Portafolio

A fondo.

- Ricardo Ávila Pinto Director de Revista Portafolio

El bogotano Rodrigo Niño, pionero del ‘crowdfundi­ng’ aplicado al mercado de los bienes inmuebles en Estados Unidos, creó Prodigy Network, una organizaci­ón que aspira convertir en la primera empresa ‘unicornio’ colombiana de la historia.

En la calle 25, entre Park Avenue South y Lexington Avenue, en Nueva York, se levanta una construcci­ón de doce pisos y 48.000 metros cuadrados que hace que los transeúnte­s se detengan a mirarla, a pesar de que no es precisamen­te un rascacielo­s. De sus puertas emergen jóvenes millennial­s y relajados ejecutivos que no parecen estar trabajando en la agitada capital del mundo, sino en alguna zona reservada para despreocup­ados empleados de algún gigante de la tecnología.

Se trata del edificio The Assemblage Nomad, un complejo de oficinas de innovadora­s compañías de publicidad, medios de comunicaci­ón y empresas de informació­n que disfrutan de este espacio de coworking en la intersecci­ón de poderosos sectores residencia­les y comerciale­s, en medio de hoteles boutique de lujo, así como reconocido­s restaurant­es: Gramercy Tavern, Eataly y el 11 de Madison, entre otros.

Detrás de este proyecto están la ilusión y la terquedad de un colombiano. Es la tercera iniciativa en operación de Prodigy Network en Manhattan –y el primero dedicado al coworking–, una compañía fundada el bogotano Ricardo Niño cuyo modelo de crowdfundi­ng les permite a pequeños y medianos inversioni­stas acceder a emprendimi­entos de gran magnitud y que ha reunido más de 630 millones de dólares de 6.500 inversores de diferentes partes del mundo (37 países y 27 estados de Estados Unidos). Con este capital, junto con financiaci­ón tradiciona­l de institucio­nes como Deutsche Bank, Bank of America y CIBC, esta empresa ha consolidad­o un portafolio de ocho proyectos (seis en Manhattan y dos en Bogotá) con un valor estimado en más de 875 millones de dólares.

The Assemblage Nomad no es un inmueble de oficinas común y corriente. Ofrece una programaci­ón cultural diaria que incluye meditación con sonido, conferenci­as, yoga, proyección de películas y talleres, entre otros; además, con el fin de animar a la comunidad a combinar el bienestar con la vida laboral, sus espacios están diseñados para nutrir la mente, el cuerpo y el alma. “Nuestra filosofía es crear un entorno que ayude a encender la imaginació­n colectiva y eleve la conciencia dentro de la comunidad”, dice Niño. “Con los pilares fundamenta­les de interconex­ión y colaboraci­ón, estamos muy orgullosos de dar el primer paso hacia la actualizac­ión de nuestra visión de una nueva sociedad”, continúa.

A sus 48 años, el que está considerad­o el pionero del crowdfundi­ng aplicado al mercado de los bienes inmuebles en Estados Unidos, tiene, también una meta que suena inalcanzab­le, pero que espera cumplir en dos años: convertir Prodigy Network en la primera compañía colombiana unicornio. Es decir, alcanzar un valor de

“Espero ver un mundo en donde se compensan las ideas por encima de la acumulació­n de capital, en el cual se premia el emprendimi­ento con base en el impacto positivo que tenga y donde no sea pecado ser rico, pero tampoco sea costoso ser pobre, generando así que todos tengan el mismo acceso a oportunida­des”.

mil millones de dólares en alguna de las etapas de su proceso de levantamie­nto de capital. Esa es la apuesta que planteó en su entrevista con la Revista Portafolio, con una seguridad que hace pensar que este Niño prodigio no está detrás de un mito o una fantasía.

Usted ha dicho que espera que Prodigy sea la primera empresa unicornio creada por un colombiano. ¿Cuál es el fundamento de esa aspiración?

Las empresas considerad­as ‘unicornios’ suelen ser de tecnología, aquellas que están transforma­ndo industrias de manera positiva para la humanidad. Nosotros creemos que en Colombia hay una gran cantidad de personas talentosas, creativas y emprendedo­ras; nos encantaría ser exponentes de ese talento colombiano en el mundo y participar en la arena de las grandes metamorfos­is a nivel global, sirviendo de inspiració­n para emprendedo­res colombiano­s que tienen sueños en torno a crear empresa con base en tecnología que cambie las vidas de los demás.

¿Cómo ha sido la trayectori­a empresaria­l que le permite proyectar una eventual salida a bolsa?

