SERBIA QUIERE VOLVER A SER YUGOSLAVIA EN RUSIA 2018
El fútbol balcánico buscará la reivindicación en suelo ruso y volver a lo que era la antigua Yugoslavia: la animadora de las copas del mundo. Tras la guerra, la nación se dividió, quedando Serbia con el legado y el palmarés del extinto país. No tiene la riqueza de antaño, pero jugadores como Nemanja Matić, Aleksandar Kolarov y Sergej Milinković-Savić prometen cosas buenas para la nueva aventura de las águilas blancas
Serbia apelará a su unión de grupo para sacar buenos resultados en el grupo E. La táctica no es su fuerte, en un proceso que no tiene suficientes antecedentes para ser identificable.
Marko Dmitrović es el arquero elegido, firmando una buena temporada en el Éibar.
En defensa es donde acumula la mayor experiencia en sus jugadores. Antonio Rukavina y Aleksandar Kolarov son los laterales, con mucha experiencia europea. En la zaga central, Matija Nastasić y Branislav Ivanović dan altitud a una línea fuerte en el juego aéreo.
La mitad de la cancha tiene el liderazgo de Matić. El del United hace pareja con Dušan Tadić, otro recuperador, pero con tendencia ofensiva. La línea creativa está a cargo de Filip Kostić por izquierda, Milinković-Savić por derecha y Adem Ljajić en posición de mediapunta.
Aleksandar Mitrović, del Newcastle, es el único centrodelantero de este equipo bastante ordenado.
Mladen Krstajić, el encargado del vuelo de las águilas
Su nombramiento le cayó del cielo, luego de que la federación decidió romper el contrato con el veterano Slavoljub Muslin, quien clasificó la selección a Rusia 2018. Krstajić se hizo cargo de la gira asiática de noviembre y un triunfo y un empate convencieron a los dirigentes para ratificarlo en diciembre como técnico oficial. No tiene experiencia de ninguna índole como entrenador, por lo que su modo de juego es una moneda al aire. Sin embargo, el temple con el que se desempeñó en su carrera internacional hace que sea un referente para los jugadores de una selección a la que catalogan con poco temperamento, contrario a los históricos combinados yugoslavos.
En los escasos cuatro partidos al frente de las águilas, tiene un récord de dos victorias, un empate y una derrota. Un destructor de juego, con todo lo que eso significa en el fútbol mundial. En la Premier League se ganó un nombre a base de músculo y orden, primero en el Chelsea y ahora en el Manchester United. Sin embargo, su juego no se limita a destruir, sino que también sabe armar en ofensiva. Tal experiencia lo hacen un baluarte de su seleccionado, uno de los que tiene mayor bagaje en un equipo joven. El éxito de Serbia dependerá del orden dentro de la cancha y Matić es experto en brindar seguridad. Además, su remate de larga distancia es de los más destacados en el mundo. En una década de participaciones internacionales, tiene 38 juegos acumulados y dos goles convertidos.