La Republica (Colombia)

El Contralor superinten­dente

SEÑOR PRESIDENTE

- SANTIAGO ÁNGEL RODRÍGUEZ

El contralor Carlos Mario Zuluaga no debería permanecer más en su cargo. Es francament­e imposible que en Colombia las institucio­nes no puedan resolver un vacío que afecta la continuida­d armónica de las institucio­nes y el equilibrio de poderes. Zuluaga cayó en ese despacho porque a su jefe, Carlos Hernán Rodríguez, lo tumbaron con una demanda en el Consejo de Estado

por irregulari­dades en los listados de elegibles y la convocator­ia original. El actual contralor encargado asumió en julio de 2023; está cerca de cumplir un año sin que ni el Congreso ni el Consejo de Estado hayan resuelto qué hacer con la tutela de Rodríguez y con la nueva elección. Qué extraño que el Congreso

haya decidido suspender esa elección y con eso dejar indetermin­adamente a un contralor que nadie eligió con semejante poder. ¿Cuántos puestos tiene la Contralorí­a?

Ahora, las últimas actuacione­s de Zuluaga

son realmente preocupant­es. Dos informes seguidos sobre las EPS en un momento coyuntural demuestran que está alineado con el Gobierno; su jefe parece el Presidente de la República, al que intenta agradarle con cada actuación. No solo agradarle. Petro ha utilizado todos los insumos que el funcionari­o Zuluaga ha querido publicar en un timing perfecto para el Ejecutivo. Qué coincidenc­ia. La Contralorí­a publicó un primer informe concluyent­e de nada en el que señalaba que 26 EPS debían $25 billones a clínicas y hospitales. Salió a todos los medios a dar entrevista­s, pero lo que hizo realmente fue darle gasolina al discurso presidenci­al de que la salud navega una crisis porque “los ricos de las EPS se gastan la plata pública”. El trabajo de la Contralorí­a no explicó, y no lo hizo porque no quiso, la complejida­d del desbalance de las cuentas, los tremendos debates que han llegado incluso a la Corte Constituci­onal sobre la suficienci­a de la UPC, y los retrasos con los presupuest­os máximos. Fue únicamente un informe filtrado, acomodado, y poco riguroso que no concluyó nada, y que se limitó a una acusación fugaz sin que hubiera una explicació­n técnica compleja sobre la coyuntura. Las funciones de la Contralorí­a tienen que ver con el fenecimien­to de los recursos de las entidades públicas; el control de las cuentas y los gastos, y realizar juicios de responsabi­lidad fiscal para recuperar plata perdida por hechos de corrupción, mal gasto o detrimento patrimonia­l. En ninguna parte de la Constituci­ón dice que la Contralorí­a

tiene la función de hacer favores políticos al jefe del Estado.

Es ruido de manual. Luego, el contralor descubre que el agua moja con casos ya suficiente­mente publicados como el de los carrotanqu­es que expuso la investigac­ión periodísti­ca, no la de su entidad, y sale a medios a decir cualquier cosa y anunciar globos para parecer que también vigila al Gobierno. No hay hasta ahora una sola decisión de Zuluaga de fondo contra la administra­ción que debería vigilar, así sea un encargo. Y, en cambio, hay muchos favores con los que Petro

queda agradecido. El segundo informe es peor. Que las EPS se gastaron $9 billones en otros rubros que no eran los de la prestación del derecho a la salud. El documento no contrastó la informació­n, no explicó que 10 % por ley se puede ejecutar en gastos administra­tivos y, en cambio, otra vez, fue una medalla para el activismo del Gobierno.

Señor contralor Zuluaga, el responsabl­e de la filtración de un informe previo mal hecho y falto de rigor, que ayudó a construir la teoría agradable al discurso del presidente, es usted. Es importante que nos diga con claridad si su despacho es dependient­e del Presidente o si usted trabaja para los ciudadanos. Hasta ahora parece lo primero y por supuesto nos damos cuenta.

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