El primer hombre que fue despedido… por un robot
Un día, Ibrahim Diallo llegó a su nuevo trabajo y descubrió que había sido despedido automáticamente por una máquina, a pesar de que su jefe no había dado esa orden
Los robots y las máquinas han ido adquiriendo cada vez más importancia en la sociedad moderna, ya podemos verlos en infinidad de industrias e incluso prestando servicios directamente a humanos; sin embargo, recientemente una máquina tomó por sí misma un papel muy importante en una empresa y decidió despedir a un trabajador. Ibrahim Diallo es el nombre del primer humano despedido directamente por un robot, quien un día llegó a su centro de trabajo y descubrió que había sido despedido por decisión de una máquina, la cual incluso envió correos electrónicos para avisar que Diallo había sido separado de su cargo. Después de vivir esta aterradora experiencia, el desarrollador de software habló con PUBLIMETRO y nos contó su historia.
Háblenos de usted y de su carrera
Mi nombre es Ibrahim Diallo, soy un desarrollador de software y empresario de Guinea, que actualmente reside en Los Ángeles, California. Estaba en el camino de la ingeniería electrónica antes de tomarme en serio la programación. Me convencí rápidamente cuando empecé a cobrar como programador antes de completar mi primera clase en la universidad. Era mi vocación.
¿Es verdad que lo despidió un robot? Cuéntenos más sobre ello.
Sí. Bueno, el robot no tenía un cuerpo físico, no tenía una voz como la de Siri, de hecho, ni siquiera era inteligencia artificial. Se trataba de una serie de guiones autónomos que no requerían interacción humana para llevar a cabo sus tareas. Cuando se marcó la casilla equivocada en un formulario en alguna parte, el sistema se hizo cargo y notificó a todas las personas necesarias de mi despido. No había nada que alguien pudiera hacer para detenerlo.
¿Cómo te sentiste después de ser despedido por una máquina?
No podía creerlo. Mi jefe me miró a los ojos y me dijo que no me habían despedido. Un correo electrónico apareció en su pantalla y dijo: “Sí, lo es”. Al principio pensé que era gracioso, pero rápidamente se volvió aterrador. Cuando la máquina continuó enviando correos
electrónicos e instruyendo a la gente, comencé a sentirme como si estuviera en la película Minority Report y la máquina sabía de un crimen que cometería en el futuro. Todo me golpeó cuando me escoltaron hacia afuera del edificio. No era una broma.
¿Cómo terminó eso?, ¿recuperó su trabajo?
Después de tres semanas sin poder acceder al trabajo y que nadie supiera cómo hacer retroceder el sistema, me volvieron a contratar como nuevo empleado. Estaba frustrado, pero no podía culpar a nadie. Todos los humanos estaban de mi lado, pero alguien tenía que asumir la responsabilidad. Me convertí en el tipo que fue despedido por razones poco claras. Empecé a sentir que un ojo sospechoso me seguía a todas partes.
Terminé saliendo un par de meses después para trabajar a tiempo completo en Renly, una start-up que cofundé.
¿Qué piensa del poder que están ganando las máquinas y los robots?, ¿es una situación preocupante?
Las máquinas siempre han sido mejores que los humanos para realizar tareas repetitivas, así que no creo que sea razón para dejar de confiar en ellas. Sin embargo, deberíamos echar un segundo vistazo y tratar de entender cuán capaces son en realidad. Una inteligencia artificial, a pesar de su nombre, no puede lidiar con una situación para la que no fue entrenada. Opera en un campo estrecho y especializado. Un sistema diseñado para despedir a un empleado solo puede hacer una cosa: despedir a un empleado. Lo que tenemos que hacer es recordar y reconocer estas limitaciones antes de desplegar las máquinas en lugares donde afectan a vidas humanas.
¿Tenemos que hacer algo para evitar que este tipo de situación se repita?
Mientras se diseña cualquier sistema automatizado, debería ser necesario añadir un gran botón rojo gigante que diga ¡invalidar! Ese fue el problema con la máquina que me despidió, nadie sabía cómo detenerla. En cualquier momento, un humano debería ser capaz de hacerse cargo del proceso.