Gourmet.
La prosperidad en la actividad de los restaurantes se da después de la Segunda Guerra, y hoy el planeta está lleno de establecimientos de todas las tendencias.
Cualquier persona conoce la palabra ‘restaurante’. Sin embargo, no todo el mundo sabe que probablemente este término surgió de la fundación del primer establecimiento público, destinado para el suministro de alimentos mediante el pago, de un precio establecido. Fue fundado en París, en 1765 por Boulanger con el nombre de ‘Champú d’oiseau’, y en su fachada aparecía una invitación escrita en latín para que, aquellos “estómagos que clamaban angustia”, una vez en su interior, se pudieran “restaurar”. Por eso, para algunos estudiosos, de allí nació la denominación de restaurante: el establecimiento comercial que les podía renovar su estado de ánimo. Este concepto de venta al público de alimentos se remonta al año 1700 a. c., y desde entonces existe la costumbre de comer fuera de casa, en lugares que después se convirtieron en hostales y tabernas.
En la antigua Roma, que se extendía desde Gran Bretaña hasta el Sahara, y desde la península Ibérica hasta el Éufrates, en el año 770 a. c., ya existían las tabernas como sitios para descansar. Se llamaban ‘camponas’ y eran lugares para viajeros con tiendas de vinos y comidas listas para consumir. La mayoría era para personas de bajos recursos, pero también existían otras para gente más afortunada. En ellas se encontraban sopas, guisos de carne, pescados y mariscos. Eran establecimientos de diferentes categorías, algunas solo dedicadas a la venta de verduras cocinadas y, para entonces, ya se conocían también las ventas ambulantes de comida.
En excavaciones recientes se han encontrado vestigios de edificios construidos solamente para las tabernas. En Pompeya y Herculano, sitios para el veraneo de los romanos,
se han logrado reconstruir verdaderos restaurantes de la época dispuestos con casi todas las facilidades de los establecimientos de hoy. Además de las ‘camponas’ existieron las ‘popinas’, que se constituyeron, algunas como expendios de bebidas, y otras como restaurantes elegantes. Otros similares existieron en Egipto desde el siglo VI a. c., al igual que en la antigua Mesopotamia, con expendio de vinos y deliciosa gastronomía griega.
Después de la caída del Imperio Romano, las comidas fuera de casa
En la antigua Roma ya existían las tabernas como sitios para descansar. Se llamaban ‘camponas’ y eran lugares para viajeros con tiendas de vinos y comidas listas para consumir.
continuaron en tabernas y posadas; alrededor del año 1200 de nuestra era, existían casas especializadas para venta de comidas en Londres y en París. Las cafeterías, como antecesoras de los restaurantes, comenzaron a surgir en Oxford en 1650. Poco más de un siglo después llegó la ocurrencia de Boulanger, en cuyo negocio vendió comidas a precios altos, creando además un ambiente de distinción y exclusividad para las damas de alta posición social.
En Estados Unidos, Jean Baptiste Gilbert fundó el primer restaurante en 1774 y su nombre era ‘Julien’s Restorator’. No obstante, en las crónicas gastronómicas de Norteamérica, se considera el ‘Delmonico’s Res- taurant’, creado en 1827 por los hermanos Delmónico, de origen suizo, como el primer restaurante del país debido al excelente menú, preparado por los mejores chefs de la época, y que estaba dotado de una famosa cava de vinos de alta calidad. El restaurante cerró sus puertas en 1923 y a su cocina se le atribuyen platos célebres como los huevos benedictinos.
La prosperidad en la actividad de los restaurantes se produjo después de la II Guerra Mundial y hoy el planeta está lleno de establecimientos de todas las tendencias: tipo buffet con autoservicio, comidas rápidas, especialidad regional, alta cocina tipo gourmet, para llevar, cafeterías de ingredientes especiales, cocina futurista, entre otros.