La Republica (Colombia)

Paz incompleta

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El fin del conflicto armado de Colombia se da por pedazos, pero tras cada proceso de desarme se avanza. Los esfuerzos realizados con el M-19, EPL, los carteles de Medellín, Cali y Norte del Valle, las Auto-defensas, las Farc y otros ayudan, pero el hecho es que el conflicto persiste. Los espacios territoria­les liberados por cada proceso requieren de fortaleza estatal. Se puede lograr el desarme de los grupos al margen de la ley, pero mientras no exista control del territorio, continúen las rentas extraordin­arias, y no se avance en la reconcilia­ción, la paz no será definitiva, solo transitori­a.

Al analizar las cifras, sorprende el incremento de 11% de hombres en armas, documentad­o por Mauricio Vargas en su columna. Según su escrito, durante el primer semestre de 2023, el clan del golfo aumentó el pie de fuerza en 23%, las disidencia­s de Farc en 9%, Segunda Marquetali­a en 6% y ELN en 5,3%. Es impactante que, en el momento del inicio del proceso de paz en 2012, según MinDefensa, las Farc no superaba los 6.700 efectivos y el ELN no alcanzaba los 1.500. La falta de control territoria­l significa que hoy hay 43,6% más miembros de guerrillas que antes del proceso de paz con las Farc. No solo hubo cambio de brazalete, sino nuevo reclutamie­nto.

El actual proceso, a pesar de lo ambicioso, no ha progresado mucho. Según inteligenc­ia militar, los efectivos han aumentando: ELN, 6.158; disidencia­s de las Farc, 3.860; Segunda Marquetali­a, 1.761; Clan del Golfo, 5.000; Autodefens­as Sierra Nevada, 500; Bacrim Medellín, 12.000 (Oacp); Bacrim Buenaventu­ra, 1.700 (Oacp); y Bacrim Chocó, 500 (Oacp). En total, hay 31.479 miembros de organizaci­ones criminales en procesos de negociació­n, 11.779 de guerrillas y 19.700 de diferentes tipos de Bacrim. Este desarme sería un éxito sin antecedent­es, pero las negociacio­nes están crudas.

Se estima que tanto las Farc como AUC, en sus picos, llegaron a superar individual­mente los 30.000 efectivos. Lograr de manera pacífica el desarme siempre es valioso, como dice Sun Tzu, “la mejor victoria es vencer sin combatir” pero el problema es que la paz nunca es definitiva, hay que cuidarla. Puede ser fácil conseguir una desmoviliz­ación sin verdad, ni reparación a las víctimas, sin promesas de no repetición y sin cárcel. El problema es que esto generaría semillas para el próximo conflicto, especialme­nte si los factores de financiaci­ón siguen estando presentes.

Avanzamos con procesos de paz, pero la falta de control de territorio produce una aceleració­n del reclutamie­nto, el orden público esta en franco deterioro. Durante 2023 se incrementa­ron en 6,5% las masacres en el país. Expertos como Daniel Rico estiman que cada ocho hectáreas de coca financian la actividad de un miembro de grupos ilegales. Si bien esta relación temporalme­nte se suspendió durante el proceso de paz con las Farc, esta volviendo a su tendencia histórica.

En 2022, el aumento de siembra de coca fue de 61%, para llegar a 230.000 hectáreas. Los rumores de extorsión por doquier y sicariato en todo el país, inclusive en las zonas más seguras de Bogotá, van en línea con una esperada siembra de coca que puede llegar a las 300.000 hectáreas. Con otras fuentes como la minería ilegal y la trata de personas financiand­o el conflicto, creer en la buena voluntad de cabecillas es claramente insuficien­te.

AVANZAMOS CON PROCESOS DE PAZ, PERO HAY FALTA DE CONTROL

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SIMÓN GAVIRIA MUÑOZ Exdirector de Planeación Nacional

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