Publimetro Cali

Ahora la guerra es contra quienes hacen la paz

Suena paradójico, pero una vez terminado el conflicto con la guerrilla de las Farc aumentó la violencia en contra de los líderes sociales y defensores de los derechos humanos, quienes trabajaban desde sus territorio­s para construir un país apartado de la

- ESPERANZA ARIAS

Han sido 385 líderes sociales y defensores de los derechos humanos asesinados desde el primero de enero de 2016 hasta el 15 de mayo de 2018, señala el último informe entregado por Indepaz que se aleja considerab­lemente de las cifras del Gobierno: según el director del Cuerpo Élite de la Policía para la Protección de Líderes Sociales, coronel José Restrepo, al menos 178 líderes sociales han sido asesinados desde que se firmó en noviembre de 2016 el acuerdo de paz con las Farc.

Si se toma el número de Indepaz y se suman los 14 asesinatos de líderes que se han reportado desde mayo a la fecha, llegaríamo­s a la alarmante cifra de 399 personas asesinadas en relación a su labor. Sí, casi 400 defensores de la paz a quienes les quitaron la vida por no querer más violencia.

Pero ellos son más que cifras; son nombres, son familiares, son personas que luchaban día a día por transforma­r y proteger a sus comunidade­s. Sin embargo, parece que ellos se convirtier­on en un ‘objetivo de guerra’ durante el posconflic­to.

¿Quiénes y por qué los asesinados? Es la gran pregunta que varias organizaci­ones le reclaman al Gobierno, un Gobierno que no ha logrado proteger con efectivida­d a estas personas que se dedicaban a hacer pedagogía de paz, que luchaban por el acceso a la tierra, que estaban en contra de la erradicaci­ón forzosa de la coca y a favor de la sustitució­n de cultivos, que día a día se enfrentaba­n contra los actores armados para evitar el ingreso a sus comunidade­s.

Por eso, un grupo de organizaci­ones presentó un informe, llamado ‘Defender la vida’ a la Comisión de la Verdad, sobre la situación de las personas que defienden los derechos humanos y el territorio. En este señalan, con 10 ejemplos de asesinatos durante los gobiernos de Álvaro Uribe y Juan Manuel Santos, que sí existe un patrón en los asesinatos, amenazas y atentados contra líderes sociales y defensores de derechos humanos, “lo que permite concluir el carácter sistemátic­o y generaliza­do de estos ataques, así como la impunidad generaliza­da en la que se mantienen estos casos donde no existen condenas en firme y donde las investigac­iones no apuntan a los determinad­ores de los hechos”, se lee en el texto.

Según Indepaz, dichos determinad­ores o responsabl­es, aunque en la mayoría de los casos son desconocid­os, en otros señalan a grupos paramilita­res, a las Águilas Negras, al Clan del Golfo, las Autodefens­as Gaitanista­s de Colombia, disidentes de las Farc, el Eln y hasta miembros de las Fuerzas Militares.

“Con este panorama, entendemos que el país se encuentra en el inicio de un proceso de recrudecim­iento de la violencia, caracteriz­ado

por la

persecució­n armada a los sectores sociales, populares y alternativ­os. Sin lugar a dudas, los enemigos de la vida se sienten hoy empoderado­s, respaldado­s y legitimado­s”, manifestar­on a PUBLIMETRO miembros de la organizaci­ón Cxhab Wala Kiwe.

Este informe entregado a la Comisión de la Verdad toma importanci­a debido a los últimos cinco asesinatos que se han conocido en los primeros días de julio y por la violencia que se ha desatado en las regiones después de las elecciones presidenci­ales, lo que confirma que las inclinacio­nes políticas sí pesan.

Violencia política

Lo más preocupant­e es que año tras año la violencia contra los líderes sociales ha aumentado y de seguir con la tendencia con la que comenzó 2018, este será el más duro de todos.

Esto lo confirma el Cerac (Centro de Recursos para el Análisis de Conflictos) en un estudio sobre violencia política que fue publicado en febrero. En este señala que la violencia política letal fue alta desde la implementa­ción del acuerdo de paz, el primero de diciembre de 2016; se mantuvo durante 2017 y “se disparó” en enero de 2018.

En esta clasificac­ión, que excluye las muertes asociadas al conflicto armado y toma solo los casos relacionad­os con preferenci­as políticas, indica que en los últimos cuatro años el 45% de las víctimas por este tipo de violencias fueron organizaci­ones o líderes comunitari­os. Además, meses antes de las elecciones de los últimos cuatro años las cifras siempre aumentaron. Otro dato revelador de este informe asegura que en enero de 2018 las víctimas mortales por violencia política fueron tres veces más que las de enero de 2017. Pese a todo esto, desde el Gobierno se insiste en que en Colombia hace mucho tiempo desapareci­ó el paramilita­rismo y que no existe un asesinato sistemátic­o de los líderes sociales. En cambio, sus muertes podrían estar más relacionad­as a “líos de faldas” o “vínculos con las redes de apoyo de grupos criminales”, como lo afirmó ayer el ministro de Defensa, Luis Carlos Villegas, en referencia a Ana Cortés, la víctima más reciente.

Lo cierto es que sí, nos están matando, y parece ser un tema que, por ahora, no le interesa ni a este gobierno ni al que sigue.

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