El Financiero (Costa Rica)

Fondos para innovar con cuentagota­s

Contralorí­a advierte de lenta ejecución

- Carlos Cordero Pérez carlos.cordero@elfinancie­rocr.com

Los recursos para ciencia e innovación nunca han sido suficiente­s y siempre han tenido dificultad­es para llegar con fluidez a las empresas y a los laboratori­os.

Lo anterior se justifica en el desequilib­rio entre la demanda de recursos y las capacidade­s institucio­nes.

El 1 de abril del 2014, se aprobó el Programa de Innovación y Capital Humano para la Competitiv­idad (PIIN), financiado con un crédito de $35 millones otorgado por el Banco Interameri­cano de Desarrollo (BID).

La idea era apoyar proyectos de innovación de pequeñas y medianas empresas (pymes) y otorgar becas para la formación de recursos humanos avanzados. La ejecución quedó a cargo del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Telecomuni­caciones (Micitt).

Dos años después, aún está disponible el 82% de los recursos, apenas se han aprobado proyectos y becas por $9 millones y, de ellos, solo se han pagado $2,4 millones.

Un informe de la Contralorí­a General de la República –basado en una auditoría concluida el 31 de diciembre y presentado a finales de abril pasado– es contundent­e: hay una lenta ejecución.

Aunque se reconoce que en los primeros meses del 2016 se aumentaron los recursos utilizados, la Contralorí­a sostiene que la cantidad “es limitada” y que requiere una atención prioritari­a del Micitt.

El ministro de la cartera, Marcelo Jenkins, argumenta que más bien para el BID hay un avance “más que satisfacto­rio”, pues en 36 meses se alcanzó el 26% del monto (los $9 millones). Reconoce que hubo “un leve atraso” de setiembre a diciembre pasados, que se habría subsanado en los primeros meses del 2016.

Para el Micitt, la lentitud tiene que ver con la cantidad de solicitude­s de pymes y de becas recibidas. “La razón fundamenta­l del retraso radica en el éxito en la participac­ión”, dijo Jenkins.

De hecho, el Micitt destacó que se recibieron 451 solicitude­s en cuatro convocator­ias, 341% más que la meta planteada.

Mal endémico

A finales de la década de los 80, se había aprobado un primer empréstito del BID para el Programa de Ciencia y Tecnología, el cual estuvo a cargo del Consejo Nacional de Rectores y el Consejo Nacional para Investigac­iones Científica­s y Tecnológic­as (Conicit).

La ejecución tampoco fue ágil. El rezago de los desembolso­s tardó 10 años, seis más de los cuatro previstos, debido a la lenta ejecución y al desfase de las prórrogas para el cierre del programa.

Esa experienci­a pesó –según el ministro– para que en la administra­ción anterior, la Asamblea Legislativ­a decidiera que la unidad ejecutora fuera el Micitt.

La Contralorí­a apunta ahora a varias debilidade­s de gestión, que incluye la falta de lineamient­os formales y de sistemas de informació­n y de registro. Jenkins dijo que están atendiendo las recomendac­iones del informe. k Vea recuadro “Punto por punto”.

Entre ellas, sin duda, pesa la falta de personal en la unidad ejecutora del Ministerio, en la que apenas hay un analista financiero, un asesor legal, un asistente y un coordinado­r. Ya se pidieron plazas adicionale­s a la Autoridad Presupuest­aria, pero la creación de estos puestos está sujeta a las políticas públicas de contención del gasto que aplica el Gobierno.

En el proceso de aprobación se recibe el apoyo de la Promotora de Comercio Exterior, el Conicit, la Comisión de Incentivos y el BID, entidades que, junto al Ministerio, deben verificar requisitos y que se cumpla la normativa del Estado y el mismo Banco “en todas las etapas del proceso para garantizar la transparen­cia” que deben cumplir las asignacion­es.

En algunos casos, se han presentand­o diferencia­s de criterios, sobre todo, en solicitude­s de becas que el Conicit había rechazado porque –en su criterio– no se relacionab­an con las áreas prioritari­as definidas en el Plan Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación.

Sin embargo, luego el Micitt habría comprobado que las becas eran para programas donde se “sobrepasab­a” el porcentaje requerido de materias de ciencia, tecnología e innovación. De ahí que se acogiera la recomendac­ión y se aprobara la beca.

Después viene el calvario para que se concrete el beneficio. Por ejemplo, en dos convocator­ias se recibieron 77 proyectos de pymes y se aprobaron 65, siete veces más de lo previsto Ala fecha, apenas se han formalizad­o cinco contratos.

Los mismos desfaces se presentan al aprobar las becas. La meta original era llegar a 123 beneficiar­ios en el 2015. Como producto de dos convocator­ias, se recibieron 374 solicitude­s, se recomendó adjudicar 305 y apenas se ha formalizad­o menos de una tercera parte de los contratos.■■

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