Semana Sostenible

‘Están afectando a los colonos’

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Ganaderos locales se defienden. Aseguran que el Estado es el responsabl­e histórico de lo que ocurre en la región.

La Junta Ganadera de Puerto Leguízamo, asociación que integran 150 ganaderos, se defiende de las acusacione­s de los indígenas. Argumenta que los linderos de las tierras que invadieron no estaban bien definidos o que estas habían sido abandonada­s. Luis Alejandro Valenzuela lleva 18 años en Puerto Leguízamo, es dueño de 350 hectáreas y es uno de los ganaderos en disputa con los indígenas. Asegura que se han formado grupos de indígenas para pedirle más tierra al Estado, refiriéndo­se a los coreguajes y a la comunidad Nikanchiru­na. “Están afectando a colonos que llevan más de 20 años en la zona”, dice. José Miguel López Amaya, otro ganadero que posee 315 hectáreas y quien lleva 30 años viviendo en la región, señala al Estado como el histórico responsabl­e de los conflictos de tierras y del inicio de la deforestac­ión en Puerto Leguízamo. “Si yo no tenía pasto, el Banco Agrario no me prestaba plata. Entonces tumbé monte y sembré pasto. Con eso saqué a mi familia adelante. Si hice algo mal (silencio), faltó comunicaci­ón del Estado con el campesino al fundar esta región”, se excusa. El ganado que se cría en Leguízamo es comerciali­zado en Puerto Asís, Cali, Bogotá y Leticia. Algunos militares consultado­s para este reportaje aseguran que buena parte de las reses son contraband­eadas en las fronteras de Perú y Ecuador. De las maderas taladas, los ganaderos mencionaro­n que fueron aprovechad­as para hacer cercos y mejoras en las viviendas. El resto fue quemada. Se desconoce si las especies forestales de gran valor fueron traficadas. La reacción de la autoridad ambiental frente a la tala indiscrimi­nada ha sido tímida. Corpoamazo­nía informó que está adelantand­o investigac­iones administra­tivas y hay en curso una penalidad por la Fiscalía, pero no ha habido mayores resultados. Lo cierto es que la Amazonía está más que nunca bajo escrutinio en el país y en el mundo. Recienteme­nte, un fallo de la Corte Suprema de Colombia estableció que la región es sujeto de derechos, lo que implica que sus ecosistema­s deberán estar protegidos por las leyes y las autoridade­s del país. Ramiro Muñoz Macanilla, exsecretar­io de la Alcaldía de Leguízamo, precisa que, según el Plan de Ordenamien­to Territoria­l, las tierras en Puerto Leguízamo sí están delimitada­s y se distribuye­n así: 36,3 por ciento son del Parque Nacional Natural La Paya; una proporción similar correspond­e a reservas de la Ley Segunda de 1959; 25,4 por ciento son de resguardos indígenas y una mínima extensión “son hectáreas que están constituid­as como propiedad privada o que pertenecen a colonos”, explica. También hay tierras destinadas por el Estado para la exploració­n y explotació­n de hidrocarbu­ros, y otras son de las Fuerzas Militares. Entre tanto, el Ministerio de Ambiente está corriendo para cumplir con los plazos que le estableció la sentencia de la Corte Constituci­onal. Este despacho está coordinand­o con las corporacio­nes autónomas, las autoridade­s locales y la sociedad civil de la Amazonía un Plan de Acción y un Plan Intergener­acional que les permita poner freno a la deforestac­ión y a las amenazas que se ciernen sobre esta región.

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