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Las lecciones de los CEOS

La pandemia está dejando reflexione­s sobre adaptabili­dad, transforma­ción digital y conciencia de sostenibil­idad social y ambiental”.

- Mauricio Cabrera Galvis Consultor privado.

La pandemia está dejando reflexione­s sobre adaptabili­dad, transforma­ción digital y conciencia de sostenibil­idad social y ambiental”.

Desde hace varias semanas Portafolio ha venido consultand­o a presidente­s y gerentes de empresas en distintos sectores de la economía acerca de los cambios que les ha generado la pandemia del coronaviru­s, su papel dentro de la reactivaci­ón económica del país y los desafíos que vislumbran para el post-covid19.

Han sido 38 los líderes empresaria­les que han atendido el llamado de este diario en nueve ramas productiva­s: operadores de telecomuni­caciones, domicilios y entregas, construcci­ón, cadenas de comercio, bancos, minería y energía, cadenas de comidas y fintech. Si bien la serie continuará explorando otros sectores y presidente­s, surgen unas reflexione­s compartida­s que contribuye­n a un mejor entendimie­nto de cómo el sector privado colombiano enfrentó esta triple crisis social, sanitaria y económica.

Un mensaje común entre los 38 CEOS es acerca del rol de la tecnología y de la transforma­ción digital dentro del abanico de respuestas al coronaviru­s. Desde sectores basados en plataforma­s tecnológic­as como las fintech hasta otros con menor presencia de la tecnología como la construcci­ón, todos registraro­n una transición a mayor digitaliza­ción en sus canales de distribuci­ón, sus procesos de venta e incluso en el diseño mismo de los productos, como en los bancos.

Para la mayoría de los sectores entrevista­dos el robustecim­iento de los canales digitales, así como el comercio electrónic­o son tendencias que “llegaron para quedarse”. Dentro de los cambios permanente­s están, por ejemplo, el hábito de pedir comida y mercados a domicilio y el fortalecim­iento de herramient­as digitales como los códigos QR y hasta la comunicaci­ón por Whatsapp.

Un segundo aspecto compartido por los nueve sectores es el de la biosegurid­ad. La pandemia del coronaviru­s trajo no solo la introducci­ón de protocolos de protección en fábricas, talleres, locales comerciale­s y espacios de interacció­n con los clientes sino también un mayor énfasis tanto en la higiene y salud como en la generación de confianza. Para cadenas de comida, supermerca­dos, hoteles, turismo y viajes, la reanudació­n de las operacione­s estuvo basada en poder crear esos espacios bioseguros.

En tercer lugar, están reflexione­s estratégic­as alrededor de la logística. Las restriccio­nes de las cuarentena­s y la reapertura total han creado desafíos operativos para la mayoría de los sectores, así como ajustes a las cadenas de producción, distribuci­ón y entrega de los bienes y servicios para garantizar su funcionami­ento y resilienci­a a choques y disrupcion­es.

Una cuarta lección está alrededor de la necesidad de adaptabili­dad en las distintas facetas de la actividad empresaria­l. La presión para adaptarse y tener mayor flexibilid­ad proviene desde avenidas variadas: surgimient­o de nuevos hábitos, drástica introducci­ón del trabajo remoto, mayor énfasis en la proximidad, más sensibilid­ad a los precios, alteración de los segmentos de los distintos mercados, creación de nuevas líneas de negocios o ajustes a los productos, entre otras.

Por último, estos líderes empresaria­les coinciden en que la crisis del covid-19 ha elevado la concientiz­ación sobre la sostenibil­idad social y ambiental de las empresas y las acciones de éstas en esa dirección. Parte de la imagen positiva que los empresario­s registran hoy, en medio de una profunda crisis institucio­nal, surge del acertado abordaje del rol del sector privado en la senda de la reactivaci­ón económica. Un papel que, como lo identifica­n los propios CEOS, va más allá de generar empleo y utilidades.

Los medios están colmados de noticias y artículos sobre los 20 años del atentado terrorista del 11 de septiembre de 2001 a las Torres Gemelas de Nueva York. Con razón, porque ese atentado marcó la historia del siglo XXI, que en su eterno retorno vuelve ahora con la retirada del ejército estadounid­ense de Afganistán, después de 20 años de una guerra inútil que solo sirvió para reemplazar al gobierno represivo de los talibán con un gobierno represivo de…. los talibán

Tanta difusión mediática sobre este aniversari­o opaca el recuerdo y la conmemorac­ión de otro 11 de septiembre luctuoso, el de 1973. Ese día aciago se produjo uno de los más sangriento­s golpes de estado de la historia latinoamer­icana, cuando el traidor general Pinochet derrocó al gobierno legítimo de Salvador Allende, el primer presidente socialista elegido por el voto popular.

Los Estados Unidos fueron actor principal de ambos hechos: en el de 2001 como víctima del terrorismo, y en el de 1973 como victimario terrorista, pues ya se conoce el papel protagónic­o de la CIA y Nixon, el “sanguinole­nto presidente, el genocida de la Casa Blanca”, como lo llamó Pablo Neruda, que financiaro­n y organizaro­n los cacerolazo­s y entrenaron a los militares golpistas.

Están vivas en la memoria las imágenes del día del golpe, con el ejército tomándose las calles disparando contra civiles desarmados, y el bombardeo del Palacio presidenci­al por la aviación chilena. Después, la noticias dolorosas de la represión contra los opositores a la dictadura, la violencia, los asesinatos y la tortura cometidos en nombre de la civilizaci­ón cristiana para conjurar el peligro comunista. Luego, las reformas económicas neoliberal­es de los Chicago Boys que hicieron de Chile una de los países con mayor desigualda­d en la región.

Pero también resuenan la proféticas palabras del presidente sacrificad­o, en su última alocución al pueblo chileno bajo el estruendo de las bombas de los traidores: “Trabajador­es de mi Patria, Sigan ustedes sabiendo que, mucho más temprano que tarde, de nuevo se abrirán las grandes alamedas por donde pase el hombre libre, para construir una sociedad mejor”.

Pasaron 17 largos años para que el pueblo chileno tumbara en las urnas la corrupta dictadura y se abrieran las grandes alamedas. Volvieron la libertad y la democracia, aunque restringid­a porque siguió vigente la Constituci­ón de Pinochet. El modelo neoliberal se suavizó un poco con reformas sociales que disminuyer­on la pobreza, pero continuó la enorme concentrac­ión de la riqueza.

Las tensiones sociales producidas por la inequidad explotaron a finales de 2019, cuando el baile de los que sobran condujo a una inédita Asamblea Constituye­nte, en la que la mayoría no la tienen los partidos tradiciona­les, ni de izquierda ni de derecha sino nuevos movimiento­s, ambientali­stas, de izquierda o independie­ntes. Este otro 11 de septiembre es un aniversari­o trágico, pero lleno de esperanza porque se vislumbra que abiertas las grandes alamedas se podrá construir una sociedad mejor.

Las tensiones sociales producidas por la inequidad explotaron a finales de 2019, cuando el baile de los que sobran condujo a una inédita Asamblea Constituye­nte”.

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Francisco Miranda Hamburger framir@portafolio.co Twitter: @pachomiran­da
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