De la Sierra Nevada a la universidad
Tres indígenas arahuacos recibieron sus diplomas en Administración de Empresas, Psicología y Licenciatura en Ciencias Sociales
En las estribaciones de la Sierra Nevada de Santa Marta está ubicada, entre nubes de rocío, la vereda Betania, un asentamiento indígena reconocido por sus montículos funerarios y por ser considerado territorio sagrado de las tribus de los hermanos mayores.
Allí vive el indígena arahuaco Jesús Álvarez Contreras, quien tiene que bajar cada fin semana sorteando varios pisos térmicos entre cafetales, quebradas, helechos y plantas de cacao para llegar a Fundación, Magdalena, donde obtuvo su título como licenciado en Ciencias Sociales. “Es una experiencia maravillosa ver que valió la pena nuestro esfuerzo. Me acuerdo cuando teníamos que recorrer en moto tres horas para venir desde la vereda donde vivimos, allá en la Sierra, hasta Fundación, donde está el punto de servicio para acceder a los computadores y recibir tutoría”, dijo Contreras a PUBLIMETRO.
El profesional en Ciencias Sociales aseguró que para recibir su educación completa, a él y a sus tres compañeros de travesía –quienes se graduaron el 23 de septiembre de otras carreras profesionales– incluso les tocaba bajar a pie debido a que no contaban con medios para movilizarse y recibir sus clases. “Recuerdo que a veces no teníamos para el transporte, o cuando llovía mucho, el camino se hacía imposible, nos tocaba a pie, pero valió la pena”.
El sábado pasado, en la sede del colegio oficial Francisco de Paula Santander de Fundación, fue la graduación de los primeros profesionales del programa ‘Educación Virtual para Minorías’. El acto contó con la presencia de la viceministra de Educación, Natalia Ruiz; el presidente del Icetex, Andrés Eduardo Vásquez; y el rector del Politécnico Grancolombiano, Fernando Dávila.
“La experiencia ha sido maravillosa con esta comunidad indígena, que es muy abierta a pensar y a convivir. Siempre nos han recibido con mucho amor, poseen un gran espíritu transformador que siempre los impulsa a estar en armonía con la naturaleza”, comentó la viceministra Ruiz.
Para un miembro de la comunidad arahuaca, antes de la llegada de esta modalidad virtual, era muy difícil acceder a algún tipo de educación. Muchos jóvenes debían dejar su hogar y viajar a Santa Marta, Valledupar o Barranquilla con la finalidad de graduarse y obtener títulos en educación superior. “Al irse de su comunidad, uno pierde su arraigo y su pertenencia, y luego, cuando regresa de la ciudad, no quiere volver aportarle a su gente”, advirtió Contreras refiriéndose a la preocupación que genera el desprendimiento de sus hogares.
Para obtener sus títulos profesionales, los estudiantes debían asistir a clases los fines de semana o entre semana, conectarse en computadores y acceder a unas plataformas virtuales en las que les dictaban los distintos módulos.
De esta forma, el profesor interactúa de manera personalizada con los estudiantes para orientar los procesos de aprendizaje y resolver, en cualquier momento y de forma más rápida, las inquietudes de los aprendices.
Saliendo del cascarón
A Graciliano Rodríguez Torres, indígena líder de la comunidad arahuaca, solo le falta un año para graduarse como psicólogo, una carrera que eligió para conocer lo que él llama “mundo occidental” y ayudar a los suyos. Graciliano tiene 26 años.
“Desde primaria quise hacer algo más allá que cultivar cacao. Estudiar era mi sueño para tener una vida distinta, y al mismo tiempo poner en práctica lo que podría aprender con lo que me enseñaban en la Sierra. Encontramos facilidad para estudiar, solo tenemos que salir de nuestro resguardo Kankawaruwa para estar más cerca de Fundación, donde recibimos ayuda de la universidad, porque de lo contrario tendríamos que caminar hasta un día para llegar”, detalló el líder indígena.
Ruiz aseguró que desde el ministerio hacen esfuerzos para respaldar este tipo de iniciativas, las cuales ayudan a acortar la brecha en materia de acceso a la educación superior para las comunidades indígenas, afrodescendientes y en condiciones de vulnerabilidad. “Esta invitación requiere de un gran compromiso de nuestra parte. Lo que ellos nos han pedido es que a través de este programa y junto al Icetex más jóvenes puedan educarse de manera virtual”, indicó.
Asimismo, el Ministerio de Educación manifestó que el precio para este tipo de educación virtual es muy cómodo y asequible. “Al graduarse, el profesional, dependiendo de su sueldo, puede pagar su educación por medio de cuotas muy cómodas”, explicó la viceministra.
El rector del Politécnico Grancolombiano, durante la visita a la Sierra, se comprometió a entregar tres becas para los mejores bachilleres de la comunidad indígena al final de este año, de los cuales 11 aspiran a ingresar a la universidad. Además, selló el compromiso de gestionar, con el Ministerio de las TIC, un punto de conectividad más cercano a ellos con cinco computadores para que otros miembros de estas comunidades puedan graduarse.
Actualmente, los jóvenes indígenas que estudian bachillerato o primaria sueñan en grande; la mayoría desea que aumente la oferta para estudiar de forma virtual y así acceder a carreras como Ingeniería Industrial y Civil, Arquitectura y Odontología. Incluso hay algunos que aspiran a estudiar con la idea de aprender a diseñar software para computadores. “En mi comunidad hay muchas ganas y hambre de conocimiento para aplicarlos y transmitirlos a nuestra gente”, resaltó Torres.
La educación virtual permitirá que otras minorías como la afrodescendiente, los desplazados, las víctimas y los excombatientes puedan a acceder a educación de calidad en lugares de difícil acceso en el país.