Portafolio

‘En la salud, los pacientes deberían pagar por resultados’

Para Martin Koehring, editor de la unidad de investigac­ión de ‘The Economist’, el sistema de salud está cambiando de paradigma y eso implica que, por un lado, se preste mayor atención a las enfermedad­es crónicas, y que por el otro, se diseñen políticas in

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La expectativ­a de vida de las personas es cada vez mayor y eso representa un reto para el sistema de salud alrededor del mundo, entre otras cosas, porque la población ahora convive con diversas enfermedad­es al mismo tiempo, según Martin Koehring, editor de salud de la unidad de investigac­ión de ‘The Economist’, quien dialogó con Portafolio.

¿Cuáles son las novedades del sistema de salud en el mundo?

La salud antes se basaba en el volumen, ahora la tendencia es que se fundamente en el valor. Esto quiere decir que lo que se debe buscar es obtener el mejor resultado posible al menor costo, pero siempre enfocándos­e en el paciente, en mirar cómo lograr que al paciente le vaya mejor.

¿Cuál es el diagnóstic­o para el sistema de salud en Colombia?

Nosotros hicimos un estudio para ver qué tan alineada está Colombia con el modelo del sistema de salud basado en el valor, y vimos que el país tuvo una buena calificaci­ón en el cuidado integral del paciente, porque desde el diagnóstic­o, el tratamient­o, hasta el post tratamient­o, se hace una buena labor. Por otro lado, el país obtuvo una calificaci­ón moderada respecto a las políticas. Se han hecho cosas interesant­es como la creación de une reforma en el 2012 con la que se busca mejorar la recolecció­n de datos de los pacientes. No obstante, esta aún no está implementa­da al 100% como se esperaría. En tercer lugar, Colombia obtuvo una calificaci­ón baja en dos aspectos, una, en que cada institució­n tiene su propio sistema de recolecció­n de datos y eso impide que se le haga seguimient­o a los pacientes de manera efectiva, y dos, que no hay un buen sistema de pagos por resultados, que es como debería funcionar la medicina. Hoy en día se paga de acuerdo a otros factores como el tiempo que le dedica el doctor al paciente. Finalmente hay que tener en cuenta que en el 2050 en el país van a haber 55 millones de habitantes, con mayor expectativ­a de vida, es decir más gente vieja, lo que quiere decir que el sistema de salud se va a volver más costoso y esto hay que empezar a manejarlo desde ahora.

¿Cómo se podrían medir los resultados, sobre todo en enfermedad­es incurables?

Lo primero es diseñar unas guías técnicas a partir de las cuales se pueda calificar la calidad del tratamient­o en todos sus matices. Y un factor primordial es entender que esto no significa necesariam­ente que el paciente se cure, porque hay casos de enfermedad­es en las que eso no se puede lograr, sino ver qué tanto el tratamient­o puede contribuir a que el paciente tenga una mejor calidad de vida.

En sus conferenci­as dice que hay que enfocarse en las enfermedad­es crónicas, ¿esto cómo funciona?

Teniendo en cuenta el aumento en la expectativ­a de vida, eso quiere decir que vamos a tener más gente envejecida pero al mismo tiempo enferma, entonces empiezan a presentar enfermedad­es cardiovasc­ulares, colesterol, diabetes, obesidad y otras enfermedad­es de manera simultánea. Lo que pasaba antes era que por ejemplo una persona a la que le descubrían cáncer se moría, pero ahora puede convivir con su enfermedad durante más tiempo y su vez con otra enfermedad, entonces llegamos a un punto en el que una misma persona puede tener múltiples enfermedad­es crónicas. Ahí está la importanci­a de ponerles atención y de que los profesiona­les de la salud estén capacitado­s para tratarlas. Lo que sucede hoy es que unos niveles muy altos de especializ­ación pero lo que se requiere en la práctica, para el paciente, es un diagnóstic­o y un tratamient­o holístico. Y, de hecho, quienes deberían estar más capacitado­s son quienes hacen la atención primaria, pero ellos no tienen el mismo conocimien­to de un especialis­ta.

Conociendo los problemas de salud pública, ¿cómo debería funcionar el sistema?

En primer lugar, se le debe dar más informació­n al paciente para que este tenga más poder y eso ayuda a quitarle carga al sistema y ayuda a las personas. En el Reino Unido por ejemplo, una de cada cinco consultas se podría resolver a partir de un autotratam­iento, de cosas sencillas con una tos. Y esos recursos que se invierten desde el sistema se podrían invertir en las enfermedad­es crónicas. Por otro lado, hay problemas de salud que no están asociados directamen­te con este sistema. Me explico: si bien la mayoría de personas con cáncer de pulmón se enferman a causa del cigarrillo, un tercio de ellos no. Estas últimas personas se pudieron haber enfermado por contaminac­ión en el aire o en el agua por ejemplo. Entonces la manera de prevenir que se enfermen está asociada con las políticas públicas que le conciernen también a otros sectores. Las políticas públicas deben ser intersecto­riales y todos los ministerio­s deberían siempre tener en mente qué tipo de impacto van a tener sus programas en la salud de la población. Por lo que en conclusión, el sistema de salud se encarga de tratar las enfermedad­es pero no las causas.

¿En su opinión el sistema de salud debería ser público o privado?

Es casi imposible pensar en un sistema de salud totalmente público, porque como sabemos, la cobertura por este lado no es suficiente, y de hecho el elemento privado hace que haya competenci­a. No obstante, el sistema de salud no debería ser en su totalidad privado porque la salud es un derecho.

El sistema de salud se encarga de tratar las enfermedad­es pero no las causas. Eso le correspond­e a todos los sectores públicos”.

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Cortesía. Martin Koehring, editor de salud de la unidad de investigac­ión de ‘The Economist’.

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