UNA VIGILIA POR LAS TORTUGAS
En Semana Santa, el tráfico de hicoteas y morrocoyas se dispara en la costa Caribe. La Policía ya ha rescatado a 800 ejemplares, en una lucha contra el tráfico de estas especies.
Despellejadas vivas, asfixiadas en costales, amarradas o enterradas bajo pilas de aserrín o arena, así las autoridades ambientales encuentran a cientos de tortugas y sobre todos hicoteas en días previos a la Semana Santa en la costa Caribe.
En el restaurante Donde Juana, ubicado en la calle 21 en Barranquilla, lo que algunos denominan como una exquisitez local se vende libremente guisada o en sopa en esta temporada, pese a ser una especie prohibida por la ley.
“Hoy no tenemos, pero los fines de semana vamos a ofrecer la sopa, porque la piden mucho, sobre todo los caballeros, que dicen es afrodisiaca”, asegura la cocinera Carmen Méndez, en medio de risas, mientras sopla con cartones el fogón de leña.
En este sector de la ciudad, la mayoría desconoce que la Trachemys callirostris o mejor conocida como hicotea es una especie amenazada en el país de acuerdo con el Ministerio de Ambiente.
Los cazadores furtivos internados en los montes de Córdoba, Bolívar o el Atlántico utilizan varillas largas y afiladas para sacarlas de sus agujeros naturales o suelen incendiar largas extensiones de tierra con el fin de que salgan de su hábitat con facilidad.
El peregrinaje de estos indefensos animales no termina allí: las hicoteas, antes de ser consumidas, permanecen cuatro días en tanques de agua y sin alimento para que su carne quede limpia. Su preparación es aún más dolorosa, son hervidas vivas para que, según la cocinera de Donde Juana, “su carne se desprenda más rápido del caparazón”. Esta suele consumirse desmechada, en sopa, guisada y a la leña.
Esta cruel exquisitez criolla suele estar en el menú del Caribe, en mayor proporción, en días previos a la Semana Santa como costumbre asociada a la Cuaresma y al ayuno de carnes rojas los viernes previos a la celebración.
En el país existe un Código Nacional para los Recursos Naturales que data de 1974, que es uno de los documentos en los que se basa la Policía Ambiental para el manejo de estas especies.
“La costa Caribe es rica en reptiles y se persiguen mucho a las tortugas, las iguanas y las serpientes”, dijo Éver González, comandante de la Policía Ambiental, a PUBLIMETRO.
Para las autoridades, el trabajo de prevención en la comunidad es vital, con el fin de que el tráfico ilegal de estas criaturas termine. “En 2016 y 2017 hicimos un trabajo muy grande de prevención y ya las personas han comprendido que no se debe consumir carne de chigüiro, no se debe comercializar la carne de tortugas e hicoteas o los huevos de iguana. En años pasados recuperamos alrededor de 800 huevos de iguana y en años anteriores las cifras eran mucho mayores que ahora”, resaltó González.
En días previos a la Semana Mayor, la Policía Ambiental redobla sus controles no solo para combatir el tráfico terrestre, sino también la pesca. “Este año tenemos unos planes que comienzan este viernes de la mano con las autoridades de carácter ambiental. Esta semana hicimos un procedimiento de captura de pesca ilegal por el incremento en el consumo de pescado”, confirmó.
La Policía Ambiental estará desplegada en terminales, aeropuertos y carreteras para vigilar el tráfico animal en la costa Caribe en esta temporada. “En esta época de Semana Santa, que atrae mucho al turismo, queremos que la gente que viaje en carretera por Córdoba, Bolívar y Atlántico evite comprar esta fauna como osos perezosos o huevos de iguana en las vías del país, para que ese comercio ilegal no persista”.
También ejercen controles en las plazas de mercado en el centro de Barranquilla, para evitar la venta de carne de especies amenazadas. “Tenemos a diversas personas que nos llaman y avisan cuando se está comercializando este tipo de carne en el mercado público, porque la gente ya está tomando conciencia sobre el cuidado de la fauna”.
Este año fue incautado un cargamento de mil tortugas, entre hicoteas y morrocoyos en San Marcos, Sucre, que iban transportadas en dos camiones. En el caso no se presentaron capturas. La autoridad ambiental calculó que quinientas eran hicoteas, en su mayoría hembras.
¿Qué dicta la ley?
El tráfico ilícito y el aprovechamiento de los recursos naturales hace parte del artículo 328 del Código Penal colombiano y está catalogado como un acto ilícito tanto para aquellos que trafican como para los que consumen este tipo de fauna.
Con la implementación del Código Nacional de la Policía se ha incrementado el número de llamadas de denuncia al 112, número nacional de la Policía, con el fin de hacer entregas de este tipo fauna. En el Código, la Ley 1801 en su artículo 101, en el numeral 10, señala: “Se prohíbe la tenencia de fauna silvestre en calidad de mascotas”.
“Con el ánimo de que no les hagan un comparendo, mucha gente llama y entrega este tipo fauna voluntariamente a la Policía Ambiental”, destacó González.
Las penas por el tráfico ilícito oscilan entre seis y 36 meses y es un delito excarcelable.
“Ante la reincidencia, los fiscales delegados para los recursos naturales tomarán otras medidas de mayor peso con estos infractores”, advirtió el comandante.
“Las penas por el tráfico ilícito de fauna protegida oscilan entre 6 y 36 meses” Éver González, comandante de Policía Ambiental