“Escapar de Cuba en balsa me dio otra visión de la vida y los negocios”: Frank García
Superación. Tras salir de Cuba por necesidad, en 1992, desarrolló habilidades que le han hecho ser exitoso en varios negocios Vivencia. Millonarios de Miami le abrieron los ojos para que contara su propia historia
En los últimos años, Frank García se ha convertido en uno de los hispanos más exitosos en el mundo, desarrollando negocios en más de seis países, utilizando un lenguaje claro y sencillo, por lo que se ha ganado el cariño y la admiración de miles de personas. Por eso, en Publimetro hablamos con él en una de sus escalas entre Puerto Rico, Miami y Colombia.
¿Cómo fue esa experiencia de salir de Cuba en balsa?
Uno siempre tiene un sueño. Uno se visualiza desde niño viajando y yo así me visualizaba, viajando, construyendo algo. Como me gustaba ver las revistas estas de los carros del año, de las casas y estar rodeado de tanta pobreza –porque yo soy del campo, del medio del campo–. No teníamos televisión. No teníamos baño. Era una de estas letrinas en la tierra, un hueco en la tierra era el baño. Y siempre uno sueña. El soñar te separa de lo normal. Te separa de la realidad, porque tú estás en el medio de esa escasez, no hay comida, no hay papel sanitario, no hay nada, pero tu mente está soñando.
Me acuerdo que caminaba por el campo, pero me imaginaba que estaba en Nueva York, que estaba en Miami, en las grandes ciudades, desde niño. Los sueños, que pueden llamarse fantasiosos, determinan hacia dónde va tu vida. Lo que sueñas de niño, esa ilusión que tienes dentro, viviendo en el campo, sin conocer nada, en el medio de la nada, te proyecta. Uno empieza a atraer lo que uno siente y lo que uno sueña. Así empezó el sueño de salir de Cuba el 7 de julio de 1992.
¿Cómo fue esa experiencia?
Hicimos una junta directiva con un grupo de personas para decidir qué hacer. Uno de nosotros conocía a un carpintero que podría construir una balsa
GRÁFICO TRAYECTO RECORRIDO improvisada. Resultó ser una especie de bicicleta acuática, demasiado pequeña para todos nosotros. A pesar de eso, tomamos la decisión de partir hacia algún lugar, aunque no teníamos un destino claro ni suficientes provisiones. La decisión fue difícil, sabíamos que podíamos enfrentar peligros, pero la emoción nos impulsó.
Esta experiencia me enseñó que la vida es como un viaje en balsa: a menudo te encuentras perdido, sin saber qué hacer, pero lo importante es tener un objetivo claro y tomar decisiones valientes.
A pesar de las dudas y las excusas, nos lanzamos a la aventura. Aprendí que el éxito no depende de las condiciones, sino de las decisiones que tomamos. A veces, esperamos que todo esté perfecto antes de actuar, pero en realidad, lo importante es dar el primer paso.
¿Cuánto duró la travesía?
Estuvimos 47 horas. Terminamos siendo seis y éramos nueve. O sea que imagínate, el universo fue sacando. Cuando tú tienes una visión clara, un objetivo claro, todo se alinea y la gente que no te va a apoyar en ese objetivo va a salir. Claro, y al final es como una carrera de obstáculos.
Cuando llegó, ¿cuál fue el sentimiento o su visión?
Fue una decisión difícil, ya que estábamos perdidos en el mar, sin tierra a la vista. Nos sentíamos desesperados por la falta de comida, agua y dirección. Remar en la oscuridad del océano nos hacía sentir derrotados, sin importar qué dirección tomáramos. Intentamos hacer señas a los barcos que pasaban, pero ninguno nos vio. Esta experiencia nos enseñó sobre la importancia de perseverar, incluso cuando parece que nadie te ve o te ayuda.
Decidimos continuar remando, a pesar de la falta de visibilidad y la incertidumbre. Finalmente, un barco de la cadena Maersk nos vio y nos rescató, aunque fue un momento de confusión y emoción. Este evento nos mostró que a veces, cuando el éxito está cerca, es necesario tomar medidas para asegurarse de alcanzarlo.
¿Y dónde acaban?
Él llama al guardacosta americano. Y en 47 minutos, llegó a rescatarnos. Estábamos a 47 millas al noreste de cayo Maratón, a 146,5 millas de Cuba. Nunca íbamos a llegar a Estados Unidos. Íbamos a terminar en Carolina del Norte o algo así, porque el rumbo iba como 45 grados noreste. No íbamos a tocar tierra americana.
Por lo que veo, ha sabido muy bien asimilar esta experiencia y llevarla a los negocios. Pero seguir sueños solo por seguir sueños, no sirve para mucho, ¿no?
Creo que la vida es como un viaje en carro hacia Acapulco desde Ciudad de México: no vemos toda la carretera, pero sabemos que nuestro destino está allí. En la vida y en los negocios, dar el primer paso es crucial, y a menudo implica asociarse con quienes ya tienen experiencia en lo que buscamos. A veces, nuestras creencias limitantes nos impiden avanzar, pero necesitamos aprender a fracasar rápido para adquirir experiencia. El éxito requiere velocidad y repetición, por lo que debemos estar dispuestos a cometer errores y aprender de ellos rápidamente.
Es importante estar presentes y conscientes de lo que está sucediendo a nuestro alrededor, tanto en la vida como en los negocios. En mi taller Salga de pobre 90 días, enfatizo la importancia de salir de la pobreza mentalmente antes que financieramente. A menudo estamos distraídos con demasiada información y no estamos conectados con lo que realmente importa. Así como en la balsa, donde estar presente y pendiente era crucial para nuestra supervivencia, en la vida también debemos estar atentos y conscientes para lograr nuestros objetivos.