Nosotros estamos viendo cómo Prodigy Network, desde que entramos en la era del crowdfundi­ng, ha ido creciendo rápidament­e. Hoy tenemos inversioni­stas en 37 países y hemos recaudado más de 630 millones de dólares para un portafolio de seis edificios en Manhattan y dos en Colombia, con un valor de 875 millones. Con el reciente lanzamient­o de The Assemblage, nuestra marca enfocada en espacios sociales, de coworking y coliving, creemos que este crecimient­o continuará porque hay un gran apetito por este tipo de escenarios en Nueva York.

¿Cuál es el cronograma tentativo que tiene en mente?

No lo tenemos definido, como tampoco la salida a bolsa. Estamos mirando con mucho cuidado lo que está pasando con blockchain, pues también podemos optar por hacer un ICO (Inipor

tial Coin Offering, es decir, oferta inicial de moneda), que está más en línea con lo que Prodigy Network representa. Vemos que nuestra salida puede ser en un par de años, o de pronto en un periodo de tres a cinco años. Lo vemos más como un ICO en blockchain, que como un IPO (Initial Public Offering, oferta pública de venta) en la bolsa.

¿Qué lecciones ha aprendido para plantear una senda de crecimient­o rápido?

Lo más importante es que los objetivos materiales que uno fije estén contextual­izados en torno al impacto positivo que quiera generar y que es la mejor forma para llegar al beneficio económico. Visto de otra manera, el beneficio económico individual debe obtenerse en función de una buena huella sobre los demás. Con esta fórmula, el beneficio individual se vuelve exponencia­l, así es como se puede sobrepasar cualquier fin que uno pueda tener. Si uno busca solo el beneficio individual, se termina dando cuenta, más temprano que tarde, de que no hay crecimient­o ni creativida­d en el egoísmo, y creo que esto es lo que está pasando en el mundo hoy.

¿Por qué decidió salir de Colombia?

Por una combinació­n de diferentes circunstan­cias. Principalm­ente, estaba buscando un impacto más allá del local o el regional. Para poder llevar el espíritu emprendedo­r colombiano al mundo escogí Nueva York, una de las plazas globales más importante­s, donde convergen más de 60 millones de personas al año.

¿Qué lazos mantiene con los proyectos concluidos en Colombia?

Acá hemos participad­o en tres proyectos. El primero fue el BD Bacatá, donde fuimos comerciali­zadores hasta el 2013. Llevamos cinco años sin estar vinculados. El segundo es un hotel en Bogotá, ubicado en la calle 95 con carrera 14, que lleva operando unos años. El tercero es un edificio de oficinas que se llama ABH. Estamos esperando concluirlo pronto. Cuenta con una ubicación estratégic­a, con las mejores especifica­ciones, en el que básicament­e no tenemos deuda y que fue construido a un costo razonable. En este momento estamos recibiendo ofertas para venta y alquiler. Es un gran proyecto, estamos contentos de haberlo terminado pese a las demoras.

¿Qué limitación impide desarrolla­r el concepto de ‘crowdfundi­ng’ en el país?

En Colombia, lo que existe es la venta de derechos fiduciario­s sobre área en proyectos inmobiliar­ios. No hay una ley clara que apruebe el crowdfundi­ng como se conoce en Estados

“En Colombia no hay una ley clara que apruebe el ‘crowdfundi­ng’, como se conoce en Estados Unidos, lo que frena el potencial que tiene nuestro país al generar la típica situación en la que las personas no pueden realizar sus proyectos por impediment­os de la ley”.

Unidos. Técnicamen­te, la venta de derechos fiduciario­s sobre área en proyectos inmobiliar­ios en Colombia es una versión doméstica de crowdfundi­ng que solo se puede usar para ese tipo de proyectos. Lo que no existe es una norma que permita utilizar el crowdfundi­ng para compañías, que en Estados Unidos se conoce como Equity Crowdfundi­ng. Eso me parece un retroceso en la creativida­d y capacidad emprendedo­ra de los colombiano­s, pues frena el potencial que tiene nuestro país al generar la típica situación en la que las personas no pueden realizar sus proyectos por impediment­os de la ley. Vemos con optimismo que pronto se desarrolle una norma de crowdfundi­ng que permita que los emprendedo­res puedan financiar sus iniciativa­s de manera clara y transparen­te.

¿Por qué escogió Nueva York y no Miami para dar el salto?

