Los pecados de Jorge Almirón: su representante, su método y sus conflictos
Atlético Nacional contrató a un entrenador de los más cotizados del continente, pero con él viene un pasado polémico y un personaje al que tildan como el dueño del fútbol argentino.
¿Quién es Jorge Almirón? Nacido en San Miguel, Provincia de Buenos Aires, llega a Atlético Nacional un técnico con gran cotización en el sur del continente. San Lorenzo de Almagro, Racing Club e Independiente de Avellaneda se interesaron en él, pero su deseo fue partir al fútbol europeo, algo que se truncó.
Tras su fallida llegada a Las Palmas, el exentrenador de Lanús se la jugó por Atlético Nacional, un club grande del continente que tiene aspiraciones de ganar la Copa Libertadores.
Su llegada causó optimismo en la afición verdolaga, que se quedó con las últimas gestas de Almirón al frente de Lanús, en el que consiguió tres títulos y alcanzó la final de la Copa Libertadores, en la que terminó cayendo ante Grêmio de Porto Alegre. Sin embargo, el argentino tiene un prontuario que no solo se remite a los granates, sino a su paso por Independiente de Avellaneda, Godoy Cruz, Defensa y Justicia, o en la liga mexicana. El rendimiento del 50% de eficacia enciende las alarmas y pone cuestionamientos sobre la labor desarrollada por el de San Miguel.
A los equipos a los cuales llegó, Almirón fue representado por Christian Bragarnik. Este empresario, quien estuvo al pie de Julio Grondona cuando recién se formaba como agente, es quien ha impulsado la carrera del entrenador a lo que es hoy.
Bragarnik recibió el mote del ‘dueño de la pelota’, al tener preponderancia en varios clubes argentinos, a los que llevó a los jugadores que representaba y también a los entrenadores. Así comenzó la historia del agente y Almirón, en Defensa y Justicia, club de la B, en 2009.
El camino de los dos pasó por México y luego llegó a Argentina, en el que Almirón se destacó en Godoy Cruz para luego llegar al equipo del que dice ser hincha: Independiente de Avellaneda.
Allí, su primera disposición fue sacar a los jugadores que consideraba molestos para su idea de juego y para su liderazgo. Daniel Montenegro era el ídolo de la afición, pero el nuevo técnico se lo ‘cargó’, allá por 2014.
Al no jugar con un creativo clásico, Almirón fue quitándole terreno al ‘Rolfi’ y luego le enseñó la puerta de salida. Montenegro se marchó y el técnico no tuvo una buena conexión con la hinchada, pese a los buenos resultados que cosechó.
Tras la salida del ídolo, Almirón y Bragarnik pusieron en marcha la contratación de futbolistas representados por él. La mayoría de ellos no hicieron pie en el club rojo, siendo las de Claudio Aquino y Emanuel Aguilera las más polémicas, ambos provenientes de Godoy Cruz.
Ante el rendimiento que demostraron, la tribuna pidió la salida de los futbolistas y a la vez del entrenador, que se fue antes de tiempo. Almirón recaló de nuevo en México y con él, varios jugadores de Bragarnik.
A su vuelta a Argentina para dirigir a Lanús, la dupla volvió a funcionar. Eso sí, el club al sur de Buenos Aires le restringió los poderes a Bragarnik, pero con los éxitos deportivos los fue recuperando.
Bragarnik y Almirón formaron un dúo que tiene más luces que grises, pero que tiene una historia de negociaciones que se evalúan respecto al éxito o al fracaso deportivo. En Medellín, algunos creen que el argentino volverá a implementar su módulo y llegarán jugadores con el sello Bragarnik.
Interrogantes como si Almirón trabajará con los jugadores referentes del club (Macnelly Torres, Alexis Henríquez, entre otros), o si será quien los haga salir. En Independiente lo hizo y chocó contra un muro. Ahora Nacional es su mayor desafío.