Erfecto asesino
mi papá murió de cáncer”
El papá de Yenifeth Bello trabajó por 44 años en Acerías Paz del Río. Israel Bello, quien se dedicaba al mantenimiento de electroimanes desde los 16 años, falleció hace dos años por mesotelioma pleural, la misma razón por la que murieron los Mayorga.
“Mi papá nos contó todo esto y digamos que nos dejó una constancia con la historia para contarle a sus compañeros que su vida estaba en peligro. Trabajó cuatro años sacando el asbesto de los electroimanes para reemplazarlo por el nuevo. Ahí se tragó todo el asbesto que pudo y con esos cuatro años fue suficiente para que muriera de una manera muy dolorosa. Ese tipo de cáncer es muy doloroso”, cuenta Yenifeth, radióloga del Instituto Cancerológico.
El misotelioma pleural
La enfermedad que causa la inhalación de las fibras de asbesto se llama misotelioma pleural, un tipo de cáncer muy agresivo. La enfermedad se produce por un contacto prolongado con una sustancia carcinogénica, pues se pega a la pleura, una especie de tela protectora de los pulmones, y provoca un tumor maligno que pareciera ser una coraza de células muertas que se van comiendo las células saludables, para finalmente terminar estropeando los órganos y ampliándose a más partes del cuerpo.
“Al asbesto se le dice ‘el asesino perfecto’ porque no deja unas huellas identificables. Es decir, la exposición a la sustancia se da en un año específico y se queda como en una especie de incubación y el cáncer termina por desarrollarse 40 o incluso 20 años después. ¡Todo cuando la persona ya no tiene cómo demostrar que fue por trabajar en una empresa que usaba de manera industrial el asbesto!”, cuenta Yenifeth que se ha especializado en los casos similares al de su padre.
“El tema de los cancerígenos es uno de esos temas sobre el cual existe una gran desinformación y que termina por causar una alarma que es entendible, sobre todo cuando se aborda desde elementos que se alejan de lo técnico. Nadie desconoce que las fibras de asbesto son cancerígenas, pero hay que entender que hay muchas más sustancias cancerígenas con las que se trabaja en el país. Esa lista de sustancias va creciendo, hoy hay 120, mañana podrían haber 121. Lo que quiero explicar es que al mismo nivel del asbesto hay infinidad de sustancias más cancerígenas que esta”, asegura Jorge Hernán Estrada, médico de profesión y director de Ascolfibras, un gremio de empresarios que se han unido para proteger el negocio del asbesto.
“El cáncer del que hablamos no solo se da por trabajar con asbesto, porque la excusa de las empresas como Eternit, es que ellos protegen los procesos y que se han tecnificado para que sus trabajadores no inhalen las fibras, pero tengo el caso de una amiga que sufre de mesotelioma porque el papá llegaba a la casa y se llevaba las fibras pegadas en el cabello”, cuenta Yenifeth.
“El Gobierno no quiere prohibirlo”
“Lo más triste es que el Gobierno no haga nada cuando simplemente podría prohibirlo y ya, pero yo me alejé de la lucha contra el asbesto porque me desanimé al ver que todos ‘briegan’ para que eso siga así. El Ministerio de Salud podría regular el uso del asbesto, pero no lo hace”, cuenta Cecilia Riaño.
En 2011, Minsalud expidió la resolución 007 de noviembre, en la que regulaba el uso del crisotilo, el único tipo de asbesto que se puede usar en el país, e impuso unas reglas para las empresas que lo usaban y de esta manera trabajar con todas las especificaciones para evitar que los trabajadores terminen por inhalar las fibrillas.
“Entiendo que ahora hay duchas en las fábricas y que hay cómo lavar los uniformes para no llevárselos a la casa. ¿Pero qué pasa con las personas que tienen tejas o tuberías o los tanques de agua en sus hogares? El día que una teja de Eternit se rompe, las fabricadas con asbesto empiezan a soltar el polvo y la gente de lo traga en sus casas. Cuando se erosiona una tubería o un tanque, se desprenden esas partículas y van a parar a nuestros estómagos por medio del agua”, dice Yenifeth.
“El problema es que no ha habido voluntad desde el Gobierno para prohibirlo. No habría necesidad de hacer nada de esto desde el lado legislativo, si desde arriba se hicieran las cosas”, cuenta la senadora del Partido Conservador, Nadia Blel, quien ha luchado