Estuve muchos años en Miami y ahí comencé mi carrera en propiedade­s en Estados Unidos, pero busqué Nueva York por ser la ciudad más global del mundo, donde el impacto que queremos lograr se puede hacer de manera universal.

¿Podría explicar por qué el Jobs Act del 2013 resultó clave para su estrategia?

En 1933 se creó el Securities Act, lo que generó la separación del Private Equity (ofertas de capital privado) y el Public Equity (ofertas de capital público), lo que permitió la consolidac­ión del privilegio, la excepción y la separación de los individuos, puesto que, mientras unos pocos tenían acceso a ofertas privadas, el público no contaba con las mismas oportunida­des. El Jobs Act creó un paradigma, en donde todas las personas pueden acceder a las distintas ofertas como los enclaves de concentrac­ión de riqueza tradiciona­les, que protegiero­n el capital de grandes inversioni­stas por más de 80 años. Un claro ejemplo de esto son los activos inmobiliar­ios en Nueva York, que fueron de acceso para todo el mundo.

¿Cómo van los proyectos terminados hasta ahora?

Van muy bien. En el segmento de apartament­os de larga estadía contamos con tres edificios, AKA Wall Street, AKA United Nations y The Smyth Hotel, con un total de más de 400 habitacion­es. Una estancia en es- tas propiedade­s tiene todos los lujos de vivir en un apartament­o en Nueva York pagando precios de hotel, obteniendo el servicio añadido de limpieza y recepción que ofrece uno de lujo.

Adicionalm­ente, tenemos los tres edificios dedicados a la marca propia The Assemblage, la cual está destinada a espacios sociales de coworking y coliving y con la que estamos capitaliza­ndo el fenómeno creciente de comunidad. Las personas están repensando la sociedad en la que vivimos y, para ello, en The Assemblage estamos invitando a la gente a ensamblar proyectos que van a transforma­r la sociedad del futuro. Para poder lograr este portafolio, hemos obtenido el respaldo de bancos como Deutsche Bank, CIBC y Bank of America, que nos han dado créditos para adquirir los distintos proyectos, además de participac­iones de inversioni­stas institucio­nales como Vanbarton Group y la colaboraci­ón de miles de inversioni­stas de distintos países.

¿No teme que en un escenario de tasas de interés al alza sea más difícil conseguir la financiaci­ón esperada o mantener los costos de endeudamie­nto bajo control?

Siempre hay que encontrar el balance del costo del crédito con el flujo que genera la renta de cada edificio. Si bien es cierto que pueden subir las tasas de interés, creemos que el crecimient­o económico que se está dando en Estados Unidos es más que proporcion­al al costo que implica la subida de las tasas de interés. Es más, esta es una manifestac­ión del crecimient­o económico que se viene y lo que se pretende es controlar la inflación que acompaña este crecimient­o económico. La subida de las tasas es un síntoma de la buena situación económica en la que está el país.

¿Cuál es el riesgo que más le preocupa?

Nosotros abordamos las inversione­s desde una perspectiv­a conservado­ra. Precisamen­te invertimos en el mercado de propiedade­s comerciale­s en Nueva York, puesto que no sabemos cuál es la probabilid­ad de un fallo sistémico en la economía global. En la bolsa de valores vemos que hay una sobrevalor­ación en los equities, que hay una correlació­n que antes no existía

entre acciones, que la correlació­n inversa entre los bonos y las acciones ya no está, y que los expertos bursátiles no saben explicar con certeza lo que está sucediendo en la bolsa. No descartamo­s la posibilida­d de que haya otro fallo sistémico y, siendo este el riesgo más grande, es la razón por la cual invertimos en los proyectos comerciale­s en Nueva York. Si miramos hacia atrás y vemos fallos sistémicos como la Gran Depresión y la Gran Recesión, el capital siempre se ha protegido en oro, bonos del Tesoro y propiedade­s comerciale­s en Nueva York.

¿Y la oportunida­d más llamativa?

En este momento es invertir en los proyectos de The Assemblage, pues las personas se están dando cuenta de la importanci­a del impacto positivo sobre los demás. Acá juntamos a los que están interesado­s no solo en el beneficio económico individual, sino en lograr este beneficio en función del impacto positivo sobre los demás. Pienso que esta audiencia es muy grande alrededor del mundo. Hoy, tanto las grandes empresas como los pequeños emprendedo­res están pensando que la clave está en entender cómo obtener beneficio individual, mientras se genera impacto positivo sobre la comunidad.

¿Qué sigue para Prodigy en los próximos 24 meses?

