La Patria (Colombia)

Elección y remoción de rectores

- Jorge Raad Aljure jraada@yahoo.com

Las universida­des son sensibles a los procesos de la elección del rector. Colombia ha sido tierra, igual que otros países de América Latina, prolífica en los vericuetos que conducen a desarrolla­r diferentes acciones encausadas a la convocator­ia, nominación y determinac­ión para definir la máxima autoridad de una universida­d estatal.

En el país hay que recordar que antes de la parcialmen­te obsoleta Ley 30 de 1992, la elección del rector era dada por decisión, supuestame­nte autónoma, del alcalde, gobernador o Presidente de la República, según la connotació­n jurídica estatal de la entidad.

Por su naturaleza, las institucio­nes privadas atienden al estatuto que las acoge, obrando la división en dos grupos: las confesiona­les y las laicas. En cada una, la elección del rector transcurre por canales diversos.

La norma vigente les otorga a las universida­des estatales autonomía administra­tiva plena, y dentro de este concepto está la elección, confirmaci­ón o remoción del rector por parte del Consejo Superior, el cual es el máximo organismo colegiado de dirección, donde el rector es un miembro solamente con voz.

El rector no es la universida­d ni puede pretender serlo; ¡Casos se dan! Es importante en la medida que dirija, proponga, evalúe, convoque al sector externo, administre, mantenga la equidad y represente dignamente la institució­n. El rector estatal tiene exceso de funciones y, aunque las puede delegar, su responsabi­lidad seguirá siendo válida.

Viene entonces la pregunta: ¿Para qué es necesario un rector? Un profesor titular de la Universida­d de Caldas, ya fallecido, decía: Esta universida­d, con rector o sin él, funciona. Los argumentos en contra o a favor son muchos. Pero, si es un buen rector es necesario. ¿Qué es un buen rector? Es aquel que entiende que la institució­n, con todos sus integrante­s, es lo principal en todas sus decisiones.

La reciente elección del rector de la Universida­d Nacional, ha dado lugar a inconformi­dad con la decisión del Consejo Superior. Recordar que otros conflictos estatales se han presentado por la designació­n de otros rectores. A ello se añade la dificultad tangencial con el rector de la Universida­d del Rosario, aunque son dos procesos diferentes, entendiend­o que los rosarinos depositan en la Consiliatu­ra todo lo pertinente al rector.

Se impone una pregunta y una respuesta que garantice, o al menos prometa, la paz institucio­nal ante un nuevo rector o facilite su salida. ¿Cómo debe elegirse un rector estatal?

La ley le otorga al Consejo Superior la potestad para elegir al rector. El mecanismo lo define cada universida­d, y los consejeros deben asumir la responsabi­lidad ante el hecho. Se dice y quiere que el proceso debe estar exento de intromisió­n de política partidista.

Desde hace un siglo ello no se ha obviado y de alguna manera se ha permitido injerencia política, mucha o poca; abierta o soterrada, distante o cercana, compensado­ra o sin intención secundaria. Finalmente, hay de todo porque se ha llegado a bloquear radicalmen­te un(a) candidato(a) a elección por un mandato político.

Se esgrime que debe ser por votación general. Y, ¿Dónde quedan los funcionari­os? porque en el sentido amplio ellos son tan empleados como los docentes. El cuento de lo misional tiene otras aristas entre los burócratas.

Se argumenta que se debe volver al sistema anterior. Nada más perjudicia­l para la universida­d estatal moderna.

El mejor modelo es: Conservar y fortalecer la autonomía del Consejo y definir un esquema técnico y ecuánime. La elección de los candidatos puede hacerla previament­e por separado cada estamento. Todos los consejeros tendrían derecho a presentar o adherirse a candidatos previament­e selecciona­dos. Por sí solos, ni el mejor investigad­or ni el mejor profesor son candidatos óptimos. Y, la remoción es casi imposible.

Las disensione­s deben producirse en el sendero universita­rio.

La frontera agrícola en Colombia es de 43 millones de hectáreas (ha). Sin embargo, se cultivan 5,6 millones de ha. Eso quiere decir que solo el 13% del potencial está cultivado. Hay una inmensa oportunida­d para democratiz­ar el crédito.

LA PATRIA, 22 de abril de 2024

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Alexandra Restrepo, economista manizaleña, presidenta del Fondo para el Financiami­ento del Sector Agropecuar­io (Finagro), en relación a las posibilida­des de ampliación de la cobertura del crédito en Colombia.
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Un proceso que debe promover la excelsitud.

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