Operación impecable
Con el fin de apuntalar el proceso de reactivación, el Fondo Monetario Internacional dispuso la asignación de un monto excepcional de Derechos Especiales de Giro (DEG) por 650 mil millones de dólares. Operaciones similares, pero de montos mucho menores, habían sido efectuados en momentos delicados de la economía mundial como la crisis financiera del 2008.
Los DEG son una forma especial de moneda que el Fondo puede asignar a sus miembros para apoyarlos en los momentos de iliquidez producida por problemas internos que requieran un proceso de ajuste macro- económico. En esta ocasión, todos los países miembros recibieron este cupo de liquidez, proporcional a su participación en la entidad. A Colombia le correspondieron 2.790 millones de dólares.
Para el país es una muy buena noticia pues le brinda una bocanada no presupuestada de liquidez por un monto de 10 billones de pesos. Los que, desde la izquierda, viven denigrando del Fondo cuando exigen medidas para corregir los desastres que han producido sus políticas económicas, deberían reconocer que esta entidad ha mostrado en esta ocasión un gran sentido de oportunidad y generosidad.
Pero lo que resulta sobresaliente es la forma como el Banco de la República y el gobierno estructuraron la operación para obtener el máximo de beneficios para la economía. Los DEG entraron a formar parte de las reservas internacionales que son administradas por el Emisor. Para poner disponibles estos recursos al gobierno nacional se realizó una interesante e inteligente operación de ingeniería financiera. El gobierno tenía vencimientos importantes de títulos de deuda en el 2022 y 2023. Ello exigiría asignar
Por estas tecnocracias sobresalientes es que no hemos caído en crisis como Argentina, Brasil, Ecuador, Venezuela y tantos otros.
los recursos para el pago del principal y los intereses adeudados. Para reducir esta presión los títulos fueron canjeados por títulos con plazos de vencimiento más largos .
El Banco de la República entregó al gobierno recursos en dólares provenientes de las reservas internacionales por 2.790 millones, pero como había recibido el mismo monto en DEG, el total de estas permaneció inalterado. A cambio de los dólares, y dado que el Emisor no debe financiar al gobierno, éste entregó los títulos de deuda canjeados.
El gobierno recibió los recursos de liquidez y el banco central obtuvo papeles de mayor rentabilidad lo que se reflejará en mayores utilidades futuras que finalmente serán transferidas al Tesoro nacional. Ni el nivel de las reservas ni el endeudamiento público se modificaron. Dado que los DEG no tienen vencimiento pueden permanecer en las reservas de forma indefinida.
En términos de ortodoxia monetaria, la operación es impecable. Confirma un elevado grado de sincronización entre las entidades claves como la Dirección de Crédito Público, la Tesorería General y el equipo técnico del Banco de la República.
Por estas tecnocracias sobresalientes es que no hemos caído en crisis como Argentina, Brasil, Ecuador, Venezuela y tantos otros.