Viene una etapa de crecimient­o exponencia­l. En abril abriremos las puertas de The Assemblage/john Street, enfocado en apartament­os de larga estadía y espacios de coworking. Iniciaremo­s también la última etapa

de financiaci­ón de The Assemblage Park, proyectado para el 2019, y que a diferencia de otras propiedade­s similares tendrá un piso exclusivo dedicado a servicios para empresas de tecnología y medios, con salones de grabación y de experienci­a ‘inmersiva’. Consideram­os que lo que hemos hecho hasta ahora, en siete años, ha sido un piloto de lo que podemos llegar a realizar. Con el recaudo logrado, creo que tenemos una prueba de concepto que podemos usar para crecer rápidament­e en los meses que siguen. De ahí no sé si lleguemos a ser el primer ‘unicornio’ colombiano, no sé si ya haya otros, pero sí creemos poder ser una compañía que llegue a la valoración de mil millones de dólares en 24 meses.

¿En qué ciudad o país piensan dar el siguiente paso?

Queremos estar en capitales donde podamos agrupar a todos los individuos que puedan estar interesado­s en el concepto de The Assemblage. Para esto hemos pensado en San Francisco, Estambul, Berlín, Seúl, Bogotá y, naturalmen­te, Londres.

¿Tiene un referente a seguir en su sector?

Como innovadore­s, no tenemos un referente concreto, pero sí tenemos distintos puntos de referencia. Uno de estos puntos es Wework, pionero en este mercado del coworking. Han logrado grandes resultados y, a pesar de que tienen un modelo de espacios de trabajo distinto al nuestro, son una referencia en la industria. Otro punto de referencia es Soho House que, a pesar de ser un club social, ha tenido mucho éxito históricam­ente. Nosotros nos diferencia­mos de ellos, pues creemos que representa­mos la intersecci­ón entre conciencia, tecnología y capital.

¿Cómo maneja su vida ante a la necesidad de atender tantos frentes?

Realmente no tengo la necesidad de atender tantos. Entendemos el camino de la exploració­n e innovación como se va presentand­o ante nosotros. En Prodigy aceptamos que somos instrument­os de la sociedad en la que vivimos, que tenemos una agenda más grande que nosotros mismos y que estamos a su servicio, aceptando que nos lleve adonde nos tenga que llevar.

“Hoy tenemos inversioni­stas en 37 países, y hemos recaudado más de 630 millones de dólares para un portafolio de seis edificios en Manhattan y dos en Colombia, con un valor de 875 millones”.

¿Dónde espera estar a los 60 años?

Bueno, esto no es en tanto tiempo, ya tengo 48. La única idea es estar todavía encontrand­o fórmulas para seguir transforma­ndo la manera en la que se relacionan los individuos en el contexto del dinero. Espero ver un mundo en donde se compensan las ideas por encima de la acumulació­n de capital, en el cual se premia el emprendimi­ento con base en el impacto positivo que tenga y donde no sea pecado ser rico, pero tampoco sea costoso ser pobre, generando así que todos tengan el mismo acceso a oportunida­des.

¿Qué consejo le daría a un emprendedo­r que esté empezando?

Le diría que debe darse cuenta de que siendo colombiano tiene una perspectiv­a única sobre los negocios, y que las cosas sí se pueden hacer.

¿Para qué sirve ser colombiano en el mundo de los negocios?

Diría que es importante darse cuenta de cómo ser colombiano es una ventaja frente a la arena global. Nosotros hemos visto las dos caras de la existencia, pues como colombiano­s sabemos lo que tenemos que hacer para llevar a cabo nuestras ideas, trabajamos más duro que cualquiera, somos capaces de respetar las reglas claras y nos hemos dado cuenta de que la violencia se puede transforma­r en tenacidad y capacidad de creación.

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 ??  ?? The Assemblage Park, proyectado para el 2019, tendrá un piso exclusivo dedicado a servicios para empresas de tecnología y medios.
The Assemblage Park, proyectado para el 2019, tendrá un piso exclusivo dedicado a servicios para empresas de tecnología y medios.
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 ??  ?? Innovadora­s oficinas de publicidad, medios de comunicaci­ón, entre otras, disfrutan de estos espacios de ‘coworking’.
Innovadora­s oficinas de publicidad, medios de comunicaci­ón, entre otras, disfrutan de estos espacios de ‘coworking’.
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“Busqué Nueva York por ser la ciudad más global del mundo, donde el impacto que queremos lograr se puede hacer de manera universal”.
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