“Quien ingresa a la política únicamente con el saber universitario está destinado al fracaso”.
superávit de saberes, sin embargo, en política es tan importante el saber como el saber hacer.
Esto me hizo recordar a un gran politólogo francés que advertía sobre la necesidad de distinguir en el análisis entre las cosas de la lógica y la lógica de las cosas.
La teoría nunca llega a abarcar la singularidad y la dinámica de la realidad, tan solo las aclara un poco. La práctica de la política es más compleja.
Quien hace política debe abandonar lo abstracto (la lógica) y enlodarse con lo concreto (las cosas). Los ideólogos fracasan la mayor parte de las veces o engendran aberraciones.
El descenso
de lo general a lo particular, del gris de la teoría al verde del árbol de la vida (Goethe), requiere del saber hacer. Saber hacer es negociar, ser flexible, buscarle la comba al palo, contentarse con alcanzar lo posible, no estancarse en el maximalismo y el principismo.
Quien ingresa a la política únicamente con el saber universitario está destinado al fracaso, el logro político requiere no solo de objetivos, sino también del cómo lograrlos. Sin el saber hacer, los más bellos e inteligentes análisis y diseños se derrumban ante la fuerza de las cosas.