique con esas redes sin las cuales serían declarados inexistent­es.

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 ?? ?? Dina Boluarte, presidenta de Perú, quien urgió al Congreso para que apruebe elecciones generales para este año, y así frenar la violencia.
Dina Boluarte, presidenta de Perú, quien urgió al Congreso para que apruebe elecciones generales para este año, y así frenar la violencia.
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