Publimetro Colombia

Política de ambientes escolares alimentari­os saludables: muy bonita en el papel, pero sin implementa­ción

Investigac­ión.

- LUIS BONZA MERLY QUINTANA

Cartagena es la primera ciudad del país en construir una política pública para defender el derecho a una alimentaci­ón adecuada en los niños, niñas y adolescent­es. El problema es que un año después de haber sido aprobada, todavía no se pone en marcha.

“Aquí falta algo verde, pásame una manzana”. El bodegón de Merly ya tenía el rojo de las cerezas, el amarillo de la piña, el naranja del mango y el morado de las uvas, pero hacía falta algo de verde para darle armonía a un cuadro que cambiaba la presentaci­ón normal de su quiosco. Ese cuadro era la representa­ción de un propósito que en el Distrito de Cartagena,

han llamado la Política de Ambientes Escolares Alimentari­os Saludables, un propósito que lleva un año en marcha, pero al que todavía le falta recorrer un largo camino para ser realidad.

Merly Quintana es la dueña de uno de los siete quioscos que alimentan a los más de 5860 estudiante­s de la Institució­n Educativa José Manuel Torices, más conocido como el Inem de Cartagena. Entre los productos que ofrece hay un amplio listado de frutas, digno de plaza de mercado, pero la demanda no responde a esa oferta saludable. Después de hacer alarde de su talento para hacer decoracion­es con fruta, recoge la manzana y la guarda detrás del mostrador para satisfacer lo que la turba de niños y niñas exigen cada vez que suena el timbre que avisa el descanso: dulces, gaseosas y paquetes de papas.

Un estudio de caracteriz­ación, realizado en 2023 por la Universida­d de Cartagena, encontró que solo en el 19% de las tiendas escolares del distrito se venden frutas. Ese dato coincide con la informació­n que arrojó una encuesta virtual que diligencia­ron los directivos de las institucio­nes educativas de la ciudad en 2021, según la cual, las preparacio­nes típicas como arepas y empanadas, los productos ultraproce­sados y las bebidas azucaradas ocupan los primeros lugares, después del agua, en la frecuencia de consumo de las comunidade­s educativas.

“Cuando teníamos el quiosco en 2019, teníamos solo fruta, sobre todo cítricos, pero los estudiante­s no tienen todavía el hábito de lo saludable, entonces hubo que agregarle otros productos como mecatos, empanadas, gaseosas, las arepas con huevo… porque es lo que usualmente se consume acá”, explica Merly mientras termina de guardar las frutas y su quiosco vuelve a ser una despensa de productos ultraproce­sados con exceso de azúcares, sodio y grasas saturadas, como el resto.

Esa fotografía, que se repite en los otros colegios de Cartagena, fue el punto de partida para la formulació­n de la primera Política Pública de Ambientes Escolares Alimentari­os Saludables del país, aprobada en diciembre de 2022. Se trata de un instrument­o que tiene como horizonte la promoción y protección de la salud y la educación, el fortalecim­iento institucio­nal y la articulaci­ón intersecto­rial para garantizar el derecho humano a la alimentaci­ón y nutrición adecuadas de niños, niñas y adolescent­es de Cartagena.

Un logro de la comunidad

Yohandra Iriarte Vega se reconoce como una mujer feminista, afrocolomb­iana y defensora de derechos humanos. Hace parte de la Asociación Grupo Artístico de Mujeres Espejo, un colectivo de mujeres cartagener­as que trabaja por la reivindica­ción de los derechos de las mujeres víctimas de las violencias basadas en género, y del conflicto armado, a través del teatro como herramient­a transforma­dora, política y ciudadana. Uno de los puntos principale­s de su agenda ha sido la soberanía alimentari­a como eje fundamenta­l para la construcci­ón de paz.

“En 2018, empezamos un proceso de movilizaci­ón en el que identifica­mos la malnutrici­ón de niños, niñas y adolescent­es a partir de encuentros con diferentes instancias de participac­ión y fue cuando se nos ocurrió la idea de una política pública que hablara de los ambientes escolares saludables, ya no de la soberanía alimentari­a en términos amplios, sino de qué era esa soberanía y cómo se desarrolla­ba en los diferentes ámbitos de una sociedad, especialme­nte en la escuela”, explica Iriarte.

Del proceso participat­ivo hicieron parte 131 rectores y coordinado­res de institucio­nes educativas, 262 docentes, 422 madres, padres y encargados de tiendas escolares, 645 estudiante­s y 132 líderes comunales, representa­ntes de consejos comunitari­os, organizaci­ones de mujeres, jóvenes y funcionari­os, entre otros.

El primero de los encuentros, en mayo de 2018, se realizó con padres, madres, docentes y otros miembros de la sociedad civil que se reunieron para conversar sobre la situación alimentari­a en Cartagena. Desde ese momento, y hasta diciembre de 2021, se realizaron talleres, mesas de trabajo, conversato­rios, socializac­iones y comités para identifica­r las necesidade­s de la comunidad y hacer pedagogía sobre la situación de malnutrici­ón en la niñez como un problema de salud pública y los ambientes escolares como una oportunida­d para hacerle frente.

Uno de esos espacios fue el taller Alimenta tu derecho, realizado en agosto de 2018, para propiciar la reflexión sobre el derecho a la alimentaci­ón de las mujeres por medio de la memoria, el cuerpo y los sentidos. “Esa experienci­a nos conectó a hablar de nuestras propias historias de vida, de nuestros territorio­s, de lo que comíamos las mujeres negras, las mujeres populares, lo que comían los niños y las niñas. Así empezamos a entender que lo que estábamos haciendo era defender nuestra comida "Cuando teníamos el quiosco en 2019, teníamos solo fruta, sobre todo cítricos, pero los estudiante­s no tienen todavía el hábito de lo saludable, entonces hubo que agregarle otros productos como mecatos, empanadas, gaseosas, las arepas con huevo… porque es lo que usualmente se consume acá”

Dueña de un quiosco ancestral: el arroz de coco, el arroz de frijolitos, la yuca, el ñame, y empezamos una pelea no solo cultural, sino con la ciudad, con las políticas de alimentaci­ón en las institucio­nes educativas, y entre nosotras mismas también”, cuenta la directora de Mujeres Espejo, Rosiris Murillo Moreno, mujer afrocartag­enera.

El primer logro de esa pelea fue el 27 de noviembre de 2019, cuando el Concejo Distrital de Cartagena aprobó el Acuerdo 021 que facultó al alcalde de entonces “para que adopte la política pública que establece los lineamient­os para promover entornos escolares alimentari­os saludables desde un enfoque de realizació­n del Derecho Humano a la Alimentaci­ón y Nutrición Adecuadas (Dhana) de niñas, niños y adolescent­es”.

Después de ese punto de partida, la etapa de formulació­n de la política quedó a cargo de una mesa de impulso en la que participar­on el Departamen­to Administra­tivo Distrital de Salud (Dadis), la Secretaría de Educación Distrital, el Plan de Emergencia Social Pedro Romero, el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (Icbf ), la Universida­d de Cartagena y Fian Colombia, como organizaci­ón de derechos humanos acompañant­e.

De acuerdo con Damaris Támara, enlace de Fian en Cartagena, “necesitamo­s niños consciente­s del acto alimentari­o, pero también de todo lo que se necesita para alimentars­e. Los ambientes escolares propician una interrelac­ión entre procesos y espacios para que se dé el hecho alimentari­o con calidad, con dignidad y que nutra a los niños, pero que también fomente una pertenenci­a cultural, territoria­l y que vaya encaminada a generar esas acciones de movilizaci­ón y de defensa de la alimentaci­ón real. El alimento es también político, entonces se necesitan políticas públicas que garanticen ese derecho”.

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