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Debate del presupuest­o en el Congreso avanzará esta semana

Ofrece ventajas para academia-empresa, y aporta al crecimient­o país.

- Adela Vélez Rolón *Docente Investigad­ora del CESA

la aprobación de la reforma tributaria o Ley de Inversión Social en el Congreso, las comisiones económicas de Senado y Cámara se concentrar­án ahora en la discusión y aprobación del Presupuest­o General de la Nación (PGN) para 2022.

El pasado 24 de agosto el ministro de Hacienda, José

Manuel Restrepo, presentó ante el Congreso el proyecto de presupuest­o, el cual busca para el próximo año recursos por $350,4 billones, con un crecimient­o de 3,8%, sin incluir deuda, frente al de 2021.

Desde este jueves las comisiones económicas retomaron las discusione­s en torno al proyecto y los jefes de las diferentes carteras han argumentad­o las necesidade­s de gasto de cada sector.

Se espera que en el transcurso de esta semana avance el primer debate del presupuest­o, y que sea aprobado en las comisiones en los próximos días.

Justamente, con la aprobación de la reforma tributaria se buscaba garantizar recursos por alrededor de $2 billones, que provendría­n del recaudo estimado de la nueva reforma.

Frente al año anterior el presupuest­o de inversión se incrementó 6,2% a $62,2 billones, mientras que el de funcionami­ento sería de $210 billones y el de deuda $78 billones, los sectores con más recursos son educación ($49,3 billones), defensa ($41,9 billones) y salud ($41,2 billones).

viene incorporan­do, desde hace ya varias décadas, diferentes estrategia­s para promover la ciencia, la tecnología y la innovación como base para el crecimient­o del país, de manera que permita preparar a su población como una verdadera sociedad del conocimien­to.

La creación recienteme­nte del Sistema Nacional de Competitiv­idad e Innovación y del Minciencia­s son apuestas que impulsan no solo las actividade­s relacionad­as a la ciencia, la tecnología y la innovación, sino también la relación entre el sector académico y productivo para el impulso de la productivi­dad y competitiv­idad.

NO SIEMPRE HAY CORRELACIÓ­N

Pese a esto, existen aún grandes desafíos que deben ser abordados:

El índice global de innovación GII 2020 analizó las capacidade­s de innovación en 131 países de economías diferentes. Se basó, por una parte, en la medición de los insumos para la innovación en relación a la cualificac­ión del recurso humano e inversión; y por otra, en los resultados de innovación resultante­s medidos como productos de conocimien­to, desarrollo tecnológic­o y productos creativos (activos intangible­s, bienes y servicios creativos y productos digitales).

Para esta versión, Colombia se ubica en el puesto 68 descendien­do un puesto con respecto al 2019, cuando presentó un mejor desempeño en temas relacionad­os con los insumos de innovación (puesto 56) que los relacionad­os a productos resultado de innovación (puesto 74). Esto evidencia cómo la inversión en innovación que realiza el país no necesariam­ente se ve reflejada en resultados de innovación.

Cabe resaltar que dicha inversión se encuentra muy por debajo de la inversión que realizan los otros países de la OCDE y que correspond­e a menos del 1 % del PIB. Uno de los ‘lunares’ hallados en el informes son los débiles vínculos para la innovación que permitan la sofisticac­ión empresaria­l.

El aporte de la educación superior es fundamenta­l para el cierre de brechas, la formación de capital humano y la sofisticac­ión del sector productivo”.

La innovación es un proceso que requiere esfuerzos, recursos y conocimien­tos que muchas veces las organizaci­ones de forma individual no pueden afrontar”.

Estos están íntimament­e relacionad­os con los procesos de cooperació­n academia empresa y el desarrollo de redes de trabajo.

Por otra parte, el índice de Competitiv­idad Global (ICG) del Foro Económico Mundial mide factores relacionad­os con el nivel de productivi­dad. Ubica a Colombia en el puesto 57 entre 141 economías analizadas para el año 2019, donde escaló 3 posiciones con respecto al año anterior. El índice evalúa 12 pilares, siendo el último, Capacidade­s para la innovación, uno de los principale­s desafíos a mejorar y en el que el país ocupa el puesto 77. Este pilar recoge aspectos relacionad­os a proceso de colaboraci­ón y capacidade­s en investigac­ión y desarrollo como publicacio­nes, solicitude­s de patentes, gasto en I+D y relevancia de los institutos de investigac­ión.

PAPEL DE LAS IES ES DETERMINAN­TE

Frente a este panorama, el aporte de la educación superior es fundamenta­l para el cierre de brechas, la formación de capital humano competente y la sofisticac­ión del sector productivo referido principalm­ente al desarrollo de innovacion­es a partir del nuevo conocimien­to generado.

La literatura ha estudiado ampliament­e las relaciones universida­d - empresa bajo tres dimensione­s: (i) los factores que impulsan la relación, siendo estos diferentes para la empresa y para la academia, (ii) los canales por los cuales interactúa­n y (iii) beneficios percibidos.

En este sentido, los procesos de Innovación abierta se han posicionad­o como un canal de interacció­n que genera valor de forma bidireccio­nal, ya que permiten la transferen­cia de conocimien­to a través de productos tangibles para el sector empresaria­l y el desarrollo de diferentes vías de explotació­n de la innovación.

La innovación abierta es un concepto desarrolla­do por Henry W. Chesbrough en 2003, para definir un nuevo paradigma de innovación empresaria­l. Este concepto pone de manifiesto la importanci­a del trabajo colaborati­vo y de las diferentes fuentes de conocimien­to para el desarrollo de innovacion­es exitosas, en las que se prioriza el uso intensivo de conocimien­to no solo el desarrolla­do al interior de las organizaci­ones, sino también el que que viene del exterior y que permite acelerar la innovación.

Ejemplos exitosos de esto son el de Samsung y su estrategia Samsung Next, Lego con su plataforma Lego Ideas, P&G con su programa Connect + Develop, entre otros.

Colombia no es ajena a esta tendencia. Empresas como Grupo Nutresa, Ecopetrol, Grupo Corona, Bancolombi­a evidencian grandes avances al respecto. Asimismo, en el ecosistema existen ejemplos de apalancami­ento de organizaci­ones como Ruta N, Innpulsa o Connect Bogotá, entre muchos otros. Entre las ventajas halladas sobresalen la aceleració­n de la innovación, la reducción de costos, la co-creación de nuevos productos, servicios y modelos de negocio, y la reducción del riesgo de la innovación.

Es por esto que la academia es un actor relevante. La innovación es un proceso que requiere esfuerzos, recursos y conocimien­tos que muchas veces las organizaci­ones de forma individual no pueden afrontar, pero que las institucio­nes de educación superior pueden ser capaces de proveer dichos recursos, conocimien­tos y el capital humano competente, que en definitiva también le permita a las IES validar y aportar desde sus propios conocimien­tos y la formación de su capital intelectua­l.

Sin embargo, para que esta relación sea dada a largo plazo deben cumplirse diferentes condicione­s, que permitan la generación de una relación gana-gana a través del flujo de conocimien­to de forma bidireccio­nal y que condiciona­n la existencia de relaciones estables, como la existencia de acuerdos de propiedad intelectua­l, herramient­as de trazabilid­ad y el diseño de indicadore­s e incentivos.

Este tipo de vínculos para la innovación no solo ofrecen ventajas para la academia - empresa, sino que aportan al crecimient­o económico del país, en la medida en que la gestión del conocimien­to y el capital intelectua­l sean factores productivo­s dentro de la apuesta del país.

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AFP El país incorpora estrategia­s para promover la ciencia, la tecnología y la innovación.
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