EL CAMPEÓN ES
La final menos esperada de todas despierta el interés del planeta. La poderosa Francia sueña con repetir título después de 20 años, mientras que los croatas, con la simpatía de todos los neutrales, va por una gesta para la historia
En Moscú se resuelve el enigma. Francia va por su segunda copa luego de 20 años de su único título. Croacia, la selección que se ganó la simpatía del mundo, buscará escribir una de las páginas más épicas del fútbol en el estadio Luzhnikí, el domingo a las 10:00 a.m.
Si Nostradamus viviera, tampoco le hubiera atinado. Fue el Mundial más disparatado de la historia, con fracasos estrepitosos de Alemania, Argentina y España, entre otros; tampoco asistieron las históricas Italia y Holanda, lo mis- mo que la campeona de América, Chile. Ninguna de las ‘pollas’ previas predijo una parte del cuadro de la muerte y otra en la que estaba para cualquiera.
Ese cualquiera fue Croacia. La selección que cae simpática desde su vestimenta, o su manera correcta de ser, pero con carácter. También enternece que sea un país del este de Europa, con apenas cuatro millones y medio de habitantes.
Pero los croatas no son solo una historia bonita. En sus filas llevó a varias de las figuras más importantes del fútbol mundial, liderados por Luka Modrić e Ivan Rakitić, dos futbolistas que brillan en el Real Madrid y el Barcelona.
A su lado, los corajudos Mario Mandžukić y Ante Rebić, quienes disimularon su falta de técnica con exceso de actitud. Misma situación del defensor central Domagoj Vida, quien fue la bandera de la garra de un pueblo sufrido, que por años escuchó los estruendos de las bombas en la guerra de los Balcanes y hoy la única histeria que se escucha en las calles de Zagreb es el estallido cada vez que los ajedrezados convierten gol.
A Rusia no llegaron en las mejores condiciones. Hacían parte de los caballos negros, ese lote junto a Bélgica, Uruguay, Inglaterra y tal vez Colombia, capaces de dar el gran golpe que hoy Croacia
está a un paso de dar.
Pero, al talento y la garra había que impregnarle disciplina. Esa fue la tarea de Zlatko Dalić, el entrenador que cayó como paracaidista en Kiev, para jugarse la vida contra Ucrania y tener como premio un cupo en el repechaje, en una zona de la eliminatoria europea que lideró Islandia. El trabajo se hizo y tras superar a Grecia en el repechaje, Croacia se instaló en el Mundial.
Lejos de acabar las turbulencias, en Rusia
también existieron. Sin embargo, las decisiones forjaron un grupo unido, a prueba de balas. Dalić expulsó a Nikola Kalinić, delantero del AC Milan, por un acto de rebeldía inusitado, a tres días del partido contra Argentina. En Nizhny Nóvgorod, los balcánicos destiñeron a la Albiceleste con un contundente 3-0.
Todas mieles para Croacia, pero el momento de sufrir estaba por llegar. A partir de los octavos de final se vio la otra cara de los croatas. Sin juego, confundidos y pálidos, los dirigidos por Dalić no mostraron su mejor versión contra Dinamarca ni contra Rusia.
Allí, nació un héroe. Danijel Subašić, un portero de los de menor cartel en la Copa del Mundo, atajó cuatro penales en las definiciones e igualó el récord que compartían Sergio Goycochea y Harald Schumacher.
Lesionado en una pierna o exhausto, el guardameta tiene gran parte del pastel, si es que Croacia se corona.
Así se instalaron en la final de Moscú. El corazón superó a los músculos una vez más y en el estadio Luzhnikí habrá una digna selección croata, que mirará cara a cara a la poderosa Francia. Sin los galones de los galos, pero con la valentía de los que hacen historia.
Francia, entre la opulencia, la arrogancia y la excelencia
En frente, Croacia tendrá a la selección más costosa del mundo. Con ese peso llegó a Rusia 2018 y, de a poco, fue asumiendo el papel de candidato.
Decepcionante primera ronda, con un fútbol mezquino para superar a Australia; sometido en el segundo tiempo por Perú; y pactando de manera tácita un empate con Dinamarca, que les convenía a ambos, el esplendor francés apareció en el mata-mata.
En octavos, la Argentina de Leo Messi fue por momentos humillada por la velocidad francesa y por un sublime Kylian Mbappé.
Cuartos de final fue una clase de oficio a la selección más aguerrida de todas: Uruguay. Sin despeinarse, los galos accedieron a semifinales para ver cara a cara a los Diablos.
Fue candente, pero lejos de ser un infierno. Con todos sus recursos, Francia demostró ser justo finalista y el máximo favorito a ser campeón.
“Las finales son para ganarlas y todavía no hemos superado la que perdimos en la Eurocopa. Esa derrota está todavía ahí” Didier Deschamps, técnico de Francia
“No es fácil jugar contra Francia. Confío en nosotros. ¿Por qué no vamos a ser los nuevos campeones?” Zlatko Dalić, técnico de Croacia