Barcelona no tiene miedo
Las expresiones de solidaridad y apoyo brotaron en ‘la Ciudad Condal’ tras el atentado de ayer en el turístico paseo de Las Ramblas
La tarde tranquila de verano se transformó en un ruido interminable de sirenas y desconcierto. Los Mossos D’esquadra (la Policía autonóma de Cataluña) y ambulancias se replegaron hacia el centro de la ciudad como si se tratara de un grave accidente de tránsito. Sin embargo, sucedió lo peor: una furgoneta se llevó a su paso todo lo que encontró desde el inicio de la zona peatonal de Las Ramblas, a la altura de la emblemática Plaza Cataluña hasta la Plaza de La Boquería.
Fueron casi 530 metros en los que se sembró el terror. Un día de caminata pasó de la vida al dolor, como si la primera se pudiera reclamar como un botín de victoria y la segunda, como excusa para generar repudio hacia los migrantes y los propios turistas (a quienes grupos de extremistas le han declarado la guerra por su condición masiva y destructiva para la ciudad).
Quienes han visitado Barcelona o la han visto en los programas de viajes saben que caminar por Las Ramblas es adentrarse en uno de los corredores peatonales más famosos del mundo. El número de personas que la transitan diariamente puede superar 300.000 en un día. De todos ellos, hoy resultaron más de 100 heridos y perdieron la vida 13: amigos, hijos, hermanos, quizás amores.
Pero ese terror no logró apoderarse de la ciudad del todo. La fraternidad brota, así como las expresiones de cariño y soporte en la redes sociales, en cada llamada de amigos que preguntan si quienes estamos en Barcelona nos encontramos a salvo.
Hay bancos de sangre llenos en los hospitales, donde los ciudadanos se volcaron para donar. Los taxistas y los conductores de vehículos turismo con conductor (VTC) ofrecen carreras gratuitas para ayudar a evacuar a todos los turistas y personas afectadas que no pueden permanecer en la zona acordonada del atentado. Los hoteles dispusieron de acomodación sin costo para quienes lo necesiten. Todas estas son muestras de cómo el amor todo lo puede, el suficiente para confrontar la provocación del terror.
Esta violencia extrema puede generar el efecto contrario de lo que buscan los yihadistas. Mientras ellos quieren exacerbar el odio y generar un gran impacto psicológico en las ciudades, terminan fomentando la solidaridad y la humanidad. En esta época de tensa calma, de sentimientos encontrados por extremismos y sentimientos nacionalistas, queda aún esa esperanza de que unidos se puede contener al miedo sin importar qué idioma se hable o dónde se haya nacido.
Desde los ataques del 11-M en Madrid, ocurridos en 2004, ocho países europeos han sufrido atentados con víctimas mortales, reclamados por Isis. Más de 600 muertos han dejado los hechos, entre los que se recuerdan los atropellos masivos en Niza y Berlín. Aunque España mantiene su nivel de alto riesgo (4 sobre 5) desde junio de 2015, no ha resultado suficiente para contrarrestar la radicalización a través de planes de acción integral locales que in- cluyan a los ciudadanos, sean nacionales o migrantes.
De los operativos de la tarde, las autoridades lograron capturar a dos implicados con el ataque con la furgoneta. También se detuvo a un conductor de nacionalidad española que se saltó un control policial y atropelló a varios agentes. Pero este hecho no se ha relacionado con los atentados. Ahora empiezan a conocerse las historias de las víctimas, mientras el silencio reina con la noche en Barcelona.