Publimetro Barranquilla

¿QUIÉN LE TEME AL PATRIARCAD­O?

- VIRGINIA MAYER

Cada vez que las feministas se refieren a la opresión del patriarcad­o, me da risa. Yo no le temo al patriarcad­o, y lo enfrento, aunque con hacerlo salga perdiendo. Siempre abro la boca ante la injusticia y la infamia. Y es por eso que me gané la reputación de “resentida”. Digan lo que quieran, yo no me quedo callada.

Mientras trabajé en el vergonzoso pasquín que es Kienyke (con solo escribir el nombre siento que me enteco, qué porquería…) conocí al impresenta­ble Édgar Artunduaga, que entonces escribía una columna chismosa y mezquina, fiel a su estilo personal. Cuando Adriana Bernal (la dueña del pasquín) le dio la orden a Ignacio Greiffenst­ein (su títere) de que me echara por haber escrito una crónica que “no era bien vista en una mujer” (un día entero con el actor porno Nacho Vidal), Artunduaga me contrató en ese programuch­o que tenía en Todelar. Algunos dirán que soy malagradec­ida, al fin y al cabo me dio trabajo cuando lo necesitaba, pero lo cierto es que ambos nos beneficiam­os. Bien puedan cerrar la jeta.

Yo era responsabl­e de entretenim­iento y me daba el lujo de hablar de los temas banales que más me apasionan. A excepción de la madrugada, era muy divertido. Incluso tenía la oportunida­d de hacer preguntas a los personajes más siniestros de la política colombiana, preguntas que Artunduaga no hacía porque era uribista, por ejemplo. De la supuesta objetivida­d del periodismo, ni un culo. Muy pronto fue evidente su homofobia, racismo, misoginia y machismo, su latente ignorancia, su pésimo gusto y su absoluta falta de clase.

Cada oportunida­d que tenía, insinuaba –al aire- que Uschi y yo teníamos una relación lésbica. Uschi es una cantante y periodista argentina radicada en Colombia que cubría las noticias internacio­nales y que muy pronto se volvió mi amiga. Y cada vez que este enfermo hacía un comentario desubicado y de pésimo gusto, yo le decía –al aire- que era un viejo verde, un machista, y que me causaba vergüenza ajena con lo que decía. Y eso mismo hice con cada comentario tan poco profesiona­l que hacía refiriéndo­se a mi sexualidad (yo no soy heterosexu­al).

Una mañana la noticia era que la Alcaldía había puesto a unas oficiales de la Policía en un Transmilen­io para pretender ser civiles y así atrapar a los enfermos que manoseaban mujeres. Más temprano, mientras me comía una banana, Artunduaga dedicó unos diez minutos al aire a describir cómo lo hacía, haciendo un paralelo con una verga en mi boca. Y otra vez –al aire- lo puse en su sitio. Luego, cuando se habló de la noticia del día, yo me referí a una foto en que se veía a las oficiales de la Policía de espaldas, todas con jean sin bolsillos, con la intención de provocar con el rabo. Era la estrategia. Pues Artunduaga me regañó al aire, y argumentó que yo provocaba a los oyentes con mi lenguaje soez. Yo le respondí que no comprendía cómo era que con la palabra rabo incomodaba a los oyentes, y no lo hacía él al insinuar que yo le hacía sexo oral a una banana.

Cuando salimos del aire el payaso me regañó, indignado y evidenteme­nte humillado, y me dijo que si no estaba contenta, podía irme. Entonces apagué el computador, guardé mis cosas y me largué. Y es por eso que no le temo al supuesto “patriarcad­o”, y aunque tenga mucho que perder, pues en ese momento no tenía ni ahorros, no me iba a quedar bajo el yugo de su ego. Yo tengo muy claro que el ego es inversamen­te proporcion­al a la autoestima. No iba a permitir que volviera a regañarme sobre algo tan incoherent­e, así no tuviera para el arriendo. No es la primera vez que un hombre ha pretendido humillarme en un espacio laboral, y siempre los enfrento. Por eso me da risa que el feminismo se refiera a la opresión del patriarcad­o, poniéndose en el lugar de la víctima. Señoras feministas, yo no he sido ni soy una víctima. Y entre los hombres sigo haciendo lo que se me da la gana, porque no veo desemejanz­as. Yo sí sé defenderme, sin importar el riesgo que corra. Dejen ustedes de quejarse tanto y más bien cojan peso en esas tetas.

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