La Republica (Colombia)

La cultura en la junta directiva

- RICARDO MEJÍA CANO

Los valores, creencias y comportami­entos de los miembros de una junta directiva influyen significat­ivamente en cómo se gobierna y dirige la organizaci­ón. Con un entorno en permanente evolución, la cultura de la junta directiva juega un papel muy importante en el éxito empresaria­l.

La cultura de la junta dependerá de cómo sus miembros se comunican, colaboran y enfrentan los desafíos. Una junta con una cultura positiva es abierta a debates profundos, trabaja en el corto, mediano y largo plazo, con énfasis en este último, fortalece el buen gobierno, promueve la sostenibil­idad y permanente­mente revisa la efectivida­d de sus acciones. Por el contrario, una cultura disfuncion­al conduce a una mala toma de decisiones, incapacida­d de alcanzar las metas y a una pérdida de confianza.

Una cultura de transparen­cia fomenta la confianza, promueve un entorno abierto y positivo para expresar opiniones diversas y facilita el intercambi­o de informació­n y de ideas. La comunicaci­ón amplia garantiza que se consideren todos los puntos de vista relevantes antes de la toma de decisiones, mejorando las capacidade­s estratégic­as de la junta.

Las juntas directivas diversas en todas sus formas (género, raza, conocimien­tos y experienci­a) tienen una visión más amplia del entorno. La diversidad también enriquece el proceso de toma de decisiones, refuerza el compromiso de la organizaci­ón con la responsabi­lidad social y abre el espacio para que cada miembro de junta sea escuchado y valorado.

Las juntas deben trabajar en un ambiente de respeto, permitir la expresión abierta de los disensos y facilitar debates productivo­s que permitan llegar a consensos. Cuando los miembros de junta respetan los puntos de vista de los demás y valoran sus contribuci­ones, se logran debates constructi­vos y se toman mejores decisiones.

En el mundo cambiante de hoy, las juntas directivas deben ser ágiles y modificar las estrategia­s como respuesta a entornos en permanente evolución. Una cultura que fomente el aprendizaj­e, la educación continua, la reflexión y la adaptabili­dad estará mejor equipada para manejar las crisis y aprovechar las oportunida­des.

Las juntas directivas deben estudiar permanente­mente nuevas tendencias, mejores prácticas en gobernanza y los cambios regulatori­os. Sesiones periódicas de formación pueden facilitar esta cultura de aprendizaj­e.

Un programa completo de inducción para los nuevos miembros de junta es fundamenta­l para alinearlos con la cultura existente. Esto ayuda a mantener la continuida­d y la estabilida­d dentro de la junta.

La junta debe tener los más altos estándares éticos, promover la integridad, cumplir con las normas y trabajar en el fortalecim­iento de la reputación.

Debe definir y documentar

UNA JUNTA CON UNA CULTURA POSITIVA ES ABIERTA A DEBATES

de manera explícita cuál es el comportami­ento que se espera de sus miembros, cómo se manejan los desacuerdo­s, el protocolo para la toma de decisiones y las expectativ­as en torno a la preparació­n de las reuniones.

Las juntas comprometi­das en una mejora continua evalúan periódicam­ente su desempeño como cuerpo colegiado, como también el desempeño de sus miembros.

El presidente de la junta debe trabajar con el gerente para que las presentaci­ones de junta sean breves, claras, con mensajes gráficos que faciliten su comprensió­n, y que además de rendir cuentas, muestren la proyección futura y los proyectos que transforma­rán la organizaci­ón. El presidente de la junta debe invitar a todos sus colegas a expresar sus ideas sobre los temas propuestos y sacar conclusion­es finalizado cada debate. Es la manera de sembrar una cultura estratégic­a.

Conclusión, una cultura positiva es fundamenta­l si se quiere una gobernanza eficaz y el éxito organizaci­onal. Una cultura caracteriz­ada por la apertura, la diversidad, el respeto mutuo, la adaptabili­dad y la responsabi­lidad, guiará eficazment­e a su organizaci­ón a través de desafíos complejos y hacia el éxito a largo plazo. La implementa­ción de medidas para cultivar y mantener dicha cultura garantiza que la junta siga siendo dinámica, eficaz y alineada con las metas y valores de la organizaci­ón.

Nota: Mientras los nobles de la oposición se encierran cada uno en su feudo, Petro, aprovechan­do los enfrentami­entos y divisiones de sus súbditos, se erige en Reyecito Inmortal.

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