Cuatro años de incertidumbre
Si bien la seguridad alimentaria ha tenido una recuperación sostenida desde la pandemia de covid-19, persisten problemas a los que se les debe prestar atención
“CUANDO LOS NIÑOS NO CONSUMEN LOS ALIMENTOS NECESARIOS, TIENEN PEOR RENDIMIENTO ESCOLAR Y PROBLEMAS DE APRENDIZAJE EN SU VIDA ADOLESCENTE Y ADULTA”
ANDRÉS BODENSIEK Investigador y magíster en Economía Agrícola y Ambiental
Las banderas rojas y las cacerolas vacías fueron algunos de los símbolos del hambre y el desespero durante los aciagos días de la cuarentena de 2020 en Colombia. Y aunque el Estado implementó múltiples políticas para mitigar los alcances de la falta de alimentos en las mesas de los ciudadanos, aún persiste la inseguridad alimentaria en varias regiones.
“Para el país ha sido bastante difícil, por no decir que traumático, retomar el camino que permitía avanzar en esta materia, sobre todo porque la pandemia lo que dejó fueron unas cifras sin precedentes. Fue una situación que se podría catalogar de tragedia humanitaria, porque hubo entre 21 y 22 millones de personas, casi la mitad del país, pasando hambre”, explicó Andrés Bodensiek, investigador y magíster en Economía Agrícola y Ambiental, citando cifras del Programa Mundial de Alimentos (PMA).
Hoy, los últimos datos apuntan a que hay cerca de 13 millones de personas pasando hambre, de acuerdo con las cifras del PMA. Si bien se trata de una recuperación significativa, lo cierto es que si la pandemia no hubiera aparecido, la lucha contra el hambre hubiera tenido un avance considerable.
De acuerdo con el experto, se considera que una persona adulta está pasando hambre cuando en su ingesta de alimentos
diarios no consume, cuando menos, 2500 kilocalorías, que son necesarias para mantener el funcionamiento adecuado del organismo. Un niño pasa hambre cuando consume menos de 1300 kilocalorías diarias.
Uno de los asuntos más preocupantes, según Bodensiek, tiene que ver con la desnutrición infantil crónica, que se agravó rápidamente durante los últimos años. Solo este año, el Instituto Nacional de Salud (INS) ha documentado 6034 casos de niños menores de cinco años diagnosticados con desnutrición en el país.
“Cuando los niños no consumen los alimentos necesarios, tienen peor rendimiento escolar y problemas de aprendizaje en su vida adolescente y adulta. Entonces, aquí estamos causando un problema de largo plazo”, advirtió Bodensiek.
También recomendó que el Gobierno les ponga la lupa a los tratados de libre comercio que ya se han firmado y que se tracen políticas públicas con miras a mejorar la soberanía alimentaria.
Medellinenses comen menos de tres comidas al día
Medellín es una de las ciudades en donde la pandemia por covid-19 impactó notoriamente a las familias, dejando al 24% de los medellinenses con menos de tres comidas al día, según la encuesta de Medellín Cómo Vamos. Este es un porcentaje que se ha mantenido después de la pandemia por encima del 20%, cuando, desde que comenzó la medición en 2006, no superaba el 12%. John Freddy Gómez, nutricionista dietista y jefe del programa de Nutrición y Dietética de la Universidad CES, dijo que, seguramente, el tema de la inseguridad alimentaria se incrementó en pospandemia
en gran parte de los municipios y del departamento de Antioquia.
“Lo que pasa es que tenemos una limitante en este momento para establecer de una forma precisa en datos de medición, porque en Colombia, la última encuesta de seguridad de la situación alimentaria nutricional, se hizo en 2015, así que, a la fecha, no tenemos un dato que nos permita decir cómo estamos en el departamento y en Medellín”, explicó el experto. Además, indicó que en el departamento se presenta un nivel de inseguridad alimentaria moderado grave del 20,94%, que resultó de una encuesta cuya metodología de medición no convence a los académicos, pero que es el dato que se maneja actualmente.
“En pospandemia, el incremento de los precios de los alimentos obviamente afecta la disponibilidad y el consumo en los hogares, esto pasó con la carne y los alimentos de fuentes proteicas, que se fueron muy, muy por encima y seguramente esto afectó la canasta familiar. Además, en su momento, cuando subió el dólar, se afectó el costo de los alimentos. Con esto, las personas han disminuido el consumo de alimentos en el día o han disminuido las porciones y eso es una realidad”, agregó Gómez.
El experto fue enfático al afirmar que “los riesgos de desnutrición aguda representan efectos para toda la vida en el desarrollo cognitivo. Medellín tiene las capacidades, el personal y las universidades para establecer las estrategias de alimentación para mitigar y cuidar a las personas en su ciclo de vida”.
Los retos en Cali
Luego de la pandemia del covid-19 y el estallido social que vivió la capital del Valle del Cauca, viniero el hambre, la desnutrición y problemas sociales. Pese a que Cali se haconsiderado como una ciudad resiliente, luego de la pandemia, la inseguridad alimentaria en la ciudad aumentó, pues hay alrededor de 44% de habitantes en la ciudad y en el departamento que no tiene acceso a los suficientes alimentos al día, de acuerdo con la Organización para la Agricultura y la Alimentación de las Naciones Unidas.
Incluso el Instituto Nacional de Salud (INS) indicó que hasta el cierre de 2023, al menos 800 niños y niñas menores de cinco años presentan desnutrición aguda y al menos nueve niños murieron en el Valle del Cauca como consecuencia de la falta de alimentos.
De acuerdo con la encuesta de percepción ciudadana realizada por Cali Cómo Vamos, en 2023, 19 de cada 100 de personas indicaron que no contaron con las tres comidas diarias por no tener alimentos, más que todo en hogares de estratos bajos (28%), incluso, el 13% de estratos medios, tampoco pudo tener las tres comidas, de hecho, en estratos altos, se presentó la misma situación (6%).
La Administración Distrital ha implementado estrategias para poner fin al hambre en la ciudad y fortalecer el sistema de comedores comunitarios. Sin embargo, al comienzo del nuevo gobierno, el alcalde de Cali, Alejandro Eder, expresó su preocupación ante la falta de recursos para mantenerlos.
Cabe resaltar que en la capital del Valle del Cauca, hay al menos 800 comedores comunitarios a los que no solamente asisten personas que viven en la calle, sino también trabajadores informales, adultos mayores y hasta estudiantes universitarios.
Cali sin hambre es una de las estrategias que está implementando la Secretaría de Bienestar Social y que recibió el acompañamiento de la FAO (Organización para la Agricultura y la Alimentación de las Naciones Unidas), para garantizar en la ciudad la seguridad alimentaria y el acceso a alimentos suficientes y de buena calidad.
Con este apoyo, buscan mejorar el funcionamiento y atención de los comedores comunitarios, además de fortalecer el trabajo de promover la producción local de alimentos y el trabajo en las huertas comunitarias.
De acuerdo con Ana Carolina Quijano, secretaria de Bienestar Social de Cali, el programa de fortalecimiento de la FAO comenzará este mes, una vez los comedores comunitarios estén funcionando.
“Dentro del proceso está el fortalecimiento de las huertas urbanas, en conjunto con el Dagma y otros actores estratégicos, vamos a hacer un ejercicio de intervención psicosocial a gestoras, gestores y beneficiarios, creemos que este programa tiene que tener un componente social fundamental, porque es lo que nos va a permitir crecer. Además, queremos fortalecer la supervisión y acompañamiento en territorios, es clave que sepamos quiénes son los beneficiarios, dónde viven, sus características”, indicó Quijano.
“En pospandemia, el incremento de los precios de los alimentos obviamente afecta la disponibilidad y el consumo en los hogares, esto pasó con la carne y los alimentos de fuentes proteicas, que se fueron muy, muy por encima” JOHN FREDDY GÓMEZ Jefe del programa de Nutrición y Dietética de la Universidad CES
“Teniendo en cuenta nuestros datos de percepción, en 2023, el 41% de la ciudadanía reportó que no pudo tener las tres comidas por falta de alimentos, en las últimas cuatro semanas” LUCÍA AVENDAÑO GELVES Directora de Barranquilla Cómo Vamos
La pobreza golpeó a Barranquilla
Otra de las cifras relevantes son las que muestran que todavía la pobreza sigue creciendo en Barranquilla. La pandemia y su paso hicieron más pobres a los ciudadanos más vulnerables de esta escala: “Vale la pena destacar que, según nuestra Encuesta de Percepción Ciudadana (EPC) 2023, el 54,8% de la ciudadanía reportó que en la ciudad no es fácil conseguir trabajo. Sin embargo, el 32,7%
de los ciudadanos afirmó que se consideraba pobre. Sobre este último dato es clave anotar que en 2018, antes de la pandemia, solo el 15% de los barranquilleros se autopercibió como pobre”, recalcó Lucía Avendaño Gelves, directora de Barranquilla Cómo Vamos.
Sin embargo, con el pasar de los años, la ciudad presenta una recuperación en cuanto a la pobreza, como otra herida que se está curando poco a poco después del covid-19.
“En cuanto a la pobreza, según el Dane, entre 2021 y 2022, 62.753 personas salieron de la pobreza. De hecho, el coeficiente de Gini, que mide la desigualdad, que se presenta entre 0 y 1, disminuyó entre 2021 y 2022. Por lo que se infiere que hay resultados en los esfuerzos por registrar una ciudad que trabaja por superar la desigualdad”, explicó Avendaño.
Pero aún existen heridas profundas que no se han curado, como la falta de las tres comidas diarias que sufre el 41% de la ciudadanía en Barranquilla. Un indicador que aumentó después de la llegada del coronavirus y una brecha que no se ha podido superar.
“Teniendo en cuenta nuestros datos de percepción, en 2023, el 41% de la ciudadanía reportó que no pudo tener las tres comidas por falta de alimentos, en las últimas cuatro semanas. Los datos se tomaron entre agosto y septiembre de 2023. Este dato, en 2018, fue del 18% y en 2019, del 22%. En 2022, se ubicó en 42%”, advirtió Avendaño.
“LAS PERSONAS HAN DISMINUIDO EL CONSUMO DE ALIMENTOS EN EL DÍA O HAN DISMINUIDO LAS PORCIONES Y ESO ES UNA REALIDAD”
JOHN FREDDY GÓMEZ Jefe del programa de Nutrición y Dietética de la Universidad CES