SE DESMARCÓ
el dólar.
Durante varios años, la mejor manera de saber qué iba a pasar con la tasa de cambio en Colombia era analizar el mercado petrolero mundial. Desde comienzos de la década pasada se consolidó una relación inversa casi perfecta entre el precio del dólar y el del petróleo, basada en la creciente importancia del crudo en nuestras exportaciones y en los flujos de inversión extranjera directa.
Sin embargo, en las últimas semanas esa relación entre las dos variables se ha empezado a debilitar, llevándose por delante las cuentas de muchos. Entre estas estaba la siguiente: si la cotización del petróleo llegara a rondar los 80 dólares por barril, el precio del dólar debería caer por debajo de 2.700 pesos, pudiendo incluso ubicarse cerca de los 2.600 pesos. Sin embrago, ahora resulta que en los últimos días el precio del Brent ha estado rondando los famosos 80 dólares por barril, pero el dólar ha estado más cerca de superar los 2.900 pesos que de descender.
¿Qué está pasando? Que el precio del dólar en Colombia ya no tiene un solo determinante, lo que ha significado el final de una era de comportamiento cambiario en el país.
El primero, por supuesto, sigue siendo el precio internacional del petróleo, que en las últimas semanas ha tenido una sorprendente escalada. Desde hacía varios meses la cotización del crudo había tenido un notable aumento, producto de la extensión hasta el fin del 2018 del acuerdo de restricción de la oferta de los países miembros de la Opep, más Rusia, y de la caída de la producción en Venezuela. A ello se sumó el repunte de la demanda global en lo corrido del año, de alrededor de millón y medio de barriles diarios, impulsado principalmente por el mayor consumo de China e India.
No obstante, cuando los expertos daban por descontado que ese empujón alcanzaría para llevar el precio a oscilar entre los 69 y 70 dólares por barril, la cotización siguió de largo. La sostenida alza reciente tiene que ver principalmente con preocupaciones derivadas de la decisión
Otro factor que está aumentando la cotización del dólar es la situación de ciertas economías emergentes, especialmente de algunas del vecindario, cuya precaria condición ha sido desnudada por la apreciación global de la esta moneda.
de Donald Trump de sacar a Estados Unidos del acuerdo nuclear con Irán. Esa determinación derivaría, por un lado, en la imposición de sanciones económicas que podrían reducir las exportaciones petroleras iraníes en alrededor de un millón de barriles diarios. Esta situación solo se concretaría hacia noviembre, cuando se vence el plazo dado por la Casa Blanca para tratar de persuadir a Irán de negociar un nuevo acuerdo. Por otro lado, la decisión de Trump ha traído crecientes tensiones en Medio Oriente, que se están reflejando en una prima de riesgo político en el precio del crudo.
Mientras las circunstancias petroleras presionan el precio del dólar hacia abajo, otros vientos soplan en sentido contrario. El primero es el aumento gradual que han tenido las tasas de interés en Estados Unidos, terminando así con una era de casi diez años de intereses reales negativos en ese país y de abundante liquidez internacional, lo que impulsó flujos de capital hacia América Latina. Con la decisión de la Reserva Federal de moderar las presiones inflacionarias que se empiezan a percibir en Estados Unidos, que se han acelerado a medida que se sienten los efectos expansionistas de la reforma tributaria promovida por Trump, esas tasas seguirán en aumento induciendo salidas de capitales de Latinoamérica que presionan hacia arriba el precio del dólar en la región.
Otro factor que está aumentando la cotización del dólar es la situación de ciertas economías emergentes, especialmente algunas del vecindario, cuya precaria condición ha sido desnudada por la apreciación global la moneda estadounidense. El caso más notorio es el de Argentina, cuyos considerables déficits externo y fiscal derivaron en días pasados en una acelerada devaluación, que llevó al gobierno a acudir al Fondo Monetario Internacional para buscar un crédito que evite una salida masiva de capitales.
En un entorno de menor liquidez internacional, la crisis argentina ha generado crecientes preocupaciones por un efecto de contagio, lo que llevó a Brasil a elevar sustancialmente sus tasas de interés para evitar un problema similar. Algo parecido, aunque por distintos motivos, ha sucedido en Turquía, donde las autoridades también han tenido que elevar los intereses para controlar una salida de capitales, situación que se agrava con los anuncios de que el presidente turco restringiría la independencia de la política monetaria en caso de ser reelegido en los próximos días.
Irán, Argentina, Brasil, Turquía, las decisiones de la Reserva Federal… Sin duda, el tablero de control del dólar se ha vuelto mucho más complejo de lo que fue durante más de diez años.
La sostenida alza reciente del precio del dólar tiene que ver principalmente con preocupaciones derivadas de la decisión de Donald Trump de sacar a Estados Unidos del acuerdo nuclear con Irán.