FORTALEZAS Y
desafíos para el futuro.
En los últimos años, el sector financiero se ha caracterizado por ser uno de los más dinámicos de la economía colombiana, un hecho que ha sido evidente en la contribución generada al crecimiento de la actividad productiva agregada. Es importante resaltar que aun cuando el proceso de ajuste económico subsiguiente al choque de nuestros términos de intercambio, del periodo 2014-2015, impactó el desempeño del sistema financiero, su aporte y contribución al crecimiento continuaron siendo positivos. En el 2017, año del más bajo crecimiento desde el 2009, la adecuada gestión de riesgos y las acciones adelantadas para fortalecer los distintos indicadores de solidez y estabilidad permitieron que el sector registrara una expansión de 3,8 por ciento real.
Así las cosas, el buen comportamiento del renglón y su robustez se han instaurado como pilares del crecimiento de la actividad productiva y de la estabilidad macroeconómica local, esta última ampliamente reconocida por inversionistas extranjeros. En principio, debe señalarse que la contribución (alrededor de 0,8 pp) generada por los servicios financieros al crecimiento de la economía en el 2017 atenuó la significativa pérdida de tracción de sectores como el mineroenergético, la construcción y la industria.
Adicionalmente, algunos indicadores de actividad, aunque con cierta moderación, continúan emitiendo señales de crecimiento, solidez y estabilidad. Por ejemplo, la cartera bancaria, en términos reales, creció en 2 por ciento en el 2017, aun por encima de la dinámica del PIB. La inclusión financiera el año pasado, entendida como el porcentaje de población adulta con al menos un producto financiero, ascendió a 79,9 por ciento, lo que equivale a 26,6 millones de adultos. Por su parte, la profundización de la cartera bancaria se mantuvo en 46 por ciento del PIB y la eficiencia administrativa continuó presentando desempeños favorables a nivel histórico.
No obstante, aunque el sector financiero colombiano ha mostrado solidez y resiliencia, todavía enfrenta importantes desafíos cuya resolución dependerá del apoyo y el trabajo conjunto con el nuevo gobierno. En este sentido, desde Asobancaria hemos identificado ciertos frentes claves que continúan representando retos para el sector bancario, el cual, sin duda, seguirá siendo pilar de la estabilidad macroeconómica. Algunos de ellos están relacionados con (i) el aumento de la inclusión financiera, dado su rol fundamental en el 'suavizamiento' del consumo de los hogares, la ejecución de oportunidades de inversión y la formalización de las empresas; (ii) el financiamiento de la vivienda, elemento esencial como canal para la superación de la pobreza y la desigualdad, y (iii) el fortalecimiento del leasing como mecanismo alternativo para potenciar el financiamiento productivo.
En materia de estabilidad financiera y macroeconómica, consideramos imperativo trabajar en aspectos desafiantes asociados a (i) un adecuado marco regulatorio en relación con el riesgo para el negocio bancario; (ii) el afianzamiento de la ciberseguridad, uno de los grandes imperativos en un contexto en el que las nuevas realidades tecnológicas se han constituido en un factor disruptivo para el sector, y (iii) la educación financiera y la sostenibilidad, elementos fundamentales para cimentar una sociedad que toma mejores decisiones en el desarrollo de sus actividades productivas y personales.
Sin duda, la correcta resolución de todos estos frentes de trabajo impulsará el avance de la economía y del sector bancario en los próximos años.
Aunque el sector ha mostrado solidez y resiliencia, aún enfrenta importantes retos, como incrementar la inclusión financiera, fortalecer el leasing para potenciar el financiamiento productivo, afianzar los sistemas de ciberseguridad y estimular la educación bancaria.