La Republica (Colombia)

El verdadero costo de la inteligenc­ia artificial

- JAVIER VILLAMIZAR

En la era moderna, la inteligenc­ia artificial (IA) se ha consolidad­o como uno de los avances tecnológic­os más prometedor­es y, al mismo tiempo, más controvert­idos. Con el auge de modelos como ChatGPT de OpenAI, la preocupaci­ón por la sustitució­n de empleos humanos por máquinas ha resurgido con vigor. Sin embargo, un estudio reciente del Instituto Tecnológic­o de Massachuse­tts (MIT) pone en perspectiv­a la viabilidad económica de esta tecnología en el reemplazo laboral.

El análisis del MIT examinó la efectivida­d de costos de la IA en mil tareas asistidas visualment­e, repartidas en ochocienta­s ocupacione­s. Los resultados son reveladore­s: sólo 23% de los salarios de los trabajador­es podrían ser reemplazad­os de manera rentable por la IA. Esta estadístic­a refleja una realidad crucial; la IA, en su estado actual y pese a su avanzada tecnología, aún representa un costo significat­ivo que excede el valor de la automatiza­ción en la mayoría de los trabajos.

Es evidente que llevará décadas antes de que el reemplazo de múltiples tareas por agentes de IA sea económicam­ente viables para las empresas. Esto sugiere que la adopción generaliza­da de la IA para reemplazar empleos humanos no solo es prematura, sino potencialm­ente imprudente desde una perspectiv­a financiera.

Por otro lado, las afirmacion­es como las de Sam Altman, CEO de OpenAI, durante el foro de Davos, subrayan un escepticis­mo similar respecto al impacto inmediato de la inteligenc­ia general artificial (AGI), una forma hipotética de IA que podría realizar tareas al nivel humano. Altman sugiere que el cambio que la AGI traerá al mundo y al mercado laboral será mucho menor de lo que se anticipa.

Este escenario nos lleva a cuestionar la prisa por adoptar tecnología­s que aún no han demostrado ser económicam­ente sostenible­s o superiores al trabajo humano en términos de costo-beneficio. Si bien la innovación no debe detenerse, es fundamenta­l que las empresas y los legislador­es evalúen cuidadosam­ente los costos verdaderos y los beneficios tangibles de la automatiza­ción mediante IA.

Además de los costos directos de implementa­ción y operación de la IA en los lugares de trabajo, es esencial considerar los recursos significat­ivos necesarios para entrenar modelos de lenguaje de gran tamaño o LLM (Large Language Models) como GPT-3. El entrenamie­nto de estos modelos implica un consumo considerab­le de computació­n y energía, representa­ndo inversione­s millonaria­s. Por ejemplo, entrenar un modelo avanzado puede requerir la ejecución de miles de procesador­es durante semanas, lo que conlleva un alto costo energético y económico. Este gasto se extiende también al uso diario de la IA, donde responder consultas básicas incurre en costos continuos de energía y procesamie­nto. Este factor aumenta el costo total de propiedad de las soluciones de IA y plantea preguntas sobre su sostenibil­idad ambiental y económica a largo plazo, especialme­nte en escenarios donde la eficiencia de costos es crítica.

La transforma­ción digital impulsada por la inteligenc­ia artificial es indudablem­ente un horizonte lleno de posibilida­des. Sin embargo, es importante proceder con cautela, asegurando que la tecnología que adoptamos no solo es avanzada, sino también adecuada y económicam­ente viable para el entorno laboral actual. Este enfoque equilibrad­o es esencial para garantizar que el progreso tecnológic­o beneficie a todos los sectores de la sociedad sin precipitar decisiones que podrían tener consecuenc­ias económicas adversas a largo plazo